La situación de los autónomos en Canarias es un reflejo de la realidad económica de las Islas. Uno de los rasgos más característicos de la economía regional -su estrecha dependencia de los servicios y, sobre todo, del turismo y sus derivados- afecta también a los trabajadores por cuenta propia. El presidente en las Islas de ATA (Asociación de Trabajadores Autónomos), Juan Carlos Arricivita, advierte de que "hay otros sectores que tienen que crecer para no depender tanto del turismo y los servicios".

Casi el 75% de los cotizantes en el régimen de autónomos en Canarias -más de 126.000 en julio- corresponden al sector servicios, una proporción que en el caso particular de los 87.000 afiliados como personas físicas -frente a los que lo son como jurídicas, a través de una sociedad- es aún mayor, cerca del 82%. "Tenemos que buscar una diversificación del autónomo", expone Arricivita, que apunta al escaso peso que tienen la industria, la agricultura e incluso la construcción entre estos trabajadores en las Islas, lo que inclina la balanza hacia el sector terciario. Dentro de este destaca la importancia que reviste la actividad comercial, cuya presencia en el colectivo supera en casi cinco puntos la media nacional.

No obstante, los servicios van más allá del turismo, la hostelería y el comercio, aunque sean estas las actividades mayoritarias. También forman parte del sector, por ejemplo, las labores profesionales, científicas y técnicas, donde el peso de los trabajadores por cuenta propia sobrepasa en más del doble el del conjunto de los afiliados en la Comunidad Autónoma (9% frente a 4%).

Canarias ha demostrado ser tierra de autónomos. Durante años las afiliaciones en este régimen han crecido a mayor velocidad que la media española, mientras que ahora que las cifras caen en el conjunto del país, en las Islas siguen al alza, aunque sea con menos fuerza. "No se crece al mismo ritmo", señala el presidente regional de ATA.

La pregunta que subsiste, incluso cuando la economía ha empezado a recuperarse tras el golpe que supuso la crisis, es si se emprende por vocación o convicción o por necesidad. Arricivita se muestra convencido de que mayoritariamente se hace "porque se quiere", aunque concede que todavía hay muchos que, empujados por las circunstancias -parados de larga duración, sobre todo-, dan el salto sin estar del todo preparados. Es ahí cuando llegan los fracasos, caso, por ejemplo, de quienes deciden capitalizar la prestación por desempleo. Un volumen "muy importante" de los nuevos emprendimientos -cerca del 80%- "se caen por falta de consistencia en el proyecto y de un capital detrás", precisa el representante de los autónomos isleños, que aconseja "ser realistas".

Los autónomos sufren con más rigor algunos de los condicionantes que limitan la actividad empresarial en Canarias. Así, y pese a que el acceso a la financiación bancaria ha mejorado tras la gran recesión, los trabajadores por cuenta propia "continúan siendo un bien tóxico", lamenta el presidente autonómico de ATA. Las entidades financieras, dice, "prefieren prestar a una sociedad anónima o limitada que a un autónomo, sobre todo por los avales y la seguridad jurídica que piden el Banco de España y el sistema interbancario". El autónomo es, en este aspecto, "una figura frágil".

Los retrasos en los cobros son un mal generalizado en España y, en especial, en el Archipiélago, que registra los índices de morosidad empresarial más elevados del país (y subiendo, según un reciente estudio de la consultora Informa D&B). Para los autónomos, el problema es aún más acuciante. "Nada más darte de alta, tienes que empezar a pagar -sin perjuicio de la ampliación a dos años de la tarifa plana aprobada por el Gobierno regional-, pero en muchos casos, sobre todo en profesionales liberales, facturar no significa cobrar en el momento", argumenta Juan Carlos Arricivita.

Como pequeños empresarios que son, los autónomos de las Islas padecen también la dificultad de embarcarse en el comercio digital, pese a los cambios normativos introducidos. "Vender a la Península o a la Unión Europea es complicado, porque somos casi un tercer país", señala Arricivita.

Los costes de la doble insularidad

"No es lo mismo emprender en Gran Canaria o Tenerife que hacerlo en La Palma, La Gomera y El Hierro". Con estas palabras, el presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) en Canarias, Juan Carlos Arricivita, hace referencia al coste que supone la doble insularidad para los trabajadores por cuenta propia de las islas no capitalinas de la provincia de Santa Cruz de Tenerife (los de Lanzarote y Fuerteventura sufren el problema "en menor medida", al ser territorios más poblados y con mayor afluencia de turistas). El precio de los combustibles, más elevado en estas islas, y la menor presencia de empresas o servicios a los que recurrir (servicio técnico, mantenimiento, abastecimiento...), radicados en las islas centrales, representan un "sobrecoste" que no siempre resulta sencillo asumir. Se da la circunstancia, además, de que el peso de los autónomos en el tejido empresarial es más alto en estas ínsulas, algo comprensible si se tiene en cuenta que los territorios más fragmentados y de menores dimensiones tienden más al autoempleo. El tamaño más pequeño del mercado insular y la más escasa presencia de turistas y visitantes reducen la clientela potencial y constituyen una dificultad añadida para operar en La Palma, La Gomera y El Hierro.

Las cifras

  • 126.648 autónomos afiliados a la Seguridad Social en Canarias el pasado julio. La cifra de trabajadores autónomos crece en las Islas pese a que en el conjunto del país empieza a menguar.
  • 48.495 trabajadores asalariados están contratados por los más de 87.000 autónomos que están afiliados a la Seguridad Social en el Archipiélago como personas físicas.
  • 65% Es la proporción de hombres en el colectivo de autónomos en las Islas. Aunque las mujeres suponen solo el 35%, su número se ha incrementado más en lo que llevamos de año (2,2% frente a 1,4%).