Canarias sufre la tasa de natalidad más baja de la historia, con tan solo un hijo por mujer, una escasez de nacimientos que pone en riesgo el mantenimiento del sistema de pensiones. Este fue uno de los aspectos que se debatieron en el encuentro Diálogos para el Desarrollo, que protagonizaron el expresidente de Madrid y exdiputado del PSOE en el Congreso, Joaquín Leguina, y el exministro de Fomento por el Partido Popular, Íñigo de la Serna, en Las Palmas de Gran Canaria.

Este encuentro, organizado por Management Activo y patrocinado por Bankinter y Solunion, tenía como finalidad analizar el desarrollo económico de las Islas. Fue precisamente Leguina quien puso sobre la mesa la necesidad de establecer políticas para la conciliación familiar. "En las encuestas, cuando se pregunta a las mujeres cuántos hijos quieren tener, contestan que dos o tres. Dando por hecho que no nos están mintiendo y que al final muchas de estas mujeres solo tienen un hijo, o ninguno, es evidente que no se les están facilitando los medios para poder ser madres", criticó el socialista.

Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, en las Islas la tasa de natalidad es del 1,05, solo superada por Asturias, con el 1,03, una comunidad "en riesgo de desaparecer", tal y como bromeó Leguina. Si los sondeos no engañan, si las canarias deciden no tener hijos es porque no pueden. En primera instancia, porque no se les aporta estabilidad laboral. En segundo lugar, y como un motivo mucho más sangrante, porque una mujer embarazada no está bien vista como candidata a un empleo o a un ascenso. Para muchas mujeres, tener un hijo conlleva una planificación a largo plazo, no solo una seguridad económica momentánea, sino también de cara al futuro, y eso es lo que ha de garantizar las estrategias públicas y privadas, explicó Leguina.

La demografía resulta esencial para garantizar la sostenibilidad de las pensiones, pero representa un aliciente o un obstáculo, según sea alta o baja, a largo plazo. Resulta, tal y como definió el expresidente de Madrid, como la termita, que va terminando lentamente con el sistema. La dinamita llega con las crisis económicas, que son capaces de minar en tiempo récord una estructura consolidada durante años.

Las pensiones no solo tienen el bajo índice de natalidad o las futuras crisis económicas como enemigos. La modernización de las empresas pasa por su inevitable entrada en las nuevas tecnologías, lo que dejará en el aire la conservación de los puestos de trabajo, pues la mano de obra humana corre el riesgo de ser sustituida parcialmente por aplicaciones, sistemas y robots.

Al menos, este es el futuro que vislumbra el exministro de Fomento Iñigo de la Serna, que da por hecho que la llegada de nuevas tecnologías como el 5G o la Inteligencia Artificial "conllevará la destrucción de empleo cuando estas hayan alcanzado su madurez". La transformación logística ya ha llegado con empresas como Glovo o Delivero y también la sufren los medios de comunicación o los comercios, que caminan por la senda que tiene como origen el mundo analógico y como meta, el digital. Para garantizar su supervivencia, es necesario provocar que la transición sea lo más suave posible, explicó el exministro.

La condena del procés y los disturbios en Cataluña también hicieron acto de presencia en este encuentro. Llamó la atención la contundencia de Leguina a la hora de definir al presidente de la Generalitat. "Torra es una mala suerte para toda Cataluña, también para los independentistas. ¿No han encontrado un tipo más tonto? Porque si lo encuentran que me lo cuenten, pero no he visto yo en mi vida en la política a un tipo tan corto de miras, tan sectario y tan estúpido".