La experiencia gastronómica que ofrecen las Islas Canarias está incompleta si no se prueban sus vinos. El origen de los viñedos se sitúa entre los siglos XIV y XV con la llegada de los conquistadores. Colonos de muy diversas procedencias trajeron de sus respectivos lugares de origen gran cantidad de variedades que han ido evolucionando y adaptándose a las Islas, logrando así casi un centenar de variedades, algunas únicas en el mundo.

La uva de malvasía, preferente en los viñedos de Lanzarote, es la variedad que más fama ha dado a los vinos del Archipiélago. El patrimonio vitivinícola de Canarias es rico y muy variado. Cabe destacar que las Islas estuvieron exentas de la terrible plaga de la filoxera que en la década de 1870 azotó Europa y causó estragos en las principales zonas vitivinícolas españolas. Esto, unido a las características volcánicas de los suelos y la variedad de paisajes y microclimas, explica que en las Islas convivan variedades de vid únicas en el mundo con otras de extraordinario carácter y personalidad. En total existen más de 80 variedades de vides. Se puede considerar una reliquia viviente a la uva forastera de La Gomera, ya que su antigüedad alcanza como mínimo quinientos años, frente a los 150 de las vides de Europa. También es de visita obligada el Paisaje Protegido de La Geria, en la isla de Lanzarote, para entender el término viticultura heroica cuando se hace referencia a los viñedos más singulares de España. Un paisaje agreste y salvaje pero cultivable, resultante de las erupciones volcánicas del siglo XVIII.