No solo 2.889,95 kilómetros de distancia separan al Archipiélago de London-West, la privilegiada región del interior de la capital británica. A esa línea imaginaria se suman 165.300 euros de brecha. Mientras que el Producto Interior Bruto (PIB) por habitante en Canarias marcó 22.700 euros en 2017, en el oeste del área metropolitana de Londres este indicador se situó en 188.000 euros. La diferencia entre una y otra zona, lejos de reducirse con la salida de la gran crisis, ha aumentado un 30,76% en los últimos siete años. Los datos publicados por Eurostat, la oficina estadística de la Comisión Europea (CE), reflejan la consolidación de las desigualdades entre las regiones del club de los 28 con el paso del tiempo. El Archipiélago queda encuadrado en la décimocuarta posición del ranking español, solo por encima de Extremadura (19.300), Andalucía (20.400) y Castilla La Mancha (21.800) y a 7.300 euros del promedio de los estados miembros de la Unión Europea (30.000). Muy lejos le queda el PIB por habitante de Madrid, la comunidad más rica del país y de la que se distancia en 14.500 euros.

La grieta con la región madrileña ha crecido un 27,19% entre 2010 y 2017, con lo que el crecimiento a dos velocidades que se robustece en la Unión Europea se reproduce también en España. País Vasco (36.300), Navarra (34.000), Cataluña (33.100) y Aragón (30.400) son, junto con Madrid (37.200), las únicas regiones del país que están por encima de la media europea. En la clasificación global, las Islas ocupan el lugar 195 de las 315 regiones de la UE, lo que posiciona a Canarias al mismo nivel que Murcia y Martinica y la coloca, a su vez, como la comunidad 120 con menos riqueza por habitante.

Un informe del Centre for European Reform recoge que siempre se apunta a los altos niveles de desigualdad de ingresos y a las crisis financieras como principales responsables de los desequilibrios entre las regiones europeas. Sin embargo, el think tank sostiene que también hay que tener en cuenta los cambios estructurales en las economías. Unas modificaciones que han conducido a la divergencia regional por la concentración, en buena medida, de un determinado perfil de trabajadores en unas zonas concretas.

La clásica división entre campo y ciudad para analizar los diferentes niveles de desarrollo es, para el Centre for European Reform, "demasiado simple". Este centro de pensamiento incluye en la ecuación más elementos. Los altos niveles de productividad en las regiones están asociados, a su juicio, a tres factores: están cerca o constituyen por sí mismas zonas de éxito, gran parte de su mano de obra tiene estudios superiores y los ciudadanos jóvenes ocupan un lugar predominante en la pirámide poblacional.

El doctor Javier Campos, licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, señala también que en aquellas regiones donde la diversificación económica es mayor, el crecimiento puede ser menor, pero más sostenido en el tiempo. Más de un tercio del PIB canario depende del turismo, una actividad que, al igual que el comercio, es muy sensible a los ciclos económicos. "Cuando va bien se ven muy afectadas y cuando va mal también", indica. "Si al salir estábamos más alejados, aunque se hayan hecho políticas positivas, no ha sido suficiente para tener una tasa de crecimiento mayor", esgrime el economista.

No en vano, el PIB per cápita de las Islas solo aumentó 1.500 euros entre 2010 y 2017. O lo que es lo mismo, un 7,08% en siete años. En ese mismo periodo, la zona más rica de la UE registró un alza del 27,4% en este indicador, al pasar de 147.600 euros a 188.000. En comparación con el resto de regiones ultraperiféricas de la UE, Canarias encabeza el ranking junto a Martinica (Francia). Madeira (Portugal), con un PIB per cápita de 22.000 euros, sigue su estela mientras que la región francesa de Mayotte apenas anotó 10.300 euros de riqueza por habitante.

El oeste de Londres, área de negocios, ocio y arte

Ni la incertidumbre que siembra el brexit ni la devaluación de la libra ni los nuevos nubarrones que amenazan con dañar de nuevo la marcha de la economía mundial hacen tambalear a London-West, la región con el PIB per cápita más alto de la Unión Europea. El oeste del área metropolitana de la capital londinense, a años luz del resto del bloque comunitario,presentó en 2017 un Producto Interior Bruto por habitante de 188.000 euros. Una cifra muy alejada del segundo en la clasificación, Luxemburgo, que contaba con 75.900 euros. En otras palabras, 112.100 menos. London-West no solo ha mantenido su posición privilegiada a lo largo del tiempo, sino que además ha acrecentado su diferencia. Esta parte de la ciudad londinense forma parte de lo que antaño fue el condado de Londres, que abarca los municipios de Camden, Greenwich, Hackney, Hammersmith y Fulham, Islington, Kensington y Chelsea, Lambeth, Lewisham, Southwark, Tower Hamlets, Wandsworth Westminster. El interior de la ciudad queda, pues, cubierta por un grupo de localidades del corazón del Gran Londres. En ella se incluye el West End, un área donde se concentran las galerías de arte y museos, instituciones educativas, embajadas, edificios del Gobierno, hoteles, y espacios de ocios, como teatros, cines y restaurantes. Alberga, a su vez, buena parte de las sedes centrales de las compañías que no están ligadas a los servicios financieros, ubicados en su mayoría en la City de Londres. La polarización de la riqueza y la pobreza, o de las economías más y menos desarrolladas, se refleja en los datos publicados por Eurostat. No en vano, en el lado contrario a London-West se encuentran Veri (Albania) y Juzne (Serbia) con 7.400 euros; 180.600 menos que el oeste de Londres.