El importante hueco dejado por Thomas Cook en los aeropuertos del Reino Unido está provocando subidas de precios para volar desde el país anglosajón a los principales destinos turísticos, entre ellos Canarias. Aerolíneas como Ryanair, EasyJet o British Airways están cubriendo parte de la oferta que se ha quedado vacía con incrementos de tarifas que, en ocasiones, duplican y hasta triplican las que había antes del terremoto que ha supuesto la quiebra del que fue hasta el fin de semana el tercer turoperador global.

Las aerolíneas no niegan esta inflación de precios, la admiten pero la achacan a la ley de la oferta y la demanda hasta que se regule el mercado y los operadores vayan ajustando sus capacidades para absorber las plazas de Thomas Cook. Desde Ryanair reconocen que han subido las tarifas en el Reino Unido pero, al mismo tiempo, puntualiza que también lo han hecho los competidores. Estas variaciones "dependen del mercado y afecta más a las rutas que operaba Thomas Cook", afirman fuentes de la compañía irlandesa.

Se trata de incrementos de tarifas que se producen en vuelos con origen en Manchester, Liverpool, Glasgow y, sobre todo, desde el aeropuerto londinense de Gatwick, donde Thomas Cook tenía cerca de un tercio de sus reservas de vuelos programados en el país. Aquí es donde operadores como EasyJet o British Airways competían directamente con el turoperador y también tenían una parte importante de los slots, por lo que el efecto inmediato ha sido un incremento de precios. Pero la bolsa de conexiones que ha dejado al quiebra de Cook también se amplía a otros aeropuertos británicos y ahí es donde Ryanair también ha aprovechado para subir las tarifas ante la inestabilidad que ha supuesto para el mercado la desaparición de este operador.

Tampoco Ryanair prevé por el momento un cambio en su actual estrategia de suprimir sus bases en Gran Canaria, Tenerife y Lanzarote, pese a que desde el sector turístico se le está pidiendo a la compañía irlandesa que reconsidere su decisión ante el nuevo escenario abierto tras el cese de operaciones de Thomas Cook.

Por su parte, el director general de EasyJet en España, Javier Gándara, admite que con el cierre del turoperador británico "de repente ha desaparecido mucha capacidad de mercado, sobre todo desde el Reino Unido a España, y se ha reducido la oferta de forma instantánea, por lo que si la demanda sigue ahí y la oferta disminuye pues los precios suben". Gándara cree que lo normal es que a medio y largo plazo la capacidad se vaya sustituyendo por otros operadores y se vuelva a la normalidad.

El directivo de EasyJet también es presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA) y, como tal, reitera que "el sistema de tarifas está hecho de tal manera que no son las compañías las que fijan los precios, sino que éstos suben o bajan por la interacción de la oferta y la demanda".

Desde el mismo lunes que se supo el cierre de Thomas Cook se sucedieron las denuncias y protestas de pasajeros a través de las redes sociales, especialmente en Twitter, acusando a varias compañías aéreas de explotar comercialmente la situación. También la prensa británica reseña otros ejemplos como un vuelo de regreso con TUI UK entre Glasgow y Gran Canaria que casi se duplicó, de 320 a 620 libras, lo que la compañía explicó como el resultado de su "modelo dinámico de precios". En el caso de un vuelo de Manchester a Gran Canaria ha pasado de 24,99 libras hasta las 82,99. En el caso de Bristol a Tenerife el precio ha pasado de 46 a 105 libras.

A corto plazo las aerolíneas no pueden asumir todas las plazas que ha dejado al descubierto Thomas Cook. Javier Gándara explica que compañías como EasyJet tienen la programación ya cerrada del próximo verano, con lo que la capacidad de reacción para cubrir el hueco de Cook es "limitada". "Hay que ser conscientes de que las programaciones ya están hechas y a la venta, lo que no podemos hacer es dejar de volar a unos destinos para cubrir el hueco de Thomas Cook", añadió el directivo. Aunque se restablezcan plazas ni mucho menos este invierno va a ser fácil para Canarias, tendrá que esperar a la próxima temporada.

El grueso del accionariado de Thomas Cook está hoy lejos de la Inglaterra victoriana en que se fundó. Tras 178 años de historia, la caída de la compañía británica es el fracaso de la apuesta del primer inversor, el grupo chino Fosun, que controla el 18,07 % del capital y que en la noche del domingo le dio la puntilla cuando se negó a aportar capital adicional para el saneamiento.

Fosun -fundada en 1992 que cotiza en la Bolsa de Hong Kong desde 2007-, es un conglomerado empresarial con sede en Shanghái dirigido por Guo Guangchang. Tiene intereses en el acero, la minería, la promoción inmobiliaria y sectores como el farmacéutico, comercio o servicios financieros. Pero su gran apuesta ha sido el turismo y el ocio, donde destaca por ser propietario de la compañía francesa de vacaciones de lujo Club Med y del Cirque du Soleil, que adquirió a su fundador por 1.395 millones de euros.

En 2015 entró en Thomas Cook con una parte menor aunque fue ampliando su posición de forma escalonada hasta llegar a ser el socio principal de la compañía.

La cara visible de Fosun es Guo Guangchang, un multimillonario al que la revista Forbes atribuye un patrimonio de unos 5.400 millones de euros y que ocupa el puesto 233 entre los multimillonarios del mundo.

El segundo accionista de Thomas Cook es Invesco, un fondo de inversión con sede en Atlanta (EEUU), que controla el 13,79 %, y el tercero, el turco Neset Koçkar, con un 8,01 % del capital.

Los accionistas de Thomas Cook han visto cómo en poco menos de tres años se esfumaba su participación en la compañía, cuyo valor en Bolsa ha caído desde los casi 2.000 millones de euros en septiembre de 2017 a la mitad un año después, hasta 998 millones de euros. En marzo era la mitad, 443 millones. El lunes, antes de la suspensión de cotización, no valía ni 60 millones de euros.

El gran tropiezo del grupo chino encariñado con el Circo del Sol