"El futuro es incierto, pero el sector está unido y sabe sacrificarse". Con esta frase resume Ángela Delgado, presidenta de la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Canarias (Asaga), el momento que vive una de las arterias principales de la economía insular. El suelo agrario, la sequía, la lucha contra las plagas y, por supuesto, el brexit están incluidos en una entrevista que se convierte en la antesala del evento que 'El Día', periódico de Prensa Ibérica, organiza el próximo martes en el Hotel Escuela de Santa Cruz de Tenerife. Retos y oportunidades del sector agropecuario en Canarias es el título de la conferencia que pronunciará en el transcurso de una cita en la que intervendrá Beatriz Martínez Ruiz, directora territorial del Banco Santander en Canarias, entidad patrocinadora del evento.

No sé si Asaga es la última esperanza de la gente del campo, pero sí uno de sus refugios más sólidos ante la que está cayendo.

Asaga ha sido la casa de los agricultores y ganaderos durante más de 40 años. Nos preocupa no solo el presente sino el futuro. En este sentido, estamos obligados a ir un paso por delante, es decir, abriendo el camino y quitando del medio las piedras que encontremos. Nuestros oídos no solo tienen que escuchar las necesidades reales de las explotaciones agrarias y ganaderas; también deben estar atentos a las recalificaciones de suelo que tanto merman al sector.

¿Se puede ganar la batalla por evitar la pérdida de suelo agrario?

Los abusos que se han cometido históricamente con el suelo en las Islas son un problema que aun no hemos superado, pero Asaga no va a modificar su postura: le volveremos a decir a todas las administraciones que las personas que participen en los proceso de recalificación tienen que ser ingenieros agrónomos. Solo ellos están en condiciones de valorar esos proyectos. Con todos mis respetos para los arquitectos hay aspectos claves, como puede ser la altura a la que deben construirse unas infraestructuras, que un ingeniero agrónomo conoce mucho mejor que un arquitecto.

En su primera respuesta habló de prevenir el futuro, ¿cuál es el que le espera a los agricultores y ganaderos del Archipiélago?

Es un futuro incierto... Me gustaría decir otra cosa, pero yo no puedo ocultar que las perspectivas no son las mejores. Estamos muy alejado de los mercados y tenemos un clima subtropical que está afectado por un proceso de desertización grave. La baja pluviometría nos coloca en una posición delicada en cuanto a la escasez de agua. Ese es el mayor problema ya que no es posible desarrollar la actividad agrícola y ganadera sin esos recursos hídricos.

¿La sequía es la mayor amenaza que se cierne en estos momentos sobre el campo?

La sequía hay que combatirla con políticas punteras para ejecutar ya las obras hidráulicas que siguen pendientes en todas las Islas... Sin esa inversión no podremos regenerar las aguas residuales de Canarias para su utilización en la agricultura. Una de las posibilidades de subsistencia del sector está asociada con el acceso a las aguas tratadas a un precio justo, es decir, que a los agricultores no se les cargue todo el proceso en el recibo porque eso debe ser una cuota que deben asumir de manera solidaria los canarios. A los agricultores lo único que le tienen que sumar a su factura es la parte correspondiente a la desalinización. El único requisito que se va a pedir a la hora de volver a usar esos recursos es que tengan una calidad del cien por cien para cualquier labor agraria o ganadera. Si logramos que el suministro llegue con normalidad a todas las explotaciones que están por debajo de los 500 metros de altura estaríamos hablando de un éxito considerable. Las galerías, por tanto, tendrán que seguir suministrando el agua a las zonas altas.

El control de plagas también es uno de los asuntos que les obliga a ir un paso por delante, ¿no?

Sí, porque aunque hay plagas que no son desconocidas para nosotros sí que nos faltan algunos datos relativos a su evolución. No nos vamos a resignar, aunque debemos aceptar que hay que convivir con ellas. Sobre todo, porque estamos en un enclave geográfico que potencialmente puede atraer a todas las plagas habidas y por haber. El frío nos ayudaría a la hora de controlar esos ataques, pero la eterna primavera que envuelve al archipiélago nos obliga a tomar medidas para contrarrestar los ciclos más conflictivos. Si a esas temperaturas elevadas le sumanos los altos porcentajes de humedad ya tenemos el caldo de cultivo ideal para estar peleando durante todo el año contra esas plagas. Aunque algunos lo puedan llegar a interpretar como una autocrítica al sector, es evidente que la situación de monocultivo que se da en el campo canario nos genera cierta desventaja...

¿A qué se refiere exactamente?

Insisto que nadie lo vea como una autocrítica porque la falta de agua que existe en Canarias no permite hacer rotaciones de cultivos. Tenemos que aprovechar al máximo los recursos que van a los terrenos que nos dan de comer... Lo lógico sería que cuando se diera por finalizado un periodo de explotación esas tierras se emplearan para cultivar otros productos, pero eso no lo podemos hacer en estas circunstancias. El agricultor quiere tener el agua que necesita para producir lo que le genera beneficios, no invertir en proyectos menos seguros.

La "guerra del tomate" creó en el pasado una merma importante en el sector cuyas heridas aún son visibles, ¿hay preocupación por el futuro del plátano?

Los proveedores internacionales que suministran plátanos a Europa, incluído a España, van a continuar bajando los precios porque su producción es superior y los costes que genera ese cultivo son menores que los que existen en Canarias... Queremos competir en la Unión Europea en igualdad de condiciones y ahora no lo estamos. A mucha gente se le llena la boca defendiendo que hay que ser fuertes en Europa, pero hay una doble moral entre lo que se dice y lo que está pasando. Ante un rival tan duro en el mercado no nos pueden exigir un montón de controles fitosanitarios a los canarios y ninguno a terceros países que introducen la banana en la UE.

El 'brexit' será una cuestión que estará presente en la conferencia del próximo martes en la que hablará de "Retos y oportunidades del sector agropecuario en Canarias".

Lo del brexit es un tema al que le restan numerosos capítulos por resolver. Ahí tenemos un agujero oscuro que por mucho que lo intente sigo sin entender. Los tomateros y el resto de los exportadores podemos estar negociando esta semana con el Reino Unido y dentro de dos perdidos porque no sabremos cuáles son los documentos que habrá que rellenar. Incluso si no hay un acuerdo bilateral, que no lo habrá, estaremos ante el escenario de un brexit duro que nos puede sacar del mercado en unas horas para romper unas conexiones comerciales que se han desarrollado en buena sintonía durante más de seis décadas. No podemos esperar a que otros nos arreglen el problema porque eso no va a ocurrir. Tendrá que ser Canarias, con la complicidad del Estado, la que busque otros mercados para no hipotecar su futuro.