Fue un acto elegante. Bien planteado. El objetivo era simple: presentar la nueva indumentaria de Binter Canarias, pero la aerolínea fue un poco más lejos. Llevó el evento a un escenario del que resulta complejo desviar la mirada, como es el interior del Gran Telescopio de Canarias (GTC), y creó un pase de modelos con sus propias azafatas y personal de tierra. También un comandante de aeronave. Atrevido, pero acertó. Salió bien.

El director general de GTC, Romano Corrado, encontró de forma sencilla el paralelismo entre el majestuoso telescopio y Binter Canarias: "Tenemos un lugar común, el cielo". Eso sí, no dejó escapar la oportunidad para promocionar el instrumento de observación, ya que a su juicio "todos tenemos que estar orgullosos de contar aquí con el mayor telescopio del mundo". Y objetivamente, no le falta razón.

El presidente de la aerolínea canaria, Pedro Agustín del Castillo, comenzó su alegato defendiendo que "no se puede encontrar un lugar mejor" que el GTC "para presentar la nueva uniformidad, a la que hemos denominado Cielo de Canarias". Binter cumple 30 años, ¡tres décadas!, "un momento idóneo para hacer este importante cambio", señaló el responsable de la aerolínea, recordando que desde que la empresa es 100% canaria "no hemos dejado de invertir y de crecer".

Del Castillo defendió sin titubear que "si hay un atributo que va ligado a la marca Binter es el mejor servicio al cliente, pretendemos que sea excelente", y en este campo es en el que son imprescindibles "las personas que están en contacto con los usuarios, en primera línea, porque de ellos depende en gran medida la experiencia del cliente". Esta nueva uniformidad "se ha realizado para ellos, cuidando el mínimo detalle para puedan realizar sus funciones de la forma más cómoda posible", sentenció.

Antes de que se mostrara a los asistentes los nuevos diseños de Binter Canarias, el autor de la nueva equipación, Javier Ginestar, cuarta generación "entregada en cuerpo y alma" a la confección de uniformes de alta costura, explicó básicamente en qué había consistido su trabajo. Y tiene 'tela'. El proyecto se inició hace ya 28 meses. Se analizaron los puestos de trabajo de la aerolínea, se estudiaron y hasta se crearon los tejidos (no son estándar sino que nacen desde el primer hilo) y se decidió cada uno de ellos para cada funcionalidad. Más tarde llegó el estilo, "que hacemos para que sea el reflejo del mensaje que tenemos que hacer llegar al pasajero, y en esos mensajes está la excelencia de Binter, su servicio y el seguir considerando que el pasajero es lo más importante", subrayó el diseñador.

¿Cómo son los uniformes? El cronista diría que distinguidos. Predomina el azul, tiene su espacio el amarillo, camisas también blancas, tanto pantalón como faldas para las mujeres, sin llegar a ser una ropa ajustadas...

Azafatas y personal de tierra, modelos por un día

Antes de que se iniciara el desfile, el diseñador Javier Ginestar avisó de que "las personas que van a salir a realizar el desfile no son profesionales, pero sí que son profesionales en cada puesto de su trabajo. Y cada uno de los que sale lleva el uniforme que después van a utilizar. Si hay alguna 'cosita' espero que lo puedan llegar a entender". De no haberlo advertido, hubieran colado. Binter no dudó. No era cuestión de buscar fuera lo que de alguna manera ya tenía en casa, que perfectamente lo podría haber hecho, y apostó por sus trabajadores para presentar la nueva indumentaria. Un riesgo. Pero las mujeres y hombres que desfilaron demostraron capacidades para llevar con soltura ropa de alta costura. La que ahora ya es suya.