La agricultura y la ganadería se enfrentan en el Archipiélago a un cúmulo de dificultades que solo pueden superarse con éxito aprovechando al máximo las oportunidades de las que disponen. La presidenta de la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Canarias (Asaga Canarias-Asaja), Ángela Delgado, llamó ayer a "la unión y el cooperativismo" para que las fortalezas -poco numerosas pero indiscutibles- que presenta el sector agropecuario en las Islas multipliquen sus efectos y permitan elevar su rentabilidad y garantizar así el tan ansiado relevo generacional en el campo.

La intervención de Delgado centró ayer el Foro Agropecuario, organizado por El Día y Prensa Ibérica y patrocinado por Banco Santander. El encuentro, celebrado en el Hotel Escuela de Santa Cruz de Tenerife, atrajo a una nutrida representación del mundo agrario y de las administraciones y organizaciones empresariales. En él, la presidenta de Asaga no dudó en referirse a la agricultura que se practica en Canarias como "heroica", tantos son los obstáculos que afronta en la actualidad y "los que se avecinan".

Muchos de los problemas que presenta el sector tienen que ver con el reducido tamaño de las explotaciones y las empresas, derivado de la fragmentación y limitación del territorio. "En Canarias somos minifundistas. La figura del gran agricultor o ganadero es anecdótica con respecto a la Península, el resto de Europa y los países terceros", expuso Delgado. Además de algunas ventajas -como la posibilidad de cultivar desde el nivel del mar hasta cotas de más de 1.500 metros-, la orografía también impone trabas: hace "prácticamente imposible la mecanización" de las tareas agrícolas y ganaderas y complica el acceso al agua.

En el análisis de las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades que caracterizan la situación actual del campo en el Archipiélago pesan más los dos primeros aspectos que los segundos. Así, la dirigente agraria incidió en la escasa dimensión de las explotaciones como un factor que dificulta el acceso a los mercados. Frente a las inmensas dimensiones que se encuentran en territorio continental, los cultivos en la región alcanzan, como máximo, algo menos de una hectárea, y eso en el caso del plátano, la producción de mayor volumen y capacidad. A ese hándicap se suma un exceso de "individualismo". "No hay una visión de cooperativismo y unidad", de manera que "muchos agricultores y ganaderos" -al no tener las herramientas que esta cooperación proporcionaría- "acaban vendiendo sus producciones en los mercados locales".

La presión que ejerce sobre el suelo el turismo, una actividad que genera más beneficios, encarece y obstaculiza el acceso a la tierra. "Cuando hablo con compañeros de la Península de los precios del suelo en Canarias se echan las manos a la cabeza", relató Delgado, que en esta carestía encuentra uno de los motivos para calificar, con propiedad, de heroica la agricultura que se practica en las Islas. Si difícil es acceder a la tierra, no lo es menos obtener agua. De hecho, "el acceso a los suministros hídricos es cada día más complicado" y solo está al alcance de los accionistas de galerías o de los que se encuentran en la costa y en las cercanías de las desalinizadoras.

La distancia respecto a los principales mercados actúa como otro problema para que el sector agropecuario se desarrolle. "Tenemos la exportación muy lejos", lamentó Ángela Delgado antes de reconocer que la reciente modificación del Régimen Económico y Fiscal canario (REF) pone a la Comunidad Autónoma "un poco más cerca de Cádiz".

El envejecimiento de los titulares de empresas agrícolas y ganaderas es tanto una dificultad en sí misma como una consecuencia de los pocos beneficios que procuran estas actividades. "Si el campo fuese rentable no habría problemas de relevo generacional", apuntó la presidenta de Asaga. Sea como sea, el resultado en el futuro próximo está claro para Delgado: "En diez o quince años nuestras empresas no tendrán quien se encargue de ellas".

Aunque tiene aspectos positivos, el clima también supone contratiempos, pues funciona como "caldo de cultivo para las plagas y las enfermedades" de las producciones, que cuando llegan lo hacen "para quedarse".

Todos estos factores explican que los costes de producción sean "muy altos, prácticamente el doble que en la Península y el resto de Europa". "Nos vamos quedando fuera del mercado", alertó Delgado. Ante esta situación, Canarias es más vulnerable a la competencia "desleal" de los cultivos de otros países. La UE se abre a las frutas y verduras "de cualquier procedencia y tratadas de cualquier manera" -con requisitos fitosanitarios más laxos que los que se exigen a los países miembros- y deja en desventaja al Archipiélago. "La banana -avisó- poco a poco y silenciosamente nos va quitando mercado". Esto ocurre, dijo, porque "Europa cada día nos pone un escalón más alto que subir, si bien es verdad que a cambio nos da ayudas".

Estas producciones que vienen del exterior representan la primera amenaza que encara el sector primario en las Islas. Son "orígenes más baratos", que exportan grandes cantidades, pueden rotar cultivos gracias a la "inmensidad" de sus territorios y soportan un coste de mano de obra muy inferior al de Canarias. En este último aspecto, la presidenta de Asaga destacó que el sector no tiene nada contra el aumento de los salarios, pero puntualizó que "sobrevivir no es tan sencillo" y que los agricultores y ganaderos se ven "abocados a la economía sumergida".

Organizarse y crecer no es tarea fácil, pero constituye la única vía para desenvolverse con éxito en un entorno cada vez más competitivo. Para ello hay que apoyarse en las fortalezas que reúne el agro canario. Entre ellas figuran un clima idóneo para las producciones subtropicales y unos suelos volcánicos que "dan sabores únicos" a unos "vinos y frutas excepcionales" en toda Europa. Como contrapartida, la vida de los productos es más corta que la de los producidos en climas más fríos.

La posibilidad de cultivar desde el litoral hasta la montaña hace pensar en la viabilidad de aumentar los niveles de autoabastecimiento alimentario en Canarias. "El problema es que siempre vamos a ser más caros. Hay que sensibilizar a la población: el dinero va a ir a los bolsillos de canarios, que se lo van a gastar y a generar economía aquí", argumentó Delgado.

Las crecientes reticencias a viajar en avión por razones medioambientales de algunas sociedades -las nórdicas, en particular- no deben hacer perder de vista que Canarias sigue siendo el destino vacacional "más próximo dentro de Europa". Esta condición de potencia turística se presenta como una oportunidad para el sector. Es necesario dirigirse al gran cliente potencial que es el turista europeo. "Tenemos que empapelar las fincas cercanas a las zonas turísticas con propaganda de nuestras producciones y decirle Amigo visitante, no te vayas sin probar las producciones canarias y pídeme cuando llegues a casa", animó la dirigente agraria. Según Asaga, los alrededor de 15 millones de turistas que recibe el Archipiélago, unidos a los dos millones de residentes, conforman un volumen de consumidores que debe ser un blanco prioritario para el sector.

En el capítulo de las oportunidades ocupa un lugar central la "llamada a la unión" que realizó la presidenta de la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Canarias. "Necesitamos empresas más grandes. Necesitamos unirnos y defendernos conjuntamente", señaló Delgado. A su juicio, esto facilitaría a los productores locales negociar precios. Para Asaga, la alianza debe ir más allá de las empresas y englobar los sectores. "Es necesario unir aún más si cabe la agricultura y la ganadería", aseguró. De esta manera no solo se ganará en competitividad, sino que también se pondrán las bases para mantener los suelos pese al inevitable monocultivo y se contribuirá a que pervivan las "formas de vida de las zonas rurales", que, a su vez, "tienen mucho que ver con la prevención de los incendios forestales".

El objetivo del sector agropecuario de las Islas es que a su alrededor se desarrolle todo un ecosistema de "empresas del futuro". Según Delgado, la actividad agroalimentaria está destinada a desempeñar un papel esencial. "Sin alimentos no hay vida. Es un sector de futuro y tenemos que tomárnoslo en serio".

Para los empresarios agrarios, la producción de abonos orgánicos -"la materia orgánica es la vida del suelo"- y la regeneración y reutilización del agua para tener recursos hídricos "en cantidad y calidad" son no solo condiciones para su actividad, sino también vías de desarrollo futuro. En esta prospectiva del sector dibujada ayer en el Foro Agropecuario por la presidenta de Asaga aparece también la "racionalización" de los envases plásticos, que no su desaparición, puesto que algunos continúan siendo "absolutamente necesarios". El objetivo es "trabajar conjuntamente con las administraciones y las asociaciones para quitarlos de donde solo generan residuos".

Los mercados locales "no son el modelo ideal"

La falta de unión del sector agropecuario y sus dificultades para acceder a grandes mercados explican que los productores de las Islas terminen vendiendo en los mercados locales, unos espacios sobre los que la presidenta de la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Canarias (Asaga), Ángela Delgado, guarda algunas objeciones.

En el marco del Foro Agropecuario Santander-El Día, organizado por este periódico y Prensa Ibérica con el patrocinio de la entidad financiera, Delgado advirtió de que los mercados municipales "no son el modelo ideal". Según la dirigente agraria, estos recintos no ofrecen "las suficientes garantías sanitarias y de origen" de las producciones que allí se venden. En este sentido, reclamó más presencia de técnicos, puesto que los que ahora hay "están para el papeleo", sostuvo.

Delgado admitió que los mercados locales son "la forma más fácil" de comercializar las producciones. Sin embargo, alertó de que en ellos se da mucho la economía sumergida, lo que supone "una competencia desleal" para las empresas del sector que abonan sus salarios y cumplen con sus obligaciones tributarias. En este sentido, aseguró que los empresarios agropecuarios han debido subir en torno a un 20% los sueldos de sus trabajadores y pagan "religiosamente" sus impuestos, una situación que contrasta con la de los mercados municipales, donde, denunció, "no hay ningún control".

La necesidad de acudir a estos mercados los domingos impone a los productores, además, la obligación de trabajar los siete días de la semana, una situación que no es deseable. "También necesitamos tener días libres", dijo Delgado ante los invitados.