En el año 1993 la Comisión Europea publicaba el Libro Blanco sobre el Crecimiento, la Competitividad y el Empleo, que incluía, entre los llamados Nuevos Yacimientos de Empleo, a los relacionados con la protección del medio ambiente.

Con posterioridad, en 1999, la OCDE y Eurostat proponen la definición de sector ambiental, que quizás sea la más completa hasta la fecha: "Aquellas actividades que producen bienes y servicios capaces de medir, prevenir, limitar, minimizar o corregir daños al medio ambiente tales como la contaminación del agua, aire, suelos, así como problemas relacionados con los desechos, el ruido y los ecosistemas, incluyendo las tecnologías limpias, productos y servicios que reducen el riesgo medioambiental y minimizan la contaminación y la utilización de recursos".

Muchos años después, los Empleos Verdes siguen estando de actualidad y continúan considerándose prioritarios en su fomento, creación y consolidación.

En este artículo, ponemos como ejemplo de Empleo Verde la actividad de una empresa no incluida dentro de los sectores tradicionalmente asociados al medio ambiente (como pueden ser las energías renovables o la gestión de residuos), sino que incorpora un proceso de compra y producción más sostenible que da cómo resultado productos que también lo son.

El mercado de los productos sostenibles está aumentando, propiciado por un aumento de los niveles de información y exigencia de los consumidores y por la normativa que los impulsa en todos los ámbitos; por ejemplo, a nivel europeo, la Directiva (UE) 2019/904, relativa a la reducción del impacto ambiental de determinados productos de plástico de un solo uso; a nivel nacional, el Plan de Contratación Pública Ecológica de la Administración General del Estado, sus organismos autónomos y las entidades gestoras de la Seguridad Social (2018-2025); a nivel autonómico, las directrices y recomendaciones urgentes para la reducción y reciclaje de residuos de plásticos de un solo uso en la Comunidad Autónoma de Canarias.

El ejemplo de Madenista

Productos sostenibles garantizados, en los que se prescinde del plástico en su elaboración. Eso es lo que ofrece Madenista, una empresa tinerfeña de reciente creación, dedicada a la fabricación personalizada de ropa y paneles decorativos, donde cada cliente puede exhibir esa frase, dibujo o diseño que siempre había querido plasmar.

Su promotor, Lucas Luengo, nos revela que su ropa está compuesta al 100% de algodón orgánico o con un % (máximo 15%) proveniente de materiales reciclados. Las prendas están certificadas por Fair Wear Foundation, asegurando así que han sido elaboradas en condiciones laborales justas, donde los empleados cobran un salario digno y no se produce explotación infantil. Cuentan con certificado GOT's (Global Organic Textil Standard), norma líder en el procesamiento de textiles hechos con fibras orgánicas; y con la etiqueta de Global Recycled Standard (GRS), que certifica que los materiales utilizados son reciclados (en el caso del poliéster, de las botellas de plástico; en el del algodón, de los desechos de corte).

Por si todo esto no fuera suficiente, cuentan con certificación PETA. Su ropa está hecha de materiales 100% veganos, por lo que se puede estar seguro de que ningún animal ha sufrido daño durante su creación.

En el caso de los paneles decorativas, la madera proviene de bosques sostenibles, garantizando este origen a través de la certificación FSC (Forest Stewardship Council).

Todas las tintas son al agua, sin disolventes ni productos tóxicos.

Más información www.madenista.com

Banco de ideas de negocios ambientales sostenibles. Decenas de ideas para poner en marcha un negocio sostenible

Como herramienta para el fomento y asesoramiento en Empleo Verde, el Cabildo de Tenerife, por medio de su Área de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Seguridad, y con la colaboración de la Cámara de Comercio de S/C de Tenerife, ofrecen el Banco de Ideas de Negocios Ambientales Sostenibles (BINAS). Puesto en marcha desde 2010, ofrece orientación para profesionales autónomos, empresarios y emprendedores en la búsqueda de nuevas oportunidades de negocio en actividades económicas, que se pueden calificar como ambientales o sostenibles, de amplio espectro, como son las relacionadas con las energías renovables y la eficiencia energética, la gestión de los residuos, el transporte sostenible, la educación y sensibilización ambiental, la agricultura sostenible, la protección de los ecosistemas y de la diversidad biológica, y la conservación del suelo y el agua, entre otras.