Gustavo Santana (Las Palmas de Gran Canaria, 1976) ha cambiado el cargo de secretario general de UGT-Canarias por el de viceconsejero de Empleo del Ejecutivo autonómico. Lejos de pensar que su nombramiento pueda generar recelo en la patronal, entiende que supone una ventaja porque conoce de antemano las inquietudes de esta y los sindicatos. Sobre su desempeño en el cargo, un objetivo sobresale del resto: incrementar la calidad del empleo que se crea.

¿Mal momento para hacerse cargo del empleo?

O no.

Usted dirá.

No hay elementos claros para afirmar que vamos a una crisis, hay que ser prudentes. Aun en el caso de que se produjera, habrá que afrontarla como un momento para generar oportunidades.

¿Oportunidades para qué?

Para mejorar la calidad del empleo. Una de las claves que hay que poner encima de la mesa, sobre todo teniendo en cuenta los datos del paro registrado durante los últimos ocho años, es la muy alta incidencia de la temporalidad y la parcialidad en la contratación. Sería un momento oportuno, que siempre lo es, para discutir cómo avanzar hacia la calidad y estabilidad del empleo, y al cumplimiento de los convenios colectivos de referencia. Desde el Gobierno, buscando las complicidades necesarias, se pueden introducir elementos en esa materia.

Con esa prudencia que pide. Hemos tenido el peor agosto para el paro desde antes incluso de la crisis. ¿No es una señal?

Si analizamos friamente los datos, llegaremos a conclusiones que no lo hacen tan malo. El resultado posiblemente está vinculado a algunos sectores de producción como construcción e industria por finalización de contratos. Son 511 parados más, pero si desagregamos por sexos, vemos que hay 710 hombres más desempleados y 199 mujeres menos. Eso y que el sector servicios mejoró un 1% son pistas que nos llevan a pensar que la construcción y su coyuntura está detrás. Además, la afiliación a la Seguridad Social se mantuvo casi plana, creció en muy pocas personas. Hay incertidumbres internacionales que se trasladan a Canarias y eso nos dice que hemos de ser cautelosos y estar preparados.

¿De qué manera?

Poniendo sobre la mesa medidas de contingencia contra la destrucción de empleo. Ahora bien, perder empleo no tiene que ver con su calidad.

¿Con qué tiene que ver esta?

Con el marco de relaciones laborales, no con la actividad económica. Ahí tenemos que buscar las complicidades de los agentes sociales y económicos, para que incluyan aspectos que tengan que ver con el mantenimiento y la calidad del empleo cuando se negocien los convenios colectivos.

¿No puede ser que los inversores tengan el dinero a buen recaudo hasta que se despeje ese embrollado panorama internacional y por eso se resiente la construcción?

Posiblemente se está minando la confianza inversora. Por eso es deseable tener cuanto antes un Gobierno central para poner en marcha acciones de contingencia y evitar que la situación pueda agravarse. Bien con planes de inversión estatales para confrontar el cambio de ciclo, o bien mediante la negociación colectiva.

¿Tienen esos planes?

Acabamos de llegar, pero la consejera [de Empleo, Carolina Darias], ya ha dicho que se trabaja en ello. Siempre desde el punto de partida de que hasta el momento entendemos que se trata de un enfriamiento de la economía.

¿Le asalta la pesadilla de que haya elecciones y se pierda la oportunidad de derogar la reforma laboral?

Es el Congreso de los Diputados el que tiene que modificar esa reforma de 2012. Por eso es necesario cuanto antes la configuración de un Gobierno central. Volvemos a hacer un llamamiento para que se llegue a un acuerdo cuanto antes y pongamos en el centro de las políticas la modificación de los aspectos de la reforma laboral que nos han llevado a tener datos catastróficos en materia de temporalidad y parcialidad, por no citar la devaluación que ha experimentado la negociación colectiva. Esto urge.

Hay analistas que anuncian la pronta llegada de tasas interanuales negativas de afiliación. ¿No lo ve así?

Deje que insista con la prudencia. Todo el mundo sabe que la economía tiene ciclos. También es necesaria la coherencia política, porque los mismos que hoy bloquean la composición de un gobierno son los que pedían urgentemente que hubiera uno cuando había crisis. El mejor alimento para la incertidumbre es no tener un gobierno constituido cuanto antes.

Coloca la calidad del empleo como piedra angular. ¿Mantendrá el discurso en caso de que vengan mal dadas y cada parado menos sea una gran noticia?

Ya le digo que la creación de empleo o su destrucción está unida a la actividad económica y no a un marco de relaciones laborales. Es más, la negociación colectiva sería un elemento fundamental para, en una situación de crisis, buscar medidas que palíen la pérdida de empleo.

¿Cuáles?

Por ejemplo, cláusulas de mantenimiento de los puestos de trabajo, ya sea con reducciones de jornada o cualquier otra fórmula que perdure hasta que las empresas en crisis logren capitalizarse nuevamente. La negociación colectiva, deprimida de manera considerable en 2012, es un elemento sustancial a recuperar y eso puede darse por la voluntad de las partes negociadoras.

¿Esas son las complicidades de las que habla?

Exactamente, también en el ámbito de la concertación social. Falta desarrollar la negociación colectiva, que ha sido la gran ausente en todo este periodo.

¿Cómo pretende reanimarla?

Poniendo en marcha el Consejo Canario de Relaciones Laborales. Está amparado por una ley que establece que debe reunirse cuatro veces al año como mínimo. Sin embargo, no ha funcionado. Está conformado por sindicatos, patronales y Gobierno canario y es un órgano en el que poder analizar la evolución de la negociación colectiva y ver si desde el Ejecutivo podemos acompañar con alguna medida.

¿Y en todo este enfriamiento del empleo tiene algo que ver la subida del salario mínimo interprofesional (SMI)?

No. De lo contrario no se explica el aumento de horas extraordinarias que se ha producido. Es más, empresarios y sindicatos pactaron 1.000 euros en 2020. Puede ser un discurso muy sugerente para algunos sectores y partidos políticos, pero no tiene nada que ver con ralentización ni destrucción de empleo.

La tasa de paro juvenil ha mejorado pero continúa siendo muy elevada. ¿Alguna receta?

Tenemos que buscar elementos que acompañen a la diversificación de la economía, no solo para promover una mayor incidencia de otros sectores, sino también para encontrar estímulos que permitan crecer a nuestras pymes. Que tengan mayor tamaño es buena noticia para el empleo. Tenemos que hallar la fórmula para que cuando los jóvenes entren en el mercado de trabajo, ya no salgan. Ahí también ha de incidir la negociación colectiva. Las políticas activas, aunque tengan mucho capital para invertir en ellas, servirían de poco si no cambiamos la tendencia de la calidad y la estabilidad del empleo. Eso se logra con acuerdos claros entre empresarios y sindicatos en la negociación y la concertación.

¿Eso es aplicable también a esos mayores de 45 años que son mayoría entre quienes más tiempo pasan en paro?

Las políticas activas de empleo se centran en gran medida en estos colectivos. Cada vez que tomo el dato de paro registrado y veo que hay un uso intensivo de la temporalidad, que el 21% de los contratos duran entre uno y tres días, que más del 30% son de menos de un mes, y que esta tónica se repite mes tras mes, intuyo que continuamente se está sustituyendo a unos trabajadores por otros. Entre los afectados por estas prácticas nos encontramos con grandes bolsas de trabajadores menores de 25 años y mayores de 45. Necesitamos compromisos empresariales. Vale que el 95% son pymes, pero también las grandes deben darnos garantías de que si hacen uso de la bonificación a la contratación, es para extender contratos estables y a jornada completa.

¿La parcialidad de las jornadas también es un problema?

No es de recibo que del 10% que suponen los contratos indefinidos sobre el total, el 35% de ellos sean a jornada parcial. Nosotros no tenemos la varita mágica y por eso debemos buscar esas complicidades, y vigilar que se cumplan los acuerdos. Ahí puede jugar un papel importante el Consejo Canario de Relaciones Laborales. El Gobierno estaría dispuesto a acompañar muchas de las cláusulas si sindicatos y empresarios llegan a acuerdos para mantener los puestos de trabajo.

¿Le han felicitado las patronales por el nombramiento?

Sí. Si nos remontamos a mi etapa de secretario general de UGT-Canarias...

Hace unos días.

Sí, sí. Le decía que en esa etapa llegamos a grandes acuerdos. Hace dos años y medio firmamos el segundo bipartito por el empleo, que sirvió como soporte para llegar a los sextos acuerdos de concertación social. Faltó relanzar las cláusulas que habíamos pactado en materia de negociación colectiva y así avanzar a un nuevo acuerdo interprofesional de negociación colectiva. Me consta que hay voluntad por las partes para empezar a hablar de ello. Las dos patronales agradecen que en la Viceconsejería de Empleo haya alguien que conoce los temas a tratar, estemos o no de acuerdo. Si miramos los últimos diez años, han existido entre cuatro y cinco consejeros de empleo, otros tantos directores de Trabajo y del Servicio Canario de Empleo. En muchas ocasiones teníamos que volver a explicar todo desde cero, pero ahora saben que conozco el desarrollo de las cosas, por lo que el aterrizaje será más rápido; toca pone en marcha cuanto antes el diálogo.

¿Es una ventaja entonces?

Yo creo que sí. Otra cosa es que existan ámbitos en los que siempre ha habido muchísima discusión para llegar a un acuerdo. Sindicatos y patronales saben que siempre he defendido el acuerdo. Cuando estábamos en crisis tenía un valor incalculable de legitimación entre las partes y de búsqueda de soluciones, porque siempre es mejor entenderse que estar continuamente enfrentados. Es fundamental que sindicatos y patronales relancen acuerdos. Como sé las reclamaciones de unos y otros, podemos acompañar alguna de esas medidas hacia el empleo estable y de calidad.

¿Cómo se pasa del sindicato al Ejecutivo después de convocar huelgas contra el gobierno?

Con naturalidad democrática. Como secretario general de UGT, nunca convocamos una huelga general contra el Gobierno de Canarias. Cosa diferente es que lo hiciéramos, y yo participé de forma muy activa, frente a decisiones de los gobiernos centrales, especialmente por la reforma laboral de 2012. Insisto desde mi cargo actual en que esa iniciativa ha lesionado derechos laborales y ha deprimido la negociación colectiva.

¿Quién le llamó para ofrecerle el cargo?

El presidente, Ángel Víctor Torres. Tengo que agradecerle la confianza. Para mí puso de manifiesto el interés de este gobierno progresista por mejorar la cuota de calidad del empleo. Era martes, y me comentó que si estaba dispuesto, tomaría posesión el jueves. También me llamó después la consejera.

¿Cuánto tardó en contestar?

Poco. Ya existía el runrún, por lo que tuve tiempo para pensar qué debía decir si finalmente me llegaba la oferta. Pude hablar con mi familia y los compañeros del sindicato, como es lógico. Tras ocho años y medio como secretario general y habiendo estabilizado su situación, la conclusión fue rápida. Estaba de acuerdo con el perfil progresista de este gobierno, así que acepté.

¿Se ha quedado huérfano UGT-Canarias?

No, hay muy buenos cuadros dispuestos a afrontar el futuro. Antes de dar el paso, medité mucho la decisión, pero también hay que tener en cuenta que en el sindicato hay limitación de mandatos. Ya hay personas en las que se está pensando para estar en la secretaría general en el congreso ordinario que se celebrará en el primer semestre del año que viene.