La crisis de conectividad que atraviesa Canarias por el cierre de las bases de Ryanair y la quiebra de Thomas Cook sería casi una anécdota si finalmente el brexit se lleva a cabo por las bravas. Las Islas corren el riesgo de perder las rutas nacionales y las conexiones con destinos europeos que operan Iberia, Vueling y ahora también Air Europa. No en vano, la venta de la aerolínea de Globalia al holding International Airlines Group (IAG) la deja en la misma situación que a Iberia, esto es, en espera de que IAG -la multinacional angloespañola que nació en 2011 de la fusión de Iberia y British Airways- sea capaz de demostrar ante la UE que más del 50% de su capital social está en manos de accionistas europeos. Si no lo consigue, tanto Iberia como Air Europa perderían sus licencias para operar en el mercado comunitario, y este incluye a Canarias tanto para lo bueno como para lo malo. Sería, en definitiva, la tormenta perfecta sobre la economía más dependiente de la conectividad aeroportuaria de todo el país.

El Reino Unido pasará a ser un país tercero cuando se consume el brexit. Por lo tanto, sus empresas perderán los privilegios que les concede el mercado único europeo. En el caso del sector de la aviación comercial, las aerolíneas con banderas de los Estados Miembros son las únicas que pueden cubrir los trayectos internos comunitarios. Y ocurre que Iberia dejó de ser netamente española cuando se integró en IAG, lo mismo que le ocurrirá a Air Europa cuando se cierre su venta. IAG es la empresa matriz, y como tal debe ser esta la que demuestre ante Bruselas que sus dos subsidiarias españolas o de origen español siguen siendo comunitarias, y para ello lo relevante no es que su sede social esté o no en suelo europeo, sino quién o quiénes ostentan la propiedad y el control de la compañía.

El problema es que la nacionalidad del accionariado de International Airlines Group -cuya sede social está en Madrid- no está del todo clara. Entre los titulares de acciones hay entidades estadounidenses y cataríes, por ejemplo. De hecho, la propia AENA, el gestor aeroportuario semipúblico, mostraba sus dudas al respecto en su último folleto de emisión de pagarés publicado en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). El folleto se publicó el 30 de septiembre, antes de conocerse la venta de Air Europa, y en él consta como uno de los riesgos para el futuro de AENA la posible "pérdida de licencia de vuelo en la Unión Europea por parte de Easyjet, British Airways, Iberia o Vueling", lo que "puede reducir el flujo de tráfico aéreo". Un riesgo aún más preocupante ahora cuando también Air Europa pasa a estar dentro del entramado de IAG. El holding tiene hasta el 24 de octubre del próximo año, que es el plazo que le ha marcado Bruselas, para hacer cambios en su accionariado. Su primer paso fue limitar al 47,5% la presencia de accionistas de fuera de la UE en su capital social. Pero entre estos no considera a los británicos, que serán tan de fuera de la UE como un brasileño o un chileno cuando se cierre el brexit, con lo que las dudas no se han disipado.

Sería un duro varapalo

Para hacerse una idea de hasta qué punto la pérdida de las licencias de Iberia y Air Europa deterioraría la conectividad del Archipiélago basta con echar un vistazo a la base de datos de la misma AENA. A lo largo de 2018, las cuatro aerolíneas afectadas por el brexit -Iberia y su filial Iberia Express, Vueling y Air Europa- trajeron o sacaron del Archipiélago a un total de unos 6,4 millones de pasajeros solamente en vuelos nacionales. La mayoría en aviones que aterrizaron o despegaron de los aeropuertos de Tenerife Norte -cerca de 2,4 millones- y Gran Canaria, casi 2,35 millones. Las rutas que más viajeros mueven son las que conectan las Islas con Madrid y Barcelona, pero hay otras muchas a Málaga, Valencia, Bilbao o Alicante, por ejemplo. Y aún habría que sumar los pasajeros de las conexiones con otros destinos comunitarios. Ninguna podría seguir siendo operada si IAG no demuestra su europeidad.

Según adelantó ayer El Confidencial Digital, Francia está presionando en Bruselas para que la UE actúe con mano firme. El Gobierno de Macron se mueve así para que la aerolínea gala Air France no salga perjudicada por el crecimiento de IAG tras la compra de Air Europa.

Alrededor de un millar de empleos están en el aire

La venta de Air Europa al holding IAG, del que forma parte Iberia, deja en el aire el futuro de alrededor de un millar de puestos de trabajo solamente en Canarias. Esa es la suma de los empleados de Iberia, Iberia Express, Vueling y la propia Air Europa, que hasta ahora competía con las otras tres, especialmente en la ruta a Madrid, y que en cuanto se materialice su venta pasará a ser una compañía hermana. Aunque las empresas se han apresurado en asegurar que la integración de la aerolínea de Globalia en IAG no tendrá repercusiones en las plantillas, lo cierto es que muchos puestos se solaparán, de ahí la incertidumbre entre los sindicatos. Fuentes sindicales y del sector calculan que Air Europa tiene en las Islas 155 trabajadores; Iberia, 836; Iberia Express, 56; y Vueling, unos 40. Por otra parte, Coalición Canaria adelantó ayer que propondrá una batería de medidas para que la compra de Air Europa no encarezca los precios de los billetes de avión, dado que "no se puede dejar en manos de una sola compañía una cuota tan importante, más aún con el volumen tan relevante de subvención que recibe el pasajero". IAG copará más de un 70% de las plazas aéreas en vuelos Canarias-Península.