La actividad pesquera artesanal en el Puerto de La Luz es la sombra de lo que algún día llegó a ser. En estos momentos representa una fracción insignificante del total de la actividad en el recinto capitalino: las 78 toneladas de pesca fresca contabilizadas en 2019 solo suponen un 0,003% del total del tráfico portuario en el principal puerto de Canarias, que fue de casi 23 millones de toneladas. Durante los últimos 10 años, coincidiendo con la desaparición de las infraestructuras necesarias para el mantenimiento de la actividad, el sector ha menguado más de un 96%. De acuerdo con los anuarios de la Autoridad Portuaria, el volumen descargado en 2009 fue de 2.249 toneladas -lo que en primera venta supuso algo más de tres millones de euros- y desde entonces las caídas han sido constantes: 1.501 toneladas en 2010 y 656 en 2011. En 2012 fueron 32 toneladas y desde entonces solo en dos ejercicios -2014 y 2015- se superaron las 100. El peor año de esta década fue 2017, cuando tan solo llegaron 24 toneladas de pescado fresco.