El cambio climático, con el paulatino aumento de las temperaturas del agua, explica que la ciguatera se encuentre en peces cada vez más pequeños. En Canarias ha sucedido, por ejemplo, en El Hierro, tal y como ayer advirtió, durante la Comisión de Agricultura del Gobierno autonómico, el diputado del PP Manuel Domínguez y confirmó poco después la consejera del área, Alicia Vanoostende.

Los controles sanitarios sobre el pescado para detectar esta toxina se producen en la fase de comercialización, lo que supone que en la pesca recreativa solo se realizan cuando así lo solicita el propio pescador. "Nos preocupa que lo dejemos a la voluntariedad de los pescadores", señaló Domínguez, que recordó que las piezas cobradas por quienes practican la pesca deportiva se destinan al autoconsumo. Recordó, en este sentido, que en las Islas hay unas 97.000 licencias que, multiplicadas por el número de miembros de la unidad familiar, dan una idea del alcance del consumo de este pescado y el consiguiente riesgo de intoxicación.

Por su parte, Vanoostende precisó que la Consejería lleva a cabo campañas informativas y anima a los pescadores a someter las muestras a análisis antes de que el pescado llegue a la mesa. Sin embargo, expresó sus dudas sobre la posibilidad de controlar la actividad de los particulares. "No sé hasta qué punto podemos tutelar el autoconsumo", dijo, antes de comparar esta actividad con la de recolectar setas en el monte.

"Hemos puesto a disposición del sector herramientas para poder hacer esas analíticas voluntariamente y que puedan entrar en el circuito del control de lo que pescan", indicó la consejera, que recordó que esta toxina se encuentra sobre todo en los ejemplares de gran tamaño.