El buen momento que vive el turismo en Canarias, pese al descenso de las cifras en los dos últimos años, ha repercutido favorablemente en el sector de los guías. La actividad se ha diversificado y especializado a medida que lo ha hecho el propio visitante, pero algunos de sus problemas tradicionales persisten. Uno de ellos es el intrusismo, "una batalla que nunca se ha terminado de ganar", advierte el presidente de la Asociación Profesional de Guías de Turismo de Gran Canaria, Carlos Ortega.

La competencia desleal procede de diversos frentes, denuncia el colectivo: taxis, excursiones anormalmente baratas pensadas para vender productos al cliente o lo que el homólogo tinerfeño de Ortega, Rolf Fuchs, denomina "intrusismo institucional", el que practican algunos ayuntamientos que forman sus propios grupos de turistas. En cuanto a los taxis, el presidente de la Asociación de Guías Profesionales de Tenerife recuerda que la ley establece que cualquier recorrido turístico tiene que contar con la presencia de un guía habilitado, "y eso no se cumple", advierte.

Los guías lamentan también la proliferación de free tours -conducidos por personas que "usurpan la labor de un profesional- y de lo que Ortega llama "excursiones de mantas y calderos". En estas últimas, el turista abona apenas ocho o diez euros, a cambio de los cuales lo trasladan por la isla y le dan de desayunar y almorzar, para luego venderles "mantas térmicas y baterías de calderos que cuestan cuatro o cinco veces más que en sus países de origen". "Estas prácticas dejan un sabor de boca terrible al visitante, debilitan la imagen del destino y la industria turística y suponen una forma de evadir impuestos", señala el presidente de los guías profesionales de Gran Canaria.

El número de guías habilitados en el Archipiélago asciende a 4.407, aunque solo 802 declaran estar ejerciendo la actividad. De estos, 552 tienen acreditado el dominio de al menos un idioma. Al colectivo se sumará en los próximos meses una cifra aún por determinar de nuevos profesionales, puesto que la Consejería de Turismo ha convocado las pruebas para obtener la acreditación. En 2018 se habilitaron 40 personas, mientras que en 2019 lo hicieron 30.

El colectivo de guías de turismo ha tenido que adaptarse a los cambios que ha experimentado el perfil de visitantes. "Antes se maravillaban de que brillara el sol y de la playa y ahora vienen cada uno con su concepto. La tendencia es a una atención más individualizada", explica Fuchs. "Hoy vienen con las guías de viaje en la mochila. Prácticamente te examinan", apunta Ortega para dar una idea de la creciente exigencia de los turistas que vienen a las Islas.

El presidente de los guías tinerfeños detecta falta de guías formados en determinados idiomas, sobre todo los del este de Europa y el chino, en tanto que su compañero grancanario ve cubierto este campo y acusa a "ciertas agencias de viajes y proveedores de servicios" de usar esas supuestas carencias como excusa para no contratar guías oficiales.

Lo que une a estos profesionales es su amor por la tierra en la que viven y su vocación por transmitirlo. El alemán Fuchs lleva 30 años en Tenerife. "La isla es mi casa", afirma. El guía debe ser, para Ortega, un "embajador de excelencia" de Canarias, una condición que, a su juicio, garantizan las pruebas que los habilitan.