La recuperación económica que comenzó en 2014-2015 ha permitido que la brecha entre la población ocupada, es decir, quienes tienen trabajo, y la población afiliada, esto es, quienes cuentan con un contrato y cotizan mensualmente a la Seguridad Social, se haya reducido sobremanera. Durante los años más duros de la crisis, la diferencia entre ambos colectivos, que deberían tender a equipararse, creció de forma extraordinaria porque también lo hizo el número de personas obligadas a emplearse en negro.