Canarias necesita un plan de emergencia para paliar las efectos de la bancarrota de Thomas Cook y este debe pivotar sobre tres ejes, según el análisis de José Luis Zoreda, vicepresidente ejecutivo de la asociación turística Exceltur. El primero de ellos resulta prioritario y se centra en la recuperación de la conectividad aérea, "que ha de ser inmediata porque sin ella, el resto no sirve de nada". Las ayudas financieras y la promoción constituyen el resto de medidas que Zoreda propone adoptar para que las Islas se recuperen de la que define como la mayor debacle que su turismo ha sufrido en los últimos cuarenta años.

El destino español más afectado por la quiebra de Thomas Cook ha sido Canarias, para la que usted pide un plan de choque urgente. ¿Qué medidas contendría?

Este plan se sostendría en tres grandes patas. La primera, asegurar la conectividad de inmediato, para garantizar en la mayor medida posible las plazas que se han perdido. Considero incuestionable que se ejecute una política puntual y temporal para la reducción sustancial de los costes de aterrizar en Canarias. Sería absolutamente inconcebible y altamente criticable que AENA, cuyos resultados esplendorosos de los últimos años dependen íntegramente del turismo y que en 2018 obtuvo 1.000 millones de dividendos, no diera un notable do de pecho para garantizar que haya vuelos para Canarias. Esta recuperación tiene que ser ya, en los próximos diez días, porque si no se perderán los meses de octubre, noviembre y parte de diciembre. El Gobierno central y AENA tienen que ayudar a aliviar la tragedia de decenas de miles de trabajadores y cientos de empresas que están en vilo en las Islas.

¿En qué consisten el resto de actuaciones?

Hay muchos transportistas, operadores y hoteleros pequeños, medianos y grandes en Canarias a quienes esta quiebra les ha pillado con unas deudas muy importantes que a saber si las podrán cobrar y cuándo, además de que en algún caso se habrán quedado sin su principal cliente, que era Thomas Cook. Así que el segundo gran paquete de medidas tiene que aliviar la tensión financiera y la falta de liquidez. Hay que facilitar el aplazamiento de pagos a la Seguridad Social y de los impuestos, otorgar créditos blandos a través del ICO y líneas de avales y garantías por parte de las administraciones, con unos plazos de carencia de dos o tres temporadas. La tercera y última actuación sería la de ejecutar posibles medidas de promoción o comarketing para atraer a los turistas. Pero si no hay vuelos, el resto no sirve de nada.

Si no se ejecutan estas medidas destinadas a la recuperación, ¿cómo quedará de tocado el sector en las Islas?

La quiebra de Thomas Cook es la mayor tragedia que ha sufrido el sector turístico de Canarias y Baleares en los últimos 40 años. Justo en un momento en el que el turismo ha sido una de las principales locomotoras del crecimiento y desarrollo económico en España y las Islas, donde fue su motor en plena crisis internacional. Por eso, sería una gran paradoja que no gozara de los apoyos necesarios de la administraciones públicas para mantener la existencia de muchos empresarios que están en una situación muy complicada. Deberían garantizar la continuidad de una actividad clave, como han hecho ya Grecia y Portugal. El compromiso del Gobierno central y las administraciones públicas por el turismo ha de ser inequívoco, firme y potente, como corresponde a un país líder turístico.

Dentro de este sector, ¿la turoperación está destinada a permanecer, a reconvertirse o a desaparecer?

Estoy oyendo decir a muchos que este modelo ha muerto, pero no es cierto, en absoluto. Lo que ocurre es que tiene un segmento de mercado finito y acotado. No es el de mayor capacidad de crecimiento, al contrario, se irá contrayendo, pero durante muchos años tendrá un porcentaje de demanda de un público que encuentra valor a comprar de manera agregada el avión, el hotel, los transfers y las excursiones, y que quiere saber de antemano lo que le va a costar. Lo que ocurre es que la gestión de Thomas Cook no ha sido la idónea dentro de un escenario de cambios rápidos que, debido a Internet, facilitan un contacto más directo con el cliente final. Por ejemplo, TUI, el otro gran gigante de la turoperación europea, lleva invirtiendo desde hace años de una manera muy considerable en los eslabones más rentables del paquete turístico, los cruceros y los hoteles.

¿Qué lugar ocupa el mundo digital carente de intermediarios?

El gran paradigma en estos momentos por lo bien que aprovecha estas oportunidades es Booking, que no deja de ser un turoperador. Compra millones y millones de camas por todo el mundo y las distribuye online sin oficinas propias. La diferencia es que el contacto es directo con el cliente y que las nuevas tecnologías le facilitan abaratar de manera muy notable los costes de distribución, así como reducir sus riesgos, frente a los turoperadores tradicionales, que tienen un modelo similar, pero que venden en agencias de viajes. Estos últimos tienen costes de estructura muy altos y no han sabido evolucionar como TUI, sabiendo qué parte del paquete les podía dejar beneficios.