Ricardo Bodas Martín (1956) fue presidente de la Sala de lo Social de la Audiencia Nacional hasta el 15 de noviembre, que fue nombrado magistrado de la Sala Cuarta del Tribunal Supremo. El juez ofreció recientemente una conferencia con motivo de las XXXVII Jornadas de Derecho del Trabajo y Seguridad Social en la que habló sobre los problemas actuales de la negociación colectiva. El magistrado concedió esta entrevista momentos antes de su ponencia.

Ha sido nombrado magistrado del Tribunal Supremo, ¿cómo se siente?

Es evidente que cuando a uno lo nombran magistrado de la Sala Cuarta del Tribunal Supremo y ha estado toda su vida en la jurisdicción social pues llegar al máximo tribunal es un honor y una enorme responsabilidad porque se trata de contribuir a la jurisprudencia que ya tiene poco margen de corrección por lo tanto es exigible que todos los magistrados que estén en el Supremo tengan, o aspiren a tener, un nivel de excelencia absolutamente asegurado y garantizado, por lo tanto es un reto importante en mi carrera que voy a intentar acometer de la mejor manera posible, desde luego con humildad porque cuando uno entra a un tribunal tiene que ponerse a tono con el resto de los compañeros. Intentaré que el proceso de adaptación sea lo más rápido posible y cuando esté en condiciones, rendir como lo he hecho en otros órganos judiciales.

¿Qué capacidad de negociación colectiva se puede llevar a cabo, teniendo en cuenta las dos reformas laborales?

Yo creo que es notorio que la negociación colectiva en nuestro país no atraviesa un buen momento. Estamos en una situación difícil, aunque se han mejorado cosas importantes como por ejemplo el incremento de retribuciones. Hace poco se dio la noticia de que, por primera vez, los sueldos están siendo superiores a las pensiones, no deja de ser llamativo que durante mucho tiempo eso no haya sido así. Esta famosa máxima de que los abuelos eran los que contribuían principalmente al mantenimiento de los hogares se ha invertido y corregido, creo que hay que poner en valor el incremento del salario mínimo interprofesional de este año que ha subido nada menos que un 23%, está todavía por debajo del objetivo de la Carta Social Europea que reclama un 60% del salario medio, pero estamos acercándonos al objetivo.

¿Cree qué el aumento del salario mínimo puede suponer despidos?

No, esto está demostrado y no solo en España, en el resto de países donde se producen incrementos en el salario mínimo no ha traído como corolario el que se produzcan despidos. El año anterior ya se había producido un incremento importante en el salario mínimo interprofesional pero que está todavía muy por debajo de los salarios mínimos de los países de nuestro entorno. Entonces queremos tener empresas competitivas y que puedan hacer frente a empresas francesas e italianas, alemanas, pero es un poco complicado ese pivote sobre unos salarios de hambre. Hay que hacer que los salarios sean razonables y hagan que los trabajadores se sientan identificados con el rol que les corresponde. No puede ser que no se compense con el esfuerzo y las contrapartidas que se exigen a los trabajadores.

¿Cómo cree que ha influido la reforma laboral de 2012 en los pleitos judiciales?

La reforma laboral del 2012 y las precedentes van orientadas a hacer una cosa, potenciar a nuestras empresas, que sean competitivas, capaces de adaptarse a los requerimientos de la demanda y se entiende que si eso es así, la consecuencia será que van a crear empleo, pero no cualquier empleo, sino de calidad. Por ello, se han buscado fórmulas claras para flexibilizar el desarrollo de las relaciones laborales, pero también se ha facilitado el despido y se ha flexibilizado la negociación colectiva. Antes un convenio se aplicaba pasara lo que pasara, había solo una excepción que era la materia retributiva.

¿En que consistía?

Si la empresa acreditaba que tenía una situación negativa tenía que abrir un periodo de consulta para pactar la inhabilitación del convenio. Pero con la reforma laboral ya es todo, es jornada, horario, en fin, todos los grandes hitos de la relación laboral se pueden vaciar de contenido, mediante un proceso de negociación y no pueden aplicarlas directamente el empresario. Esas han sido las herramientas que ha tenido la reforma y han dando lugar a una altísima conflictividad judicial.

¿Estaría a favor de una nueva reforma?

Yo creo que a los jueces no nos corresponde decidir sobre ese tipo de materias, nosotros lo que tenemos que hacer es aplicar las leyes. Entonces lo que sí creo que es patente y en lo que todo el mundo está de acuerdo es que en estos últimos tiempos se ha acentuado el desequilibrio objetivo que existe entre empresarios y trabajadores. No hay que hacer muchos esfuerzos, sea cual sea la posición ideológica que uno tenga, sabe que la empresa tiene mucho más poder que un trabajador, entonces hay que buscar formulas para equilibrar eso.

¿En qué medida considera que los jueces han garantizado los derechos de los trabajadores?

Creo que hay que desmitificar esta idea de que los jueces somos una especie de campeones de los trabajadores. No es esa nuestra función. Nosotros lo que hacemos es aplicar las leyes nos guste o no, entonces es evidente que una parte de las instituciones de la reforma laboral han tenido que soportar, digamos, el control jurisdiccional, no podía ser de otra manera y en algunas ocasiones, no en todas, porque tampoco ha sido lineal, pues se han estimado demandas de los trabajadores que se consideraban injustas. Pero no tanto por la reforma en sí, sino por la actuación empresarial concreta.

Con respecto a la ultraactividad, ¿considera qué han recurrido mucho al uso de esta herramienta?

En la práctica conocida por los tribunales han tenido un rodaje muy pequeño, cuando una empresa con un convenio pierde su vigencia, pasa el año y le dice a los trabajadores que, a partir de ahora nos sometemos a la ley, que por tanto los lleva al salario mínimo interprofesional, eso es lo que el Supremo revoca porque aplica el criterio de la contra actualización. Desde un punto de vista lógico, si pones a todos los trabajadores de tu empresa a salario mínimo, llevas a un desbarajuste y a un disparate, no puedes pagar a un ingeniero igual que a la señora de la limpieza, como es natural. Entonces, muy pocas empresas han hecho eso.

¿Cómo espera que actúe el nuevo gobierno liderado por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, ya que este último ha planteado derogar las dos últimas reformas?

Espero de este gobierno que lo haga bien, creo que sin duda alguna han abierto toda una serie de expectativas y entonces supongo que acometerán en un plazo breve las reformas que consideren oportunas y que permitan que nuestras empresas sean competitivas y que al tiempo, los trabajadores tengan aseguradas sus condiciones de trabajo adecuadas y digamos eficientes desde su propia perspectiva.