La reforma laboral que aprobó el Partido Popular en 2012 mejoró el empleo y la igualdad de renta sin afectar de forma "significativa" a la tasa de riesgo de pobreza, según se desprende de un estudio realizado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicado ayer. "El crecimiento del empleo fue sustancialmente más elevado tras la reforma laboral de 2012 que el aumento estimado si la reforma no hubiera sido implementada", asegura el documento, elaborado por los académicos del FMI Ara Stepanyan y Jorge Salas. Sin embargo, esta investigación tiene una cara y una cruz: la medida habría contribuido a precarizar el empleo, al haber una reducción de horas trabajadas y a un aumento del trabajo a tiempo parcial involuntario.

En este contexto, el documento del organismo radicado en Washington expone que los cambios en el mercado de trabajo provocaron un descenso de las horas medias trabajadas, así como un incremento de trabajadores con contratos a tiempo parcial pero querían estar a tiempo completo. "La mayor flexibilidad de los contratos a tiempo parcial, que fue apoyada por las reformas, pudo haber incentivado a los empresarios a ofrecer más trabajos a tiempo parcial pese al deseo de los empleados de trabajar más horas. Además, el cambio estructural de la economía desde la construcción hacia los servicios también pudo haber contribuido a que se trabajaran menos horas", indica el estudio. Antes de la crisis, el empleo en el sector de la construcción tenía un gran peso en el mercado laboral y esta es una actividad que reclama jornadas completas pero el sector servicios se dirige a actividades más propensas a las medias jornadas. Debido a esta transición hacia la temporalidad, el FMI afirma que la reforma laboral de 2012 provocó un aumento de la tasa de trabajadores pobres.

Sobre los jóvenes, el informe destaca que los cambios laborales introducidos por el PP fueron beneficiosos para la tasa de paro entre los jóvenes en comparación con la situación si no se hubiera producido la reforma. Otra variable analizada por el FMI es la relación de ingresos entre el 20% de la población con mayores ingresos y el 20% de la población con menores. De acuerdo a los resultados, la reforma de 2012 no provocó "ningún impacto significativo" en este indicador y, por tanto, sugiere que el aumento de la desigualdad ha sido muy bajo, si es que se ha producido. El estudio señala un aumento de las familias en las que, pese a que al menos uno de sus miembros tiene trabajo, están en riesgo de caer por debajo del umbral de la pobreza. La razón, según el Fondo, no es tanto la reforma de trabajo como las deficiencias del Estado de Bienestar español, que fueron analizadas en otro informe del organismo hace dos semanas. Por tanto, del estudio del Fondo Monetario Internacional se deduce que los problemas del mercado laboral español no se deben a la reforma, sino que están vinculados a la baja productividad, la fragmentación del mercado interno debido a las autonomías y la ineficiencia de las ayudas públicas a los segmentos de población con rentas más bajas.