El director de pequeñas y medianas empresas de Microsoft, Emilio Iturmendi, ha visitado recientemente Canarias para participar en digitalXborder, donde ha transmitido a los empresarios isleños recomendaciones para emprender el camino de la digitalización, un proceso que, advierte, es "la piedra angular" de la competitividad y la internacionalización.

El 96% de las empresas de las Islas tiene menos de diez trabajadores. ¿Qué puede aportar Microsoft a un tejido empresarial tan atomizado?

Buscamos traer a ese perfil de empresa la democratización de la tecnología, creando programas que son tan fáciles de usar como nuestro programa de ofimática, el Office 365, que incorpora soluciones de inteligencia artificial que una empresa pequeña utiliza de manera natural. Lo segundo que hacemos es reducir las barreras de acceso a la tecnología. Hemos pasado de transmitir la propiedad del software a la gente que lo compraba como se compra una casa o un coche a facturar por el uso. No hace falta una inversión, sino que se convierte en un gasto corriente para el cliente y se flexibiliza en función del tamaño que necesita la pyme en todo momento. Esto hace menos arriesgada la decisión de incorporar tecnología. También creamos un ecosistema de partners, de socios, que a su vez son empresarios y están muy cerca de cualquier pyme. Es una figura que hace de traductor de la tecnología al negocio del cliente. Somos personas y queremos que haya alguien con cara y ojos que nos acompañe en ese viaje hacia la digitalización, que es algo que no necesariamente dominamos.

¿Hay muchas diferencias entre comunidades autónomas a la hora de demandar e introducir estos servicios?

Hay diferencias sutiles y tienen más que ver con el acceso a internet u otras variables que con la necesidad o no de tener software avanzado funcionando desde la nube.

¿La lejanía del continente y fragmentación territorial de Canarias hacen especialmente obligada la transición hacia lo digital para las pymes?

Yo diría que sí. Al final las barreras geográficas incentivan la creatividad. La manera de salir fuera, de vender producto canario en el exterior, pasa siempre por la tecnología, que es una herramienta indispensable para dar visibilidad a todo lo bueno que se hace en la zona, que es mucho. El foro por el que hemos estado en Tenerife va de la mano con la Escuela de Organización Industrial y el ICEX para llevar la transformación digital a CEO de pymes en la Isla. Todos ellos están en proceso de internacionalización y para eso la tecnología es una piedra angular.

¿Qué sectores son los más necesitados de ayuda?

En el mundo precloud había sectores tecnológicos y no tecnológicos. El paradigma ha cambiado. Hoy vemos sectores que venían de ser muy tecnológicos que necesitan mucha revolución digital, como la banca, los seguros o las telecomunicaciones, pero gracias a la democratización de la tecnología estamos viendo también cómo otros como la agricultura, que a priori parece muy lejos del mundo de la digitalización, aprovechan de manera notable las oportunidades que la tecnología les brinda. Canarias tiene unos vinos fantásticos, y hay bodegas que están poniendo sensorización en los viñedos para tener monitorizado el nivel de humedad, la temperatura, la calidad del suelo... La tecnología va a dejar de ser un departamento aparte de las empresas para estar metido en el ADN de todos los departamentos y, por supuesto, de todos los sectores. Se va a normalizar, va a formar parte de nuestro día a día, como forma parte ya del día a día del usuario.

El turismo afronta el reto del big data. ¿Está saliendo airoso de él?

Esto va por barrios, pero sin duda la explotación de los datos es una de las claves de la competitividad. En el turismo, para entender qué precio poner según la época del año, cómo dimensionar la operación de un hotel o un rent a car, conocer los flujos, de dónde vienen los clientes, en qué época del año, cuánto consumen... Todo eso es verdadera riqueza para los empresarios. Saber por qué los clientes vienen a nuestro hotel es tan parte de nuestro activo como empresa como lo es lo físico, el inmueble. El sector está metiéndose en proyectos tremendamente interesantes. Por ejemplo, todo lo que tiene que ver con la mejora de procesos gracias a lo digital en la organización de turnos de la gobernanta, de los camareros, en la asignación de tareas, determinar dónde tienen que estar los coches para recibir a los clientes... A veces nos castigamos mucho, pero tenemos que estar más orgullosos de lo que hacemos. El mundo mira a España y, dentro de España, Canarias es uno de los puntos principales de recepción de turistas del mundo. Tenemos un ecosistema turístico de primer nivel, que además se está metiendo en la tecnología para aprovechar todas las oportunidades.

La caída de Thomas Cook ha puesto en discusión el futuro del modelo de la turoperación. ¿Ese reto de la digitalización es más acuciante si es el destino el que está obligado a buscar al cliente?

La tecnología te permite montar modelos de comercialización multicanal. Hoy día un hotel tiene su modelo de venta directa, en el que el cliente que ya lo conoce lo va a buscar y lo reserva. Tiene también su modelo de comercialización a través de agencias de viajes, de turoperación. Toda esa gestión multicanal requiere tecnología para la fijación de precios en función del valor que aporta cada canal, para la gestión del inventario de habitaciones... Todo eso es tecnología

¿Las necesidades en ciberseguridad han hecho que las pymes se pongan las pilas en tecnología?

Creo que no. La muy pequeña empresa piensa que nunca le van a robar porque hay otros que tienen más dinero. La realidad es que no te van a robar porque seas grande o pequeño, sino porque seas más o menos fácil. La ciberdelincuencia va en aumento y no hay suficiente conciencia en el mundo empresarial de los riesgos que se corren. Hay un aspecto educacional, pero también otro de negar algo que está pasando ahí fuera.

¿Cuáles son las herramientas para combatirla?

En España hay unas ratios de utilización de software ilegal importantes, por encima del 40%. Eso en el corto plazo te permite no gastarte el dinero, pero es un agujero de seguridad enorme. Que alguien pueda robarte los datos de tu negocio no tiene precio. Merece la pena estar al día en eso, como lo estás en el pago de las nóminas o los impuestos. Si el software no está actualizado, los malos aprovechan vulnerabilidades de softwares antiguos. Una segunda variable tiene que ver con la protección de todos los dispositivos de la empresa. Ya no se trata solo de proteger el castillo, de poner barreras altas para que la gente no entre en tu servidor; ahora el castillo tiene como puertas de accesos los móviles de los empleados, los portátiles. Para eso Microsoft tiene soluciones por un coste más que razonable. El Office 365 extiende el alcance de la solución a la parte de seguridad de dispositivos y de usuarios.