Solo en el último trimestre de este año podría entrar en vigor de manera total y definitiva la nueva factura de la luz, que permitirá a las familiar ahorrar centrando su consumo en los tramos horarios más baratos. La intención del Gobierno central era tener todo dispuesto en el primer día de este año, pero aún quedan por perfilar importantes asuntos. Por ejemplo, la ley que regirá la relación entre la empresa distribuidora y la comercializadora. Cuando el marco normativo esté a punto, las eléctricas tendrán aún un plazo de seis meses para la implementación tecnológica de los cambios.

No existe aún un texto legal que articule cómo intercambiarán la información la empresa que lleva la luz hasta la calle en la que se encuentra un inmueble y la que lo hace hasta el interior de este. La cuestión no es baladí, ya que es necesario articular una fórmula que no contravenga la Ley de Protección de Datos. Cuando el legislativo dé luz verde, será necesario otorgar un plazo de medio año a las empresas energéticas. En ese tiempo tendrán que adecuarse a la nueva situación. Por ejemplo, para volver a programar los contadores con el fin de contemplar las tarifas diurna y nocturna para la potencia.

Esa discriminación es una de las novedades que presenta la iniciativa del Ejecutivo estatal. De esa manera, los consumidores podrán contar con los megavatios suficientes como para evitar un indeseado corte de fluido en el domicilio cuando más electrodomésticos estén utilizando y, por el contrario, reducirlos al mínimo cuando, por la noche, no los necesitan. El espíritu de estos cambios es dejar en manos de los particulares la organización de su consumo con el objetivo de facilitarles alcanzar el máximo ahorro. Para ello, se han fijado esos tramos horarios e, incluso, por temporadas que se aplicarán de manera automática a todos aquellos clientes que se enmarcan en el mercado regulado, es decir, quienes abonan el Precio Voluntario al Pequeño Consumidor (PVPC).

Atendiendo al último de dichos parámetros, la temporada alta se fija en el Archipiélago para los meses de julio, agosto, septiembre y octubre; la media-alta, para los de noviembre y diciembre; la media, en enero, febrero y marzo, y la baja, en el periodo comprendido entre abril y junio.

En cuanto a las horas, el tramo más barato será el que va de las 0.00 hasta las 8.00 horas, segmento que se ampliará a la totalidad de la jornada en el caso de los fines de semana y los días festivos. El coste intermedio de la energía, un 20% más elevado que el más económico, se situará en tres segmentos horarios: de 8.00 a 10.00 horas, de 15.00 a 18.00 horas y de 22.00 a 24.00. Las más caras, que superan en un 50% a las que resultan más beneficiosas para los consumidores, coincidirán con las de mayor demanda, esto es, de 10.00 a 15.00 horas y de 18.00 a 22.00. Ante la seguridad de que los cambios no iban a poder estar operativos en el plazo deseado, el Gobierno central decidió congelar tanto los costes fijos, que suponen el 40% de la factura total del servicio, como el 20% que pesan los impuestos.

En los últimos días de enero, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia ya aprobó una nueva metodología para calcular los peajes de transporte y distribución de electricidad. Estos parámetros forman parte de la parte fija del recibo de la luz. El trabajo desarrollado por el organismo que vela por los intereses de los consumidores reduce este concepto en un 5,6% de media. Ahora bien, no podrá entrar en vigor hasta que el Gobierno central apruebe la metodología por la que se establecen los cargos.

El año pasado, el Gobierno de Pedro Sánchez decidió devolver por real decreto esta competencia a la CNMC. Los peajes suman unos 7.000 millones de euros, aunque son solo una parte del componente fijo que se refleja en la factura eléctrica. Los cargos para pagar las renovables, cubrir el déficit de tarifa o equilibrar el sobrecoste de los sistema eléctricos extrapeninsulares -Canarias entre otros- superan los 10.500 millones de euros y es el Ejecutivo el que decide sobre ellos.