La Asociación por una Tasa a las Transacciones Financieras Especulativas de Ayuda al Ciudadano (Attac) cumple 20 años en España y para celebrarlo organiza un acto en la capital grancanaria. ¿Por qué motivo escogen la Isla?

Es el pistoletazo de salida de lo que va a ser una campaña que va a durar todo este año y que recorrerá todos los espacios donde Attac está presente. Habrá actos en Madrid, Barcelona o Valencia. Y en este último estará Ignacio Ramonet, la persona que se animó a crear Attac en 1997. La asociación nace en Francia y luego la hemos ido creando en diversos países. En España finalmente se creó en el 2000. Y el motivo de hacer este acto aquí en Canarias es fundamentalmente la coincidencia con una reunión a nivel internacional este próximo fin de semana y por reforzar la organización en Canarias, que es pequeñita pero muy luchadora.

En esa mesa redonda se analizan las razones del nacimiento de Attac, ¿cuáles son?

Attac se crea para desarmar los mercados financieros que cada vez se están comiendo más espacio de la política. La globalización supone que el capital tiene libertad de movimiento, por lo que es más difícil un control de ese capital. Y es dinero con el que especular, que no cumple con sus obligaciones tributarias y que está desprotegiendo a los estados y a los gobiernos, y está eliminando derechos a la ciudadanía. Vivimos en un primer mundo donde se externalizan los problemas. No solamente se ha externalizado a otros países la producción, creando precariedad en los trabajos, también se ha externalizado la contaminación, la pérdida de derechos, etc. Al final son los mercados los que ponen y quitan gobiernos.

Con el paso del tiempo los objetivos de la organización se han diversificado. Una de las principales preocupaciones ahora es el cambio climático.

Estamos trabajando con el tema ecológico porque los mercados financieros también han atacado a la naturaleza. Vemos cómo se están empleando en la llamada economía verde productos financieros con un planteamiento especulativo. Se ha puesto precio al planeta. Nosotros queremos trabajar para que esa transformación necesaria a nivel ecológico no esté dirigida con un planteamiento de hacer negocio, porque al final sería el mismo perro con distinto collar. Debería ser una transformación que involucre a toda la sociedad y no solo a las élites especuladoras.

La asociación trabaja en acabar con la desigualdad y algunos ya hablan de una nueva crisis económica en el horizonte. ¿Puede esto aumentar los problemas por los que lucha Attac?

La crisis no necesariamente va a traer mucha más desigualdad de la que ya tenemos. Lo que pasa es que va a tener unos cambios en los planteamientos políticos de radicalización y tenemos que estar alerta para que no nos vuelvan a aplicar las mismas recetas. Ya estamos viendo la crisis de la banca en la sombra, que está alertando al Fondo Monetario Internacional y al Banco Central Europeo de los problemas que está habiendo de descapitalización de la propia banca en la sombra porque han entrado en un proceso especulativo. La crisis está ahí, pero se está jugando con unos valores que están fuera de la realidad, se está inflando una burbuja y al nuevo gobierno progresista le va a tocar resolver la crisis que no han generado ellos.

El Gobierno progresista se estrena en España esta semana. ¿Está satisfecha con la noticia?

Estamos satisfechos de que haya Gobierno y de que sea de izquierda. El problema es que vamos a ver cómo sacan adelante todas las cuestiones que han prometido, porque se van a encontrar con muchos árboles cortados en el camino que van a internar frenarlas. Pero en principio hay cosas que nos suenan muy bien.

¿Qué cosas?

El impuesto a las transacciones financieras, que estaba ya en el anterior Gobierno. También la subida de impuestos a las grandes fortunas o la necesidad de un tributo que limite y controle la posibilidad de fuga de las empresas a los paraísos fiscales. Tenemos que ver el proceso de cómo se crean estas cuestiones y cómo las van a sacar adelante, porque un gobierno tiene que sacar las cosas poniéndose de acuerdo con el resto de partidos.

Attac continúa su lucha contra los paraísos fiscales...

Reivindicamos la desaparición de los paraísos fiscales, aunque la situación es complicada. La Unión Europea ahora solamente reconoce a nueve países como paraísos fiscales. Dentro de la UE hay una competencia fiscal brutal y queremos trabajar en eso y nos gustaría que este Gobierno crease normas para evitar el dumping fiscal que se está produciendo en distintas comunidades en España. Están intentando bajar impuestos para competir con otros territorios y eso no beneficia a nadie porque lo venden como que bajan las tasas a las clases medias, pero realmente es a las grandes fortunas y a las grandes empresas.

La asociación trabaja en políticas solidarias para migrantes. En Canarias ahora se habla de una nueva crisis migratoria con la llegada a las costas de cientos de personas. ¿Están implicados con esta cuestión?

En Attac Canarias están muy implicados en esta lucha. Lo estamos viendo desde el planteamiento financiero. Se están desviando fondos de cooperación al desarrollo para utilizarlos, por ejemplo, con el Frontex o para poner en marcha medidas policiales de externalización de fronteras en Marruecos, o incluso en el propio Sahel. Ya hay organizaciones que están trabajando en el tema solidario de apoyo a la migración, y nuestra tarea es trabajar más en las raíces de las injusticias que se están cometiendo sobre todo en los acuerdos comerciales con Marruecos o con Turquía. Se nos debería caer la cara de vergüenza con esta Europa fortaleza que estamos creando y que da la espalda a las necesidades de la gente.

¿Cree que los jóvenes españoles están concienciados con las causas sociales?

Se están implicando en el tema ecológico, y si se implican solo en eso me parece excelente. Es importante que si un joven se acerca a la transformación de la sociedad por cualquier tema, lo haga por aquel que le despierte más ilusión. Y son bienvenidos. Encontrarán la evolución para ir comprendiendo que todo está vinculado con un conflicto político general y un conflicto económico, que es la apropiación de unos derechos por parte de una élite.