El Banco de España ha recortado cuatro décimas, al 2%, el crecimiento económico previsto para este año, tras constatar que los indicadores auguran una desaceleración más intensa de la que se preveía antes del verano tanto para la actividad como para el empleo. La incertidumbre global, generada por la escalada de las tensiones comerciales y geopolíticas, no solo está lastrando el comercio y la producción manufacturera, sino que también está empezando a pasar factura al consumo de las familias y a la inversión de las empresas, que son los dos componentes que sostienen el avance de la economía española.

En este contexto, el Banco de España ha revisado también a la baja el crecimiento del próximo bienio, hasta el 1,7 % en 2020 (dos décimas menos) y hasta el 1,6 % en 2021 (una décima menos). Los datos del verano avanzan un crecimiento en el tercer trimestre del 0,4 %, una décima menos que en los dos trimestres previos, debido a la aportación negativa de la demanda externa por el empeoramiento de los mercados de exportación. Aunque entre julio y septiembre la inversión y el consumo privado han seguido tirando de la economía, el Banco de España ya observa un deterioro de los niveles de confianza de los consumidores y del gasto en bienes duraderos, a lo que se suma la moderación del empleo.

Contabilidad nacional

El ajuste de la previsión para el presente año no solo tiene que ver con el enfriamiento de las perspectivas económicas, sino también con la revisión a la baja de la contabilidad nacional de 2018 y del primer semestre de este año, según ha explicado el director general de Economía y Estadística del Banco de España, Óscar Arce, que ha achacado a esta causa algo más de dos décimas de la rebaja.

Con los nuevos datos, el patrón de crecimiento para este año también cambia, de forma que la demanda nacional solo aportaría 1,4 puntos (0,9 décimas menos de lo esperado antes del verano), debido a la corrección a la baja del consumo y de la inversión. Por el contrario, la demanda exterior contribuiría con 0,6 puntos (0,5 puntos más de lo anteriormente previsto), debido a la revisión al alza del crecimiento de las exportaciones, no por una mejora de las perspectivas -ya que de hecho se espera un empeoramiento-, sino por la incorporación de nuevos datos con la actualización de la contabilidad nacional.

En línea con la ralentización del crecimiento se irá frenando el ritmo de creación de puestos de trabajo y de reducción del desempleo, aunque el menor descenso de la tasa de paro será también consecuencia del crecimiento de la población activa. Tanto para 2019 como para 2020, la entidad ha revisado dos décimas a la baja el crecimiento del empleo, al 1,8% y al 1,3%, respectivamente, en tanto que prevé que la tasa de paro se sitúe por debajo del 13 % al final de 2021.

Riesgos significativos

El Banco de España advierte de que sus previsiones están sometidas a riesgos significativos a la baja, ya que la economía se podría debilitar aún más si surgen nuevas amenazas proteccionistas, si se produce un brexit desordenado o si la desaceleración de China es mayor de lo que está siendo.

Según Arce, el momento de "impasse" político tampoco ayuda a la marcha de la economía, aunque no ha sido uno de los factores para el cambio de previsiones. No obstante, el informe sí señala como riesgo a la baja para la economía española a largo plazo la indefinición política y el retraso de las reformas necesarias para atajar los desequilibrios macroeconómicos aún pendientes de resolver.