¿El actual modelo de gobernanza es inadecuado?

El actual modelo de gobernanza es francamente inadecuado, no soporta más el ritmo de los tiempos. Hay que tener en cuenta que viene de la ley de reforma universitaria de 1983. En ese momento se reaccionó al sistema vigente que venía de 1970. Se entendió entonces que la autonomía universitaria solo quedaba garantizada si había autogobierno universitario y eso hay que enmarcarlo dentro de lo que era España en 1983. Se instauró un sistema donde la propia comunidad universitaria se autogestiona de manera que, por ejemplo, el rector se elige por votación entre quienes trabajan y estudian en la universidad. España es el único país del mundo que mantiene ese sistema de gestión de gobierno. Y lo principal no es ya la elección del rector. Lo principal es que en el actual sistema, el rector no tiene capacidad de gestionar, de sacar todo el partido que se le puede sacar al inmenso talento que atesoran las universidades.

¿Por qué?

Porque el sistema de gestión de gobierno de las universidades va de abajo hacia arriba, basa mucho la gestión en el consenso, que evidentemente tiene sus ventajas, pero que ralentiza mucho la capacidad de toma de decisiones. Necesitamos homologarnos a las universidades europeas que van a sistemas menos funcionariales, más flexibles, con más capacidad de gestión y operativa, con órganos unipersonales y ejecutivos más reducidos, con más capacidad de decisión y con un poder que va de arriba hacia abajo.

¿Por qué considera que es mejor un rector elegido por un Consejo y que no sea miembro de la universidad?

Lo que no tendría sentido en el siglo XXI, en la era de la globalización, es que el rector solo pueda provenir de la propia universidad. Y lo que no tiene sentido tampoco es que ese rector se elija por votación corporativa de quienes trabajen o estudien en la universidad. Eso genera una serie de conflictos de interés absolutamente inevitables y a la vez innecesarios que compromete la gestión del talento al servicio público de la universidad, que es lo realmente decisivo.

¿Cuál es el modelo que prima en Europa?

Órganos de gestión de gobierno únicos con una composición diversa: parte procedente del ámbito social y parte procedente de la propia universidad, con un presidente de la parte social que designa a un rector por concurso de méritos que no necesariamente tiene que provenir de la propia universidad. Eso hace que de alguna manera ese rector pueda entrar en la universidad por meritocracia. Lo que demuestran los sistemas de gestión más modernos y sin las limitaciones de origen que tiene la gestión universitaria es que cuando se gestiona con criterios de economía de mercado, sin perjuicio del interés público subyacente que hay, la ciencia y la investigación son muy rentables y generan un retorno muy importante.