Ni en Canarias ni en ningún otro lugar de España hay riesgo de desabastecimiento, y mucho menos de productos de primera necesidad. Es el primer mensaje que transmiten los importadores y distribuidores de mercancías, con más empeño si cabe desde que muchos irresponsables se dedicaran a vaciar los lineales de los supermercados. Lo que sí está ocurriendo es que las empresas importadoras isleñas están teniendo más trabajo del habitual. Y el origen del problema, como el del brote de Covid-19 (y precisamente por esto), está en China. En los puertos de la República Popular y en los buques que allí permanecen atracados se han amontonado los contenedores en las últimas semanas, con lo que el tráfico de recipientes se ha reducido sobremanera. Así que las navieras y las empresas consignatarias están haciendo encaje de bolillos para dar respuesta a todos los pedidos. Una tarea que se complica en un momento en el que, además, los importadores, al menos los del Archipiélago, han recibido la recomendación de aprovisionarse de productos de determinados países (como Italia, por ejemplo) en mayor cantidad de lo previsto, por si el comercio se frenara.

Hay que insistir, eso sí, en que los suministros ni están ni estarán en peligro; es más, no lo estarán ni siquiera en el caso extremo de que la crisis sanitaria efectivamente desembocara en la ralentización del tráfico internacional de mercancías. Cosa distinta es que la recomendación de stockarse que han recibido los importadores ( stockarse es, básicamente, traer más cantidad de la habitual o de la que en ese momento demandan los consumidores de un determinado producto) esté resultando difícil de cumplir. En otras palabras: las neveras de las familias y los congeladores de las empresas no se quedarán sin suministros bajo ningún concepto, lo que no quiere decir que los envíos de mortadela o mozzarella italianas, por ejemplo, no pudieran llegar a retrasarse. De momento, las navieras, los buques mercantes, los consignatarios y los importadores aguardan a que los contenedores bloqueados en China vuelvan a entrar en circulación.

"El problema que estamos teniendo ahora es que están escaseando los contenedores", explicó el presidente de la Asociación Canaria de Empresarios Importadores y Distribuidores de Productos de Consumo (Adican), Pedro Peña. "Hay que estar detrás de los consignatarios porque hay un montón de contenedores en China que no han sido devueltos", ahondó el empresario. Así pues, los importadores de la región se ven en la misma situación en que se vería quien fuera a hacer la compra mensual al supermercado o a una gran superficie y tuviera que hacer cola para coger un carrito. Las empresas están así pidiendo dos, tres o cuatro contenedores, por ejemplo, y en muchos casos les están respondiendo que se conformen con uno o con medio. Una escasez de recipientes que el presidente de Adican califica de "importante". "Si el problema no son las mercancías, sino que no tenemos dónde traerlas", insistió Peña, que adelantó que efectivamente han recibido instrucciones para stockarse por si las cosas pasaran a mayores.

"Siempre se puede negociar"

En línea con lo anterior, el representante de la actividad importadora en la Comunidad Autónoma expuso que él mismo está trayendo más mercancías de las que tenía previsto siguiendo las recomendaciones de la patronal y las autoridades. "Siempre se puede negociar con el proveedor", detalló Peña, en cuyo caso importa productos incluso de zonas del norte de Italia, donde el brote de coronavirus mantiene en cuarentena a alrededor de 16 millones de personas. Pues bien, incluso en el castigado país transalpino, el tráfico de mercancías, tanto interior como exterior, sigue funcionando con normalidad, hasta el punto de que los productos made in Italia continúan llegando al Archipiélago sin mayores incidencias. En este sentido, la preocupación entre los importadores y distribuidores de las Islas no está tanto en el momento actual (salvo por el singular tetris al que los está obligando a jugar la falta de contenedores) como en lo que pase cuando la crisis sanitaria quede definitivamente atrás. La incógnita es hasta qué punto lo que está sucediendo cambiará o no los hábitos de consumo.

"Habrá que ver cómo afecta todo esto al consumo interno", enfatizó el dirigente de Adican, que confirmó que, efectivamente, las grandes empresas de distribución están redoblando esfuerzos y pedidos por la insensatez de quienes desvalijan los supermercados. Estos vacían los establecimientos, las empresas reponen sus lineales (y si es necesario hacen más pedidos a los importadores) y el círculo vuelve a comenzar. Un pico de demanda artificial que en nada beneficia a nadie, ni siquiera a los mismos supermercados o tiendas de alimentación, que lo que por un lado venden a los acaparadores, por otro dejan de venderlo al resto de la clientela.

La otra gran preocupación en el sector surge de la incertidumbre sobre cuándo se superará definitivamente la crisis. En concreto sobre cuándo volverán los hoteles y apartamentos de la región a sus niveles habituales de ocupación. No en vano, el volumen de negocio de los importadores y distribuidores depende directamente de la clientela potencial, y esta no solo incluye a la población residente, sino también a la flotante, esto es, los turistas. La facturación caerá sobremanera en los próximos meses conforme lo hagan los pedidos de la hostelería, fundamentalmente. Y la duda no es si el negocio se contraerá o no, sino cuánto lo hará.

Hay que recordar que la dependencia del exterior de la economía canaria es altísima. Las Islas compran más allá de las fronteras nacionales prácticamente de todo, mientras que exportan relativamente poco. La balanza comercial de la Comunidad Autónoma es, por tanto, deficitaria. El saldo negativo asciende a, exactamente, 910 millones de euros, según los datos suministrados por ICEX España Exportación e Inversiones. Las exportaciones sumaron el último ejercicio 2.668 millones, mientras que las importaciones llegaron a 3.578 millones de euros.

Lo que más compra Canarias

Al margen del petróleo, los combustibles y sus productos derivados, de los vehículos y de los insumos industriales, lo que más compra Canarias en el exterior es carne de vaca, lo que supone un gasto de 42,7 millones; quesos (30,7 millones); y tabaco (26,4). En cambio, lo que más se exporta desde el Archipiélago (también al margen de las mercancías suministradas a los buques en los puertos y del petróleo, aceites, gasóleo y fuel) son cigarrillos, por un montante de 44,9 millones de euros; partes o piezas de máquinas o aparatos de sondeo o para perforación, por 47,9 millones; y piezas para aviones o helicópteros (49,1 millones).

La paralización de contenedores en China no está afectando únicamente a Canarias, como es lógico, pero sí afecta especialmente a los territorios donde las mercancías entran casi exclusivamente a través de los puertos, y ahí las Islas sí se ven especialmente perjudicadas. La solución no llegará hasta que los miles de recipientes bloqueados vuelvan a la circulación.