Victor Mulas (Madrid, 1976) pilota un programa del Banco Mundial dedicado a observar la contribución que las tecnologías disruptivas aportan al desarrollo. De visita no oficial en las Islas, de la mano de la Asociación Canaria de Startups, Empresas de Base Tecnológica e Inversores Ángeles (Emerge) se reunió la pasada semana en Casa África con responsables institucionales y de empresas privadas. Según el esquema de detección que propone, el ecosistema innovador de las Islas está en fase incipiente y propone utilizar "joyas" como el IAC para atraer talento foráneo capaz de contagiar a los emprendedores locales y que estos despeguen.

¿Qué es tecnología disruptiva?

Tecnología transformacional. Todos los cambios tecnológicos tienen un impacto en la economía. Este puede ser lineal, por ejemplo las mejoras que se han ido introduciendo en los automóviles desde el primero hasta nuestros días, o exponencial, provocando cambios sistémicos.

De paradigma.

Exactamente. Internet es uno de ellos o si nos remontamos en el tiempo, también lo fueron la máquina de vapor o la electricidad. Son cambios que te permiten hacer cosas que antes no eran posibles.

¿Por qué un programa específico en este ámbito?

Porque la aparición de tecnologías disruptivas y la interacción entre ellas está acelerándose. Ahí están la inteligencia artificial, la robótica o el blockchain. Fíjese solo en este último, que acaba con los sistemas institucionales para garantizar la identidad que hasta ahora aportaban los estados a través de los notarios. Todas estas novedades abren la posibilidad de hacer cosas distintas y crear negocios diferentes. Desde el Banco Mundial observamos la contribución que estas innovaciones aportan al desarrollo.

¿En Canarias hay un ecosistema innovador?

Usted mismo puede contestar esta cuestión. Basta con saber cuántas startups constituyen un caso de éxito, que tengan fondos y generen más de 50 empleos. Para llegar a ello tiene que existir una masa crítica de emprendedores capaces de llegar a ello. O cuántos intermediarios, aceleradoras, hay aquí desarrollando casos de éxito, ya sea en las Islas o fuera, por valor de diez o veinte millones de dólares. Si en ninguno de estos casos vienen respuestas a la mente de manera inmediata, es porque el ecosistema está en una fase muy inmadura.

¿Por dónde se puede empezar a intentar hacer que madure?

Por ver en qué áreas puede generarse esa masa crítica de talento inicial para que vaya creciendo.

¿Se le ocurre alguna?

Hay nichos de conocimiento técnico espectaculares, auténticos referentes mundiales. En el Instituto Astrofísico de Canarias (IAC) hay personas al nivel casi de Premio Nobel, que han hecho publicaciones superavanzadas y tienen una red internacional en la que se integran los científicos punteros de Japón, Francia o Alemania, por nombrar solo algunos países. Además, muchas de las publicaciones que generan tienen aplicación práctica más allá de la Astronomía, por ejemplo en Medicina. Es una joya.

¿Cómo puede ese conocimiento generar el ecosistema?

Esa es la clave, y la oportunidad es espectacular. No hay una respuesta exacta, pero no cabe duda de que es absolutamente necesario generar el ecosistema y esta es una gran posibilidad.

¿Y si no existe ese potencial, si no hay talento a ese nivel?

Imaginemos que eso sucede, que el conocimiento que parte del IAC es demasiado avanzado. Tampoco es un problema. Importas el talento, lo traes de fuera y lo utilizas para mentorizar a los emprendedores de aquí y generar más ecosistema. Está inventado, Chile lo hizo muy bien con Start-Up Chile, una competición para atraer emprendedores por un año, se les daban fondos...

¿Y si luego se van?

Exactamente eso ocurrió allí.

¿Dónde está el aspecto positivo de la iniciativa entonces?

Las críticas abundaron porque eran fondos públicos. Sin embargo, lo ves seis u ocho años después y te das cuenta de que juntaron a los emprendedores más avanzados que venían de otros países con los chilenos. En cierta forma obligaron a los primeros, con sistemas de obtención de puntos necesarios para graduarse, a impartir formación a los segundos. Es muy interesante, porque en el Banco Mundial pudimos comprobar que todos lo que ahora tienen éxito en Chile pasaron por esa iniciativa.

¿En cuánto tiempo surge la base necesaria?

Hay que pensar en el largo plazo, en los activos que tienes aquí capaces de atraer a los de fuera; el del IAC es un claro ejemplo. No el único, es espectacular también el potencial que existe con la industria petrolera que utiliza los servicios del Puerto de La Luz.

De cara a África, ¿qué papel puede jugar el ecosistema innovador a generar en Canarias?

La ubicación geográfica importa un poco menos, lo digo porque ahí está Latinoamérica, más sencilla para un español. Cualquier país insular puede beber de la experiencia de las Islas y de cómo soluciona determinados problemas como el aislamiento de núcleos habitados. Hay que pensar un poco más allá, en las cuestiones que se han solucionado aquí y que en otros lugares están por abordarse.