La Alianza de la Sanidad Privada Española (ASPE) ha pedido por carta a la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias una reunión para abordar la situación de los turistas británicos "estafados" por compañías de seguros de bajo coste que, cuando viajan a España, les venden pólizas que en realidad no cubren los tratamientos médicos más básicos.

En toda España se producen 800 de estos casos al día, numerosos de ellos en Canarias, que recibe a más de cinco millones de británicos cada año. ASPE lleva tres años denunciando esta situación que genera gastos a los propios turistas o a las clínicas y pingües beneficios fraudulentos a sus ideadores.

A los viajeros les venden en su país un seguro que sobre el papel cubre todos los gastos médicos. Sin embargo, cuando se ven necesitados de atención nadie les coge el teléfono y, una vez en la clínica de turno, descubren que han sido víctimas de un engaño. Doble, además, porque la tarjeta sanitaria europea ya les garantiza la asistencia en un centro público de la UE, canario en este caso.

ASPE ha decidido dar un paso más y reunirse con administraciones públicas y empresas, y hasta con el Ministerio de Exteriores y la Embajada británica. Según explicó esta patronal mediante un comunicado, los gobiernos de Reino Unido y España ya les han comunicado su disposición a "poner en marcha las primeras medidas dirigidas a frenar estas malas praxis". La Alianza también espera la "implicación" del Ministerio de Sanidad español y de las regiones más afectadas para coordinar esfuerzos.

El objetivo de la patronal es buscar apoyos para atajar un problema que "satura el sistema sanitario público con pacientes que han pagado una póliza privada, genera problemas económicos y administrativos a los hospitales privados y perjudica a los turistas ingleses, llegando a poner en riesgo su salud".

Como ejemplo está el caso de Martin Blake, británico de 72 años que el pasado año visitó Lanzarote en compañía de su hija. Sufrió un infarto y recaló en un centro sanitario canario que no contaba con los medios necesarios para atajar su dolencia, que requería de una intervención quirúrgica, por lo que era necesario un traslado.

La vendedora del seguro, Travel Insurance Facilities, se negó a abonar el coste de un avión ambulancia. La hija del enfermo tardó seis días en reunir los 24.000 euros para el viaje, un tiempo que se reveló vital a la vista del desenlace: Martin Blake falleció dos días después de llegar a su país. Desde la patronal advirtieron de que a pesar de estar claro quién es el culpable de estas situaciones también sufre la imagen del país y la de los hospitales.