Las pequeñas y medianas empresas y los autónomos se preparan para afrontar las pérdidas que sufrirán por la quiebra de Thomas Cook. La falta de concreción de las medidas aprobadas por el Gobierno canario y el central ha provocado una considerable preocupación en muchos proveedores cuyo volumen de negocio depende en un elevado porcentaje de estos complejos. Para despejar esta incertidumbre, la Consejería de Hacienda del Ejecutivo autonómico confirma que todas las empresas que acrediten que se han visto altamente perjudicadas por la bancarrota del turoperador podrán beneficiarse del anunciado aplazamiento del IGIC, así como del retraso en los pagos a la Seguridad Social.

Ambas medidas habían sido solicitadas insistentemente por autónomos y empresarios porque prevén que el invierno, que siempre ha sido sinónimo de bonanza para el sector, será en esta ocasión un periodo lastrado por las pérdidas. "Vamos a vivir seis meses muy difíciles", aventura Sebastián Grisaleña, presidente fundador de Grisaleña S.L., cuyo negocio depende en un 60% de la distribución de alimentación y bebidas que realiza a los hoteles. "Tendremos que apretarnos el cinturón y pensar de una vez por todas en diversificar nuestro modelo turístico", concluye.

Samuel Ascanio, propietario de Cárnicos Menceyes, explica que su empresa suministra a casi toda la planta hotelera del sur de Gran Canaria, tanto a los que son propiedad de Thomas Cook como a muchos establecimientos a los que suministraba gran parte de sus clientes, a quienes reparte un 70% de sus productos. "Tanto en el caso de que no puedan llenar los establecimientos como en el de que lo hagan bajando los precios, las ventas se verán perjudicadas -explica Ascanio- porque afectará al tipo de mercancía que solicitan". Después de la partida de personal, la de alimentación y bebidas resulta la más costosa para un hotel, por lo que los recortes no suelen tardar en llegar.

Los reajustes que los complejos realicen para lograr perder el menor dinero posible afectará, con total seguridad, a este tipo de distribuidores. En temporada alta, suelen contratar a unos diez empleados para cubrir estos meses de trabajo más intenso, pero si el negocio baja, estas contrataciones resultarían innecesarias.

Estos efectos perjudiciales motivados por Thomas Cook se extenderán por todo el sector, tal y como explica Gonzalo Medina, presidente de la Asociación Industrial de Canarias?(Asinca), porque será inevitable que baje la demanda y que, por lo tanto, disminuya también la facturación. A esto se sumará un segundo efecto negativo:?esperar a que se pague lo que se ha facturado porque muchos proveedores de servicios cobran en un plazo de 60 días. La última crisis puso de moda los seguros de riesgo, un colchón que aporta cierta seguridad a las pymes y autónomos, que se acogen a ellos para protegerse ante el posible impago de uno o varios clientes. A través de esta fórmula, la aseguradora se hace cargo de un porcentaje del dinero que deja de cobrar la empresa y que puede alcanzar el 70% u 80%. "Cada vez es más frecuente echar mano de estos seguros y en algunos sectores es más habitual que en otros", explica Medina. Sin embargo, no todos los empresarios eligen esta opción, lo que evidenciaba la necesidad de que el Estado facilitase créditos y préstamos para poder hacer frente a los impagos, una medida que Madrid finalmente aprobaba este jueves por una cuantía de 200 millones de euros.