La patronal prevé que la economía regional entrará el próximo año en "recesión técnica". ¿Cuál es su diagnóstico?

Hay síntomas que vienen apreciándose desde hace tiempo y que indican que podemos entrar en fase de decrecimiento. Los síntomas son muy nítidos en el mercado inmobiliario, por ejemplo, o en las ventas de coches. Así que es muy probable que entremos, si no en una fase de decrecimiento, sí en una de crecimiento más lento. La ministra lo niega, pero también en 2007 se negaba que existieran síntomas de recesión y fíjese lo que pasó. Los empresarios tienen que ser conscientes de ello y estar preparados.

¿Se atreve a dar una receta para salir indemne de la contracción económica?

La receta es la obligación misma de todo empresario, que no es solo la de administrar bien la empresa, que eso se da por supuesto, sino también analizar el entorno. Habrá que reducir el endeudamiento, fortalecer los recursos propios y contraer los gastos para tener una mayor solidez empresarial y resistir así una posible caída de ventas. Y eso sí, hay que buscar siempre soluciones alternativas a las que son tradicionales.

Ojo avizor.

Claro, ojo avizor porque están pasando muchas cosas. El sector financiero, por ejemplo, está siendo sometido a una presión descomunal a consecuencia de las grandes tecnológicas, que están creando sistemas de pago alternativos. El tema de las criptomonedas está cobrando mayor auge cada día, y de hecho tiene preocupados a todos los reguladores. Y de la misma forma que la banca tiene que encontrar un nuevo nicho en el contexto que se le viene encima, cualquier empresario tiene que ver qué innovaciones tecnológicas afectarán a su empresa.

Ha hablado de las criptomonedas. Estamos más cerca que nunca de que los Estados pierdan su poder fiduciario, y no parece que se tenga muy en cuenta en el debate político y económico algo tan trascendental.

Yo creo que no se está siendo del todo consciente. Se cree que este tema de los bitcoins es una anécdota. Pero hay que saber que el tráfico diario de bitcoins ya alcanza los veintitantos mil millones de dólares, y esto solo una moneda. China está avanzando en su propia criptomoneda; los banqueros alemanes están pidiendo una criptomoneda; el Banco Central de Inglaterra está pensando en lanzar una... ¿Cuál es el problema? Pues el primer problema lo tiene la banca, que se ha desintermediado y puede perder recursos en favor de las criptomonedas; y el otro gran problema lo tienen los Estados. En el caso concreto del bitcoin, hay muchas transferencias opacas, es decir, que se hacen al margen del Estado. Esto afecta directamente a la capacidad de recaudar impuestos, y siendo así, si se pierde esa capacidad, ¿con qué vamos a pagar las pensiones?, ¿con qué vamos a financiar los gastos del Estado?

Preocupante.

¿Sabe qué es lo que de verdad me preocupa?

Dígame.

Me preocupa que los políticos actuales están empeñados en luchas de poder internas, y mientras tanto, la vida está fluyendo, está discurriendo, y es eso lo que va a alterar nuestras vidas de un modo dramático. Parece que no haya nadie en los Gobiernos ocupándose de analizar todo esto en profundidad. Los banqueros están haciéndolo, claro, porque están preocupados, pero a nivel global, ¿existe la consciencia de que vamos a sufrir la que probablemente sea la transformación más grande del último siglo?

Suena casi apocalíptico.

Le pongo un ejemplo. En el sector del taxi parece haber una guerra entre el taxi tradicional y Uber y Cabify. Pues bien, Oregón, en Estados Unidos, acaba de aprobar los taxis sin conductor, porque la tecnología ya permite unos niveles de seguridad enormes. ¿Alguien se está preocupando por esto? ¿Qué va a pasar con las gasolineras cuando todo esté electrificado? ¿Y la medicina? La medicina va a cambiar sustancialmente, será la inteligencia artificial la que nos diagnostique. Todos estos cambios van a transformar el modo de vida de la humanidad, y no veo una reflexión política, en realidad ni política ni social, sobre esto. El mundo antes era de los que se adaptaban, pero hoy es de los que se anticipan. Si no te anticipas al cambio, mal.

Es que el debate económico parece limitarse a si hay que bajar o subir impuestos. ¿Tiene usted la misma sensación?

Es que ese es el gran problema. Los políticos funcionan en un sistema de poder, y lo que les interesa es alcanzar el poder o preservarlo. Cuando Pedro Sánchez, con todos mis respetos, dice que ha alcanzado un pacto con Podemos para garantizar la gobernabilidad de España, yo creo que lo que se está garantizando es la Presidencia del Gobierno y que los problemas de España quedan en ese momento en segundo lugar. El drama es que a lo largo del siglo XX se fueron laminando los centros de pensamiento: los ateneos, las academias? Parece que la sociedad tiene miedo a opinar en relación con las actuaciones del poder. El individuo se encuentra solo frente al poder, la sociedad no está organizada. Nadie está reflexionando, y ese es el problema más grave: que la sociedad no reflexiona.

Los empresarios están preocupados por lo que pueda deparar el Gobierno PSOE-Podemos.

En el campo económico hay que diferenciar entre lo interno y lo externo. Lo externo depende de la Unión Europa, es decir, que las capacidades de manipular los datos globales de la macroeconomía, esté o no esté Podemos, son pequeñas. Otra cosa es la capacidad de manejarse internamente, y podemos hablar del IBI o de cualquier otro impuesto. La preocupación es muy lógica, pero no solo nos preocupemos por eso, sino también por lo que pueda afectar a nuestras vidas, por quién vaya a controlar el CNI, por ejemplo. Es decir, en la macroeconomía estamos de alguna forma protegidos por Bruselas, en la micro no, pero en nuestras vidas podemos tener sustos, por así decirlo.

La del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) es una vieja aspiración de Podemos.

Clarísimamente. Lionel Jospin dijo: "Quiero cambiar Francia, y eso es cambiar los modos de comportamiento, y para eso tengo que cambiar los modos de pensar". Quien quiera cambiar los modos de pensar tendrá muchas más posibilidades si dispone de los instrumentos que le ofrece el Estado.

Será difícil que haya una ocasión más propicia que la actual para una alianza PP-PSOE.

Cuando Sánchez se anticipa, anula cualquier posibilidad de pacto posterior. Si ahora resulta que fracasa el pacto con Podemos, tendría que irse. Creo que le han cogido miedo a una gran coalición porque sería dejar la oposición por la izquierda a Podemos y por la derecha a Vox. Ese es el motivo por el cual están distanciados.

Vox con más de 50 diputados, ¿quién lo habría dicho?

Hace como año y medio, en un programa de televisión, ya dije que las ideas de Vox te pueden gustar o no, pero lo que está vendiendo es coherencia, es decir, que lo que piensa lo dice y lo que dice lo hace, mientras que cuando te asomas a otros partidos políticos te das cuenta de que dicen unas cosas en campaña electoral y otras radicalmente diferentes cuando alcanzan el Gobierno. La gente está cansada de esto, y también algo cansada del buenismo.

Lo detuvieron en abril de 2016, junto a sus dos hijos, por blanqueo de capitales, banda criminal... Finalmente la causa se archivó porque el origen del dinero por el que se lo acusaba no era ilícito.

Fue extremadamente duro. El día que tuve que convivir en los calabozos de la UCO con mis dos hijos y vi a mi hija cómo lloraba desconsoladamente porque mi nieto empezaba ese día a ser sometido a un tratamiento de radioterapia fue sencillamente brutal. Las únicas dos veces que he sentido cómo el corazón se me rompía por dentro fueron cuando murió mi mujer y cuando vi a mis hijos en esa situación. Pero bueno, España es así: primero te detienen, te encierran, y luego investigan para ver si hay motivo para algo así. He tenido mucho miedo de que afectara emocionalmente a mis hijos, y afortunadamente están muy bien, han superado esa terrible lucha. Cuando superas cosas así te haces más fuerte, pero ¡caramba, mejor no vivirlas!

Sigue usted insistiendo en su inocencia en el 'caso Banesto'.

Totalmente. Mire, en el último auto de la Audiencia Nacional se investigaron las cuentas de mi familia desde 1983, y no han encontrado ni un solo céntimo que tenga que ver con Banesto. Y, sin embargo, me han condenado a más de quince años por apropiarme de dinero.