Mientras las patronales turísticas esperan que el Gobierno de España atienda su reclamación de cerrar temporalmente y de forma escalonada los hoteles y apartamentos ante la restricción de la actividad impuesta por la declaración del estado de alarma a causa de la pandemia de coronavirus, los establecimientos, en especial las cadenas, han empezado a actuar por su cuenta, clausurando algunos complejos y concentrando a la clientela en otros preparando así la inminente entrada del sector en una fase de turismo cero, como la definió ayer el presidente de la Confederación Canaria de Empresarios (CCE), José Agustín Manrique de Lara. El impacto en el sector, en términos de empleo, comienza a dibujarse. "Estimamos que en los próximos días pueden presentarse expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) por más de 100.000 trabajadores", todos ellos en actividades relacionadas con el turismo, afirmó a Televisión Canaria. A esta cifra se suman 50.000 eventuales cuyos contratos no se renovaron.

El turismo canario se prepara para echar la persiana durante un periodo aún por concretar, una situación inédita para la primera industria del Archipiélago. La inminente clausura de hoteles impulsa a los turoperadores a acelerar la repatriación de los turistas que permanecen en Canarias. Es cierto que cada vez hay menos, pero también lo es que, en menor medida y en cantidades cada vez menores, no dejan de llegar visitantes.

El presidente de la patronal hotelera española (Cehat) y también de la tinerfeña (Ashotel), Jorge Marichal, pidió a los turoperadores que "congelen" los vuelos, de manera que estos vengan vacíos y pueda agilizarse la vuelta a sus lugares de origen de los huéspedes. Esta operación de repatriación lleva tres días en funcionamiento y ha de ser necesariamente "ordenada", precisó Marichal, puesto se corre el riesgo de "colapsar" los aeropuertos. Aunque la llegada de turistas no se detiene, "la situación mejora cada minuto", puesto que se produce con menor intensidad, lo que facilita las intenciones del sector de proceder al cierre de los establecimientos.

Iberostar cierra sus hoteles

Las demandas de los empresarios están siendo atendidas por las firmas de la turoperación -que intermedian en casi el 70% de los flujos turísticos hacia el Archipiélago-, que también se han visto urgidas por la decisión de las cadenas hoteleras de poner en marcha los cierres. El Grupo Iberostar anunció ayer que procederá a la clausura temporal de complejos turísticos en España como consecuencia de las crisis desatada por el brote de coronavirus de Wuhan. "El cierre de los hoteles se irá produciendo de forma escalonada, tan pronto los clientes que aún permanezcan en nuestras instalaciones vayan saliendo para regresar a sus lugares de residencia y en coordinación con los operadores turísticos", explicó Iberostar. La medida afectará a todos los establecimientos que la cadena tiene abiertos en España, así como a dos que tiene en Grecia y, "previsiblemente", se extenderá a otros países . El grupo no tiene presentado ningún ERTE en las administraciones, pero puntualiza que, en función de las decisiones que adopten las instituciones, podrá ir tomando otras medidas.

Los primeros complejos en cerrar de forma temporal en Canarias han sido en el Puerto de la Cruz. La cadena Gema informaba hace unos días de que sus hoteles Perla y Diamante entrarán en un periodo de inactividad y que sus clientes se realojarían en el Turquesa Playa.

Meliá también cierra

Meliá Hotels International anunció que cierra 59 de sus establecimientos hasta el 31 de marzo, aunque "sujeto a cambios". En España están afectados 45 hoteles situados en Andalucía (13), Madrid (11), Cataluña (9), Baleares (4), Comunidad Valenciana (3), País Vasco (2) y Zaragoza (3), Mérida y Tenerife. Los 13 restantes están en Italia (5), Alemania (5), China (2), República Checa y Vietnam.

El presidente de la Asociación de Empresarios de Alojamientos Turísticos de las Palmas (AEAT), Tom Smulders, advierte de las dificultades de cerrar "a cal y canto" los establecimientos extrahoteleros, algo que, en cambio, no entraña complejidad en el caso de los hoteles. La entidad propone que se decrete el "cierre de la actividad turística -no de los complejos-, para así salvar el obstáculo que supone, en los edificios de apartamentos, la convivencia del uso turístico y el residencial debido a la "mutación de la normativa". Smulders -también vicepresidente de la patronal hotelera de Las Palmas, FEHT- constata que los planes de cierre "inminente" de algunas cadenas han agilizado los procesos por los que los turistas puedan volver a sus casas. "Los hoteles de la misma cadena o entre los que existen relaciones amistosas" están uniendo fuerzas para poder proceder a los cierres, al tiempo que todos se esmeran -afirma- para garantizar "una repatriación coordinada, respetuosa y disciplinada" de sus huéspedes.

Para amortiguar el inevitable impacto sobre el empleo, los sindicatos buscan acuerdos con las empresas. Sindicalistas de Base (SB), mayoritario en la provincia occidental, cerró ayer un pacto con Spring Hoteles para que los eventuales obtengan una indemnización mayor de 20 días y para que el resto de la plantilla se beneficie de un ERTE que incluye un complemento al paro, mediante anticipos, que permiten mantener el 100% de la prestación por desempleo, informó su secretario general, Manuel Fitas. Las negociaciones continuaban ayer con H10 y lo harán estos días con Princess y Bahía Príncipe.

Entre tanto, la atención a los clientes continúa. No obstante, las diferentes interpretaciones del real decreto ley que regula el estado de alarma han supuesto, en función de las zonas, mayores o menores restricciones en el acceso a los servicios e instalaciones. Así, Ashotel ha dado indicaciones a las empresas asociadas para que informen a sus clientes de que, aunque ese fuera el motivo que los ha traído a Canarias, ya no están de vacaciones. Por ello, no se les permite el uso de las piscinas o solo pueden ir a los restaurantes y bares del hotel a la hora fijada para las comidas. En cambio, en Las Palmas se ha entendido que el uso del solárium está autorizado, si bien los responsables de los complejos han establecido distancias de seguridad entre los huéspedes y reducido a la mitad el número de hamacas.

La profesionalidad del sector impera en este inusual trance, pero ello no impide que la situación genere desconcierto en el personal y los directivos de hoteles y apartamentos. El director de un establecimiento del sur de Gran Canaria mostraba ayer su extrañeza por una situación en la que los clientes no tienen aún forma de marcharse y los hoteles no pueden dejarlos en la calle. La consigna recibida es afrontar la atención a los huéspedes de la mejor manera posible -"como Dios nos dé a entender"-, aunque la conclusión es clara: "Ya deberíamos estar cerrados".