El peso de Canarias en el producto interior bruto (PIB) español se redujo en 2018 por vez primera en tres años. Solo cinco milésimas separaron a las Islas de mantener su aportación del ejercicio anterior, según el avance publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) del valor de la economía nacional y las autonómicas.

El Archipiélago pasó de suponer el 3,808% de la riqueza anual generada por España en 2017 a situarse en el 3,803% el pasado ejercicio. Así lo exponen los datos preliminares que el INE deberá ratificar. La levísima caída rompe la serie de crecimientos iniciada en 2016 -3,771% frente al 3,764% de 2015- y mantenida en 2017.

No obstante, las cifras están muy lejos de las alcanzadas en los cinco primeros años del milenio, cuando el valor de economía de las Islas supuso el 4% del total de España. También alejadas del 3,851% que logró en 2007, justo a las puertas de la crisis económica.

Teniendo en cuenta que prácticamente el 35% del PIB del Archipiélago lo nutre el turismo, es del todo lógico concluir que esta actividad es la que más aporta a la economía del país.

Es el enfriamiento del negocio alojativo el factor que mejor explica la mínima pérdida de pujanza de Canarias en el contexto económico estatal. Desde el tramo final de 2017, los destinos competidores comenzaron a restar visitantes al Archipiélago, situación que se consolidó el pasado año.

El turismo continúa gozando de una salud excelente, pero ya no tiene el horizonte tan despejado como antes de que Turquía, Egipto o Túnez retornaran al tablero de la oferta. Desde entonces, los hoteleros deben afinar precios y servicios para limitar la erosión que padece la rentabilidad.

A partir de los años 60, el despegue de la actividad turística propició el aumento del tamaño de la presencia de las Islas en el contexto económico nacional. Antes de eso, las actividades portuaria y agrícola eran las únicas que permitían al Archipiélago asomarse al PIB nacional.

La última de ellas, además, solo a partir de la liberalización que siguió a la autarquía impuesta por el dictador Francisco Franco y toda vez que quedaron superados los problemas de bloqueo que generó la Segunda Guerra Mundial al transporte marítimo. Mientras se mantuvo el conflicto bélico, el Archipiélago tuvo que suspender las relaciones comerciales que mantenía con Europa, y la totalidad de su producción hortofrutícola tuvo por destino la Península.

Eso motivó una pérdida de renta de los ciudadanos agravada por serios problemas de desabastecimiento, tanto de alimentos como de combustible. Esto último impedía atender la demanda de la escasa industria existente.

Volviendo a lo ocurrido el año pasado, la pérdida de presencia en el PIB español no se tradujo, sin embargo, en un retroceso de la economía canaria. Produjo bienes y servicios por 42.013,7 millones de euros en 2016, 44.251 millones en 2017 y 45.719,5 millones el pasado año.