La economía española creció un 0,4% en el tercer trimestre, lo mismo que en el trimestre precedente, con lo que sigue avanzando a su menor ritmo en tres años, según ha confirmado la Contabilidad Nacional publicada este lunes por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

En términos interanuales, el PIB creció un 1,9% en el tercer trimestre, una décima menos que en el segundo trimestre y también de lo avanzado por Estadística, que había estimado un crecimiento del 2%.

Esta tasa del 1,9% es dos décimas inferior al crecimiento previsto por el Gobierno para 2019 en el Plan Presupuestario remitido a Bruselas (2,1%) y una décima inferior a las proyecciones del Banco de España (2%). Sí coincide con la estimación realizada por Bruselas para este año.

Según el INE, la demanda nacional contribuyó con 1,8 puntos al crecimiento en el tercer trimestre, seis décimas más que en el trimestre anterior, mientras que la demanda externa aportó 0,1 puntos, siete décimas menos.

Con los datos del tercer trimestre, la economía española acumula 23 trimestres consecutivos de tasas interanuales positivas, mientras que con el avance trimestral del 0,4% se acumulan 24 trimestres consecutivos de alzas.

Entre julio y septiembre, mejoraron tanto el consumo como la inversión, en tanto que empeoró el comportamiento de las exportaciones. En concreto, el gasto en consumo final se incrementó un 0,8%, seis décimas más que en el segundo trimestre, con un avance del 0,8% en el caso del consumo de los hogares, frente al crecimiento del 0,1% que experimentó este indicador en el segundo trimestre.

El gasto público también se aceleró en el tercer trimestre tras aumentar un 0,6%, dos décimas más que en el segundo trimestre, mientras que el gasto en consumo de las instituciones sin fines de lucro creció un 1,6%, cifra cuatro décimas superior a la del trimestre anterior.

Por su parte, la formación bruta de capital fijo (inversión) se incrementó un 1,7% en el tercer trimestre, frente al retroceso del 0,2% experimentado en el segundo trimestre.

La inversión en vivienda entró en negativo y retrocedió un 0,3% en el trimestre, mientras que la inversión en maquinaria, bienes de equipo y sistemas de armamento se disparó un 4,8%, en contraste con el descenso del 1,1% del segundo trimestre.

Entre julio y septiembre, las exportaciones se estancaron, frente al avance del 1,5% del segundo trimestre, en tanto que las importaciones aceleraron siete décimas su ritmo de crecimiento, hasta el 1,8%.

Demanda interna

En valores interanuales, la economía española desaceleró una décima su crecimiento, hasta el 1,9%, una décima menos de lo que había anticipado el INE a finales de octubre. Este crecimiento se basó casi exclusivamente en la demanda interna, que aportó 1,8 puntos, frente a un sector exterior que sólo contribuyó con una décima al avance interanual del PIB.

El PIB a precios corrientes aumentó un 3,5% en tasa interanual, una décima menos que entre abril y junio. Con ello, el deflactor implícito de la economía avanzó un 1,6%, tasa similar a la del trimestre anterior.

Los dos principales componentes de la demanda nacional (consumo e inversión) mostraron en el tercer trimestre tasas positivas interanuales y superiores a las del trimestre anterior. Así, el consumo aumentó un 1,6%, cinco décimas más que en el segundo trimestre, mientras que la inversión aceleró su avance anual hasta el 2,4%, desde el 0,9% anterior.

Dentro de la partida del consumo, el de los hogares mejoró seis décimas su crecimiento anual, hasta el 1,6%, mientras que el de las instituciones sin fines de lucro se aceleró 1,3 puntos, hasta el 2,7%. Por su parte, el crecimiento del gasto público se mantuvo en el 2,2%.

La inversión registró un crecimiento interanual del 2,4% tras dispararse la inversión en maquinaria, bienes de equipo y sistemas de armamento un 3,9% (-1,8% en el trimestre anterior) y desacelerarse la inversión en vivienda hasta el 0,9%, frente al 2,1% del trimestre anterior.

Exportaciones

En el tercer trimestre del año, las exportaciones ampliaron su crecimiento interanual 1,3 puntos, hasta el 3,3%, mientras que las importaciones avanzaron un 3,1%, tras tres trimestres mostrando tasas interanuales negativas.

Desde la óptica de la oferta, la industria y la agricultura presentaron en el tercer trimestre un mejor comportamiento interanual que en el trimestre anterior. Así, el valor añadido bruto de la industria creció un 1,2%, el doble que en el trimestre anterior, mientras que la agricultura regresó a tasas positivas y avanzó un 0,1% (-4,5% en el trimestre anterior).

Por contra, la construcción moderó su tasa de crecimiento interanual hasta el 2,4%, desde el 4,2% del segundo trimestre, en tanto que los servicios desaceleraron cinco décimas su avance interanual, hasta el 2,2%.

Empleo

En cuanto al empleo, el INE asegura que esta variable, medida en términos de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, creció entre julio y septiembre un 0,1% respecto al trimestre anterior, cuatro décimas menos que en el trimestre anterior.

En tasa interanual, el empleo registró un avance del 1,8%, siete décimas menos que en el trimestre anterior, lo que supone la creación neta aproximada de 332.000 empleos equivalentes a tiempo completo en un año. Esta tasa de crecimiento interanual es la más baja desde el tercer trimestre de 2014.

Entre julio y septiembre, la ocupación en los sectores de construcción y servicios moderó su crecimiento interanual al 2,2% y al 1,9%, respectivamente, mientras que el empleo en la industria aceleró su avance 1,2 puntos, hasta el 2,6%. Por contra, la agricultura destruyó empleo por tercer trimestre consecutivo y a mayor intensidad que en el segundo trimestre, con un retroceso interanual del 1,7%.

Remuneración

El empleo asalariado, por su parte, creció un 2,3% interanual entre julio y septiembre, cuatro décimas menos que en el trimestre anterior. La productividad por puesto de trabajo equivalente a tiempo completo no experimentó variación. Por su lado, la productividad por hora efectivamente trabajada se incrementó un 1%, cuatro décimas más que en el trimestre anterior.

En este contexto, la remuneración de los asalariados pasó de crecer un 5% a aumentar un 4,5% como consecuencia del mayor número de asalariados y del mantenimiento de la remuneración media por asalariado en el 2,2%.

Así, el crecimiento del coste laboral por unidad de producto (CLU) se situó en el 2,1%, cinco décimas por encima de la variación experimentada por el deflactor implícito de la economía (1,6%).