Reconoció abiertamente que su truco es alargarse en las respuestas para dejar sin tiempo al entrevistador y evitar así posibles preguntas incómodas. Pero no es lo único en que Cristóbal Montoro se muestra hábil. También sabe ganarse al respetable, y lo que es más difícil, hacerlo sin que parezca impostado. "Canarias es el orgullo de España y de Europa", deslizó hacia el final de la conferencia. Lo hizo con la misma naturalidad con que destacó los logros de un país que no reconoce en los discursos de los actuales protagonistas de la política.

Un sistema sanitario que es referente para medio mundo, unas pensiones públicas sin igual en los países del entorno y una reconciliación civil por la que nadie apostaba fuera de las fronteras nacionales -e incluso dentro- casan mal con la imagen que en ocasiones se da de España. Y aun peor con la realidad, así que "déjense de historias, que este es un país de éxito", subrayó el exministro de Hacienda, doblemente exministro de Hacienda -lo fue con Aznar y con Rajoy-, a modo de consejo a quienes han sucedido a los de su generación en la política y las instituciones.

Arropado por la cúpula del PP en las Islas -asistieron a la conferencia Australia Navarro, Jorge Rodríguez, Manuel Domínguez y Pedro Suárez, entre otros-, Montoro hizo durante su charla en el marco de los JH Talks una encendida defensa de las cualidades políticas del centro y de la moderación. "La fuerza del centro", recordó, fue el lema de los populares allá en el año 2000, lo que no suponía novedad alguna, dijo, porque ni él ni el PP se habían movido nunca de ese espacio político. "Yo entré en un partido de centro", subrayó el exministro, que dejó en el aire si aquel partido al que en su día se incorporó efectivamente sigue estando en el centro. En todo caso, Montoro no se ha desplazado ni un ápice, lo que le permite cierta equidistancia a derecha e izquierda y le da la oportunidad de valorar en su justa medida tanto lo conseguido "entre todos", para entre todos cuidarlo, como lo que es posible conseguir. Y aquí dejó otro consejo sin en ningún momento reconocer que realmente se trataba de un consejo. Frente a la minusvaloración de lo logrado y la ambición desmedida, cuando no directamente mentirosa, de muchos recién llegados, Montoro recordó que "el mundo lo vamos a cambiar, pero no vamos a descubrirlo". Un recordatorio de lo finito de la acción política y de los modestos que pueden ser sus resultados frente a las promesas. Tal vez por eso lo mejor sea que si tienes un objetivo, "no te distraigas".

El hombre que sigue gobernando España -suyos son los presupuestos generales del Estado que aún rigen el país- también recordó que ha sido el ministro de Hacienda con los dos presidentes de derecha que ha habido hasta ahora. Lo sacó a colación para apelar "a la izquierda" y ponerla y ponerse frente al espejo: "He sido yo el ministro de Hacienda con los dos presidentes de derecha, piensen entonces qué derecha tenemos".