La renta bruta de las familias españolas se situó al cierre de 2016 en una mediana de 25.600 euros anuales, todavía ligeramente por debajo de los 25.800 euros de final de 2010, aunque se recupera un 9,7 % respecto a los 23.300 euros de 2013.

La Encuesta Financiera de las Familias de 2017, que elabora el Banco de España cada tres años, refleja que los más castigados son los jóvenes, que no han notado la recuperación porque están todavía un 43 % por debajo de la riqueza de 2014 y, en términos de renta, un 76,7 % por debajo de 2010.

La encuesta usa datos de 2017 y los compara con los de 2014 y 2011, pero en renta los datos corresponden a los ejercicios anteriores. Se usa la mediana (que desprecia los valores extremos) porque es más representativa que la media, muy distorsionada por los valores más altos.

Constata una caída de la riqueza neta de las familias (valor total de los activos menos las deudas) desde el arranque de la crisis, aunque se ven también los efectos de la recuperación que se inicia a finales de 2013, pero no así entre los hogares más jóvenes.

Por ello, y para que el crecimiento sea socialmente sostenible, fuentes de la Dirección General de Economía y Estadística del Banco de España apelan al buen funcionamiento de mercados como el de alquiler o el de trabajo y a considerar cuestiones como la equidad intergeneracional en el debate sobre el futuro de las pensiones.

Las fuentes del Banco de España señalan que entre 2014 y 2017 se ha producido una leve reducción de la desigualdad en términos de rentas laborales pero no así en riqueza, porque el aumento de las rentas de los activos beneficia a los más acomodados.

La riqueza neta de las familias a cierre de 2017 se situó en una mediana de 115.100 euros, un 27 % inferior a los 157.400 euros de 2011, resultado sobre todo de la caída de la vivienda, que representa el 71,7 % de los activos totales de las familias, con un valor mediano de 120.200 euros.

La renta aumenta con el nivel de educación del cabeza de familia, especialmente entre los que tienen estudios universitarios, y si se trata de trabajadores por cuenta propia y crece con la edad hasta alcanzar su máximo en el ultimo tramo de la vida laboral (entre 55 y 64 años).

El estudio refleja igualmente que, aunque a cierre de 2017 había más hogares endeudados que en 2014 (53,2 % frente a 49 %) el importe mediano de la deuda era de 35.000 euros, un 24,2 % menos que en 2014.

La riqueza de las familias se concentra en activos reales (vivienda, otras propiedades inmobiliarias, terrenos y edificios de los negocios, joyas y obra de arte) que acaparan el 80 %, ocho puntos menos que antes de la crisis, reflejo de la caída del valor de la vivienda, en tanto que el 20 % restante está en activos financieros.

La vivienda representa el 43,3 % de los activos totales y es el activo más importante en todos los niveles de renta aunque ha perdido peso, concretamente 3 puntos porcentuales más en 2014.

Entre 2014 y 2017 el porcentaje de hogares propietarios de su vivienda bajó desde el 80,4 % al 75,9 %, caída especialmente acusada entre los más jóvenes, que viven más de alquiler o en casas cedidas (estas dos partidas crecen casi 30 puntos porcentuales). Además, un 31,9 % dispone de una segunda vivienda.

Entre los activos financieros, las cuentas bancarias constituyen casi el 34 % -con un saldo de 4.500 euros frente a los 3.100 anteriores- seguidas de los planes de pensiones (16,2 %), acciones no cotizadas y participaciones (13,8 %) acciones cotizadas (13 %), fondos de inversión (9,4 %) y renta fija (0,3 %).

De la deuda total de los hogares, el 63,7 % corresponde a la adquisición de vivienda, pero su peso ha caído desde finales de 2014 en 4,5 puntos, sobre todo en los hogares con menor renta.

A finales de 2017 un 53,2 % de los hogares (49 % en 2014) tenían algún tipo de deuda, por un importe mediano de 35.000 euros, un 24,2 % menos que en 2014, y la deuda por vivienda se situaba en 65.000 euros, un 6,3 % menos que en 2014.