El compromiso con la sostenibilidad del planeta no es cuestión de edad, sino de voluntad. Un claro ejemplo lo personifica Miguel A. Torres, exponente de la cuarta generación de la Familia Torres, un bodeguero convencido, hombre de su tiempo e impulsor del simposio que sobre las oportunidades del autoconsumo fotovoltaico para la hostelería en Canarias se celebró en el Hotel Bahía del Duque (Adeje), en colaboración con la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) y la Asociación Canaria de Energías Renovables (ACER).

Miguel Torres, vinculado afectivamente a las Islas, entiende que el Archipiélago dispone de grandes posibilidades, pero advirtió de las amenazas que asoman en el horizonte para el sector turístico: el fkygskam, traducido literalmente como vergüenza y pánico a volar, por la huella contaminante que producen los aviones, cuenta ya con muchos adeptos especialmente en el norte de Europa, potenciales turistas, "y a Canarias hay que venir volando", subrayó.

A propósito, se lamentó de los 7 millones de toneladas de petróleo que se consumen anualmente en Canarias, por lo que representa en cuanto a impacto medioambiental y coste económico, de forma que el 90% de la energía proviene de los combustibles fósiles.

La solución pasa por dejar de consumir este tipo de recursos, "el turismo lo va a reconocer", decía, porque el perfil del nuevo cliente, y señaló a Greta Thunberg como modelo de las nuevas generaciones, va a demandar destinos que pongan en valor las energías renovables. En este sentido puso el ejemplo de Gorona del Viento, en la isla de El Hierro, que fue premio Torres&Earth, por aspirar a la autosuficiencia energética.

Democratización energética

El consejero insular de Desarrollo Sostenible y Lucha contra el Cambio Climático, Javier Rodríguez, inauguró estas jornadas señalando que el objetivo que se propone el Cabildo, más allá de utopías, no es otro que alcanzar el autoconsumo, destacando que el tejido empresarial isleño debe ser sensible al cambio climático.

"Queda mucho por hacer", sentenció, y recordaba el cero energético que sufrió recientemente la Isla, consecuencia de que "nuestro mix energético pivota sobre una sola fuente: los combustibles fósiles", razón por la que reivindicó la democratización energética. También desveló que el Consejo Insular de Aguas es un "gran consumidor de electricidad", con una factura que alcanza la nada despreciable cifra de 14 millones de euros anuales, y se comprometió a no perder la perspectiva del autoconsumo, así como la implementación de las energías renovables, "por una cuestión ética, pero también de rentabilidad".

José Donoso, director general de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), asociación que aúna a más de 400 empresas, elogió el compromiso infatigable de la familia Torres con el sector vitivinícola y el autoconsumo, un comportamiento que demandó también al sector hotelero "en un momento inmejorable para que muestre una responsabilidad que es necesaria: los vientos están cambiando", dijo.

Donoso ponderó las ventajas comerciales y económicas de la fotovoltaica, "la más barata", aseguró, y más ahora que "el sol brilla", en referencia a la derogación del impuesto que lastró esta alternativa. Como respuesta, la promulgación del RD 15/2018, "una regulación para el autoconsumo simple, sencilla y que ha eliminado barreras", blindada además ante cualquier cambio de gobierno, lo que representa una garantía para la inversión. Y concluyó: "En la lucha por el cambio climático, la batalla se gana si administraciones, empresas y ciudadanos introducimos en nuestro día a día la variable de la sostenibilidad".

Carlos Montoya, miembro del Instituto para el Ahorro y la Diversificación de la Energía (IDAE), expuso una guía para el autoconsumo fotovoltaico, apoyada en un marco regulatorio favorable como es el actual, destacando que es "motivador encontrar empresas como Torres que transmiten tanto entusiasmo".

Definió el autoconsumo como "un pilar fundamental" y destacó las posibilidades que ofrece el mecanismo de compensación de saldos y excedentes.

Reducir la huella de carbono

Josep María Ribas, director de Cambio Climático de Familia Torres, intervino para explicar que se han trazado un objetivo irrenunciable: reducir un 55% de las emisiones en el periodo entre 2008 a 2030 y, según sus palabras, "vamos por el buen camino".

Se detuvo a constatar anomalías térmicas, como que cada año sea más caluroso que el anterior; el efecto invernadero o el desequilibrio de los fenómenos meteorológicos, y se preguntó cómo afectaría la desviación de los alisios, largos periodos de sequía o lluvias torrenciales a un sector capital para las Islas como el turismo.

El compromiso de Torres se orienta a reducir la huella hídrica y la energética, además de aplicar gestión de residuos: minimizar la huella de carbono. Eso pasa por disminuir las emisiones en bodega, las derivadas del consumo eléctrico y la resultante de la cadena de suministro y distribución.

El ingeniero afirmó que hay un cambio en los patrones de consumo que el cliente nórdico tiene asumido, pero no aún el local, de ahí que hayan incorporado información en sus contraetiquetas.