La Comisión Europea reprende a España. El borrador de los presupuestos para 2020, remitido por el Gobierno en funciones, pone en "riesgo importante" el cumplimiento de los objetivos de reducción del déficit, el gasto y la deuda. Un aviso, no obstante, que la ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño, considera que era "previsible", ya que ni hay Gobierno en España ni cuentas para 2020. Será un Ejecutivo con plenas funciones quien deba elaborar un presupuesto con iniciativas concretas y remitirlo a Bruselas.

El Gobierno en funciones envió a Bruselas el pasado 15 de octubre su borrador de proyecto presupuestario para 2020, un año en el que en un escenario a políticas constantes -es decir, sin poner en marcha ninguna medida- la economía crecería un 1,8 % y el déficit público se reduciría hasta el 1,7 por ciento del producto interior bruto (PIB). Al bajar su déficit del 3 % del PIB, España está desde este año fuera del procedimiento de déficit excesivo (PDE) o brazo correctivo de Bruselas, con lo que ha pasado al denominado brazo preventivo, que supone un control más suave de las cuentas públicas.

En este brazo preventivo, la Comisión vigila fundamentalmente tres indicadores: la corrección del déficit estructural, la contención del gasto y la reducción de la deuda pública. El más importante de esos elementos es la corrección del déficit estructural, para lo que Bruselas impone objetivos específicos cada año a cada país. En el caso de España, su objetivo para 2020 es del 0,65 % del PIB, pero el plan remitido por el Gobierno solo prevé minorarlo en una décima.

Las normas europeas permiten un desvío del objetivo del 0,5 % del PIB en un año o el 0,25 % en dos años, pero las estimaciones para España estarían fuera de todos los márgenes. Para el gasto público, la UE establece la denominada regla de gasto europea, que es distinta de la española y que impide aumentar el gasto público primario neto por encima de un determinado indicador.