las cifras

3.559 accidentes de trabajo notificados el año pasado en el sector de la construcción en Canarias, frente a los 2.831 del anterior.

6 fallecimientos en el trabajo en 2018, el doble que los tres que se produjeron en 2017. Las causas: caídas, atropello, aplastamiento e infarto.

2.200 accidentes afectaron a trabajadores con contrato temporal. La menor antigüedad parece un factor de riesgo: casi 2.500 ocupados que llevaban menos de un año en la empresa sufrieron algún accidente.

40 accidentes los sufrieron mujeres, un dato que apunta al carácter muy masculinizado del sector de la construcción.

La recuperación de la construcción tras el desplome que sufrió durante la crisis ha venido acompañada del incremento de la siniestralidad laboral en el sector. Pero no es solo la mejora de la actividad -con cifras muy distantes, en cualquier caso, de las que se registraban antes del estallido de la burbuja inmobiliaria- la causante de este repunte de los accidentes. Factores como los cambios en la estructura empresarial que se han producido en la última década también contribuyen a explicar que el número de percances en las obras que se ejecutan en Canarias haya crecido un 25% en tan solo un año.

Según los datos del Instituto Canario de Seguridad Laboral (Icasel), en 2018 se notificaron 3.559 accidentes de trabajo en las actividades constructivas, frente a los 2.831 del año anterior. La inmensa mayoría, 3.498, tuvieron carácter leve, en tanto que los graves ascendieron a 55 y los que provocaron la muerte del afectado -por caídas, aplastamiento por materiales, atropello por vehículos e infarto- fueron seis, el doble que en 2018.

Para el presidente de la patronal de la construcción en la provincia de Santa Cruz de Tenerife (Fepeco), Óscar Izquierdo, los datos son "preocupantes". "Esto nos tiene que impulsar a todos -empresas, administración y trabajadores- para seguir trabajando juntos en poner todas las medidas correctoras, que deben centrarse sobre todo en la prevención", señala.

El dirigente empresarial destaca los progresos que ha experimentado el sector en materia preventiva durante los últimos años. "Ha mejorado muchísimo, y solo hay que visitar cualquier obra". Sin embargo, advierte de que aún es necesario avanzar, por lo que confía en que "se mantenga y se potencie" la mesa de trabajo con las patronales y los sindicatos que creó el Gobierno canario durante la pasada legislatura.

Al mismo tiempo, Izquierdo lanza una voz de alerta por la situación de la economía sumergida, que con la crisis ha florecido especialmente en las pequeñas obras de rehabilitación y reforma. Las actividades irregulares, sostiene, están haciendo "muchísimo daño", puesto que quienes se dedican a ellas "no cumplen con ninguna normativa ni precepto".

Su homóloga en la patronal de Las Palmas, María de la Salud Gil, coincide en que el aumento de la actividad -que ha pasado de una caída del 90% a parámetros "relativamente normales"- está en el origen del mayor número de accidentes. Pero la presidenta de la Asociación de Empresarios Constructores y Promotores de la provincia oriental (AECP) apunta a otras razones, como la "baja cualificación de los trabajadores en materia de prevención" y la modificación que ha sufrido la estructura empresarial. "La crisis nos hizo perder más de 8.000 empresas, casi 2.500 de ellas especializadas", recuerda. Esa mengua del tejido empresarial ha hecho que las empresas "consolidadas" se hayan centrado en aspectos como la innovación y las nuevas tecnologías, "soltando lastre", lo que se ha traducido en la subcontratación de unidades de obra. Así, "no hay empresas especializadas, sino autónomos que se agrupan para conformar subcontratas" y que carecen del suficiente conocimiento de aspectos como la prevención de riesgos laborales.

Para elevar la capacidad del sector de prevenir la siniestralidad, Gil considera necesario reactivar la mesa de trabajo en la que participan AECP y Fepeco junto a los sindicatos y el Gobierno, que hacía una labor "muy efectiva". "Nos preocupa muchísimo que no se mantenga", reconoce. Aunque el Ejecutivo "está acompañando" a las organizaciones empresariales y sindicales, la dirigente empresarial le demanda "un esfuerzo mayor". "La financiación es muy escasa. Ponen más dinero las empresas que el Icasel", expone.

María de la Salud Gil remarca el trabajo que realiza la patronal en esta materia a través de la Fundación Laboral de la Construcción, visitando y supervisando obras, proyectando dar formación a las subcontratas y extremando las exigencias. "Ningún empresario de nuestro sector -afirma- está contratando trabajadores que no tengan la tarjeta profesional, que es garantía de formación en materia preventiva".

Perfil del accidentado

Los datos del Icasel permiten dibujar el perfil del trabajador de la construcción que sufrió algún accidente en 2018. Los ocupados a tiempo completo son los más afectados, aunque la incidencia es superior entre los que tienen contrato temporal -alrededor de 1.200 accidentados en Las Palmas y 1.000 en Santa Cruz de Tenerife- que entre los indefinidos -unos 600 en la provincia oriental y 400 en la occidental-. Además, cuanto menor es la antigüedad en la empresa mayor parece el riesgo de tener un percance: los trabajadores que llevaban un máximo de un año acumulan cerca de 2.500 accidentes. Por edad, la incidencia se concentra sobre todo en los que tienen entre 35 y 50 años (casi 2.000 accidentes).

La estructura del sector también se entrevé a partir de las cifras del informe del Instituto Canario de Seguridad Laboral. Así, el grueso de la accidentalidad corresponde a las empresas con menos trabajadores -de uno a 25-, en consonancia con la realidad empresarial de las Islas, compuesta en su mayoría de pequeños negocios, en tanto que las mujeres, con escasa presencia en el sector, solo sufrieron 40 percances, todos ellos leves.