El prestigioso analista Daniel Lacalle, considerado como el segundo economista más influyente del mundo, asegura que "la renta ciudadana es populismo barato".

¿Está usted más preocupado porque España no tenga aún gobierno o satisfecho porque no tenga un gobierno del PSOE y Podemos?

Estoy claramente más satisfecho porque no haya salido el gobierno que se temía. Habría sido francamente malo para la economía, para el país, para las familias... Prefiero que haya unos meses de incertidumbre a la certidumbre de que las cosas van a empeorar.

Con ese eventual gobierno del PSOE y Podemos habría subida de impuestos, sea esto bueno, malo o regular. Uno de los argumentos en favor de la subida impositiva es que la presión fiscal en España no es muy alta. Pero sí es alto el esfuerzo fiscal.

La presión fiscal es una ratio recaudatoria, los ingresos fiscales sobre el PIB, y lo primero que hay que decir es que ese argumento de que en España no es muy alta solo se sostiene en comparación con países en los que está a niveles confiscatorios. Pero, en cualquier caso, lo que le importa al ciudadano no es la presión fiscal, sino como usted bien dice, el esfuerzo fiscal, que es cuánto pagas de impuestos con respecto a lo que ganas. ¿Por qué la presión fiscal aparentemente no sería la de otros países? Pues porque tenemos mucho más paro y muchas más personas que están fuera de la economía reglada. Así que estamos comparando peras con manzanas.

Usted defiende bajar los impuestos. Pero ¿cómo hacerlo sin menoscabar el gasto social?

Tenemos que ser conscientes de que el problema de los ingresos fiscales no se produce cuando hay impuestos más atractivos. Se recauda más y mejor, como se ha demostrado en países como el Reino Unido, Irlanda, etcétera. Pero hay que ser igualmente conscientes de qué es en realidad el gasto social. El gasto social es la cantidad de recursos que la economía tiene disponible después de generar crecimiento y generar empleo. No es el primer factor, es una consecuencia. Y lo que no se puede es poner una consecuencia como el factor predeterminante. Hay que entender que si se quiere tener gasto social no solo en los años 19 y 20, sino también en el 30 y en el 50, será necesaria una economía que crezca, que cree más empleo y que sea más productiva. Básicamente se resume todo en una frase: no existe el gasto público sin los ingresos de un sector privado potente y creciente. Parece como si los ingresos fiscales vinieran del aire. Cualquier persona entiende que no se puede basar la economía familiar a partir de un 'esto es lo que yo me puedo gastar, y como esto es lo que yo me puedo gastar, entonces mi jefe me tiene que pagar más'.

¿Hay que bajar las cotizaciones sociales?

En un país que tiene un 14% de paro con la economía creciendo por encima del 2% no puedes mantener algo que es un clarísimo escollo a la contratación. Tenemos que cambiar el cómo se dicen las cosas. No son cotizaciones sociales, son impuestos al trabajo.

Entiendo entonces que usted es de los que piensan que bajando las cotizaciones sociales podríamos recaudar más porque a lo mejor tendríamos 5.000 en vez de mil empresas.

Claro, y porque contratarían a más personas. En España, con una legislación aparentemente garantista, hemos tenido una media de desempleo del 18% desde los años ochenta. Tomamos decisiones que se disfrazan de protectoras pero que no protegen a nadie.

La subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) no ha destruido empleo.

Pero mire, el impacto en el mercado de empleo es ya evidente, lo hemos visto en la última EPA [Encuesta de Población Activa]. En términos desestacionalizados, es la primera vez que sube el paro en junio desde el año 2013, en medio de la crisis. Y también hay que ver el impacto en el empleo de menor cualificación. La gente se piensa que la subida del salario mínimo interprofesional, como cualquier otra medida económica, tiene que tener impacto en el minuto cero. Y eso es falso. Creo que todo el mundo entiende que las medidas económicas que se tomaron en el año 2008 generaron su mayor impacto negativo en el año 2011, todo el mundo lo entiende, pero la izquierda siempre funciona bajo el paradigma de que cuando las cosas van mal es por la influencia exterior y que cuando salen bien es gracias a sus políticas. Imagínese usted que en España hubiese aumentado el paro desde enero. ¿Qué hubieran dicho? Pues que la culpa es de Trump, de la guerra comercial, de la recesión de Alemania..., y obviamente que en nada habría influido la subida del SMI.

La medida estrella del nuevo Gobierno de Canarias, gobierno que, por cierto, lidera el PSOE e incluye a Podemos, es la renta ciudadana. Complementar hasta unos 600 euros las pensiones no contributivas más bajas, los sueldos más precarios... ¿Qué le parece?

Lo primero que les diría es que si tanto los preocupa la renta de las personas, por qué entonces no reducen los impuestos de manera que la renta disponible aumente. ¿Qué es? Pues populismo barato. Primero porque las rentas de inserción ya existen. Segundo porque en realidad no están solucionando el problema, que es que el coste de contratación es muy alto. Y tercero, ¡qué poco generosos!, ¿no?

¿Por qué?

¿600 euros? ¿Por qué no suben a 5.000?

Hablaba antes de ese paro estructural de un 18% de media. Pero si ese porcentaje es alto, en Canarias ha sido a todas luces desproporcionado. Y ello aun teniendo fuero propio.

Es que tener un régimen fiscal propio es una parte, pero no todo. No se trata solamente de la fiscalidad, sino también de la burocracia y de la Administración. Puedes tener impuestos aparentemente atractivos, pero si tu Administración es lenta, burocrática, donde los permisos se demoran... Mire, yo recuerdo hablar con empresarios en Canarias que me decían que los permisos tardaban tres años. Entonces resulta que tienes escollos autoimpuestos, y viene la izquierda y dice 'ven cómo los bajos impuestos no son la solución'. Es decir, la izquierda te dice que la culpa de los problemas de intervención es que no hay suficiente intervención. Es un escollo, desde mi punto de vista, muy problemático en Canarias. Insisto, cuando he tenido la oportunidad de hablar con responsables económicos de las Islas, ellos mismos lo reconocían. Es un factor que no podemos ignorar, porque entre otras cosas desvirtúa el mensaje positivo de una fiscalidad atractiva. Si tú le dices a la gente que hay que tener una fiscalidad atractiva, te responderá 'mire usted, aquí tenemos una fiscalidad atractiva y más paro que nadie'. Pues claro, porque habrá que hacer algo más aparte de mejorar la fiscalidad. Ese es el problema.

Canarias cerró 2018 con 947 millones de euros de superávit. Casi mil millones bloqueados por la regla de gasto. El anterior Gobierno regional insistió mucho en que se permita a las regiones cumplidoras gastar el superávit en sus servicios públicos.

Estoy de acuerdo en que hay que buscar mecanismos para facilitar que se utilice parte de ese superávit. Pero la cuestión es que no podemos hablar del superávit de una comunidad autónoma cuando el Estado tiene un endeudamiento como el que tiene. Nos olvidamos de que todos estamos en un Estado, no somos países independientes. Muchas veces los argumentos de las autonomías sobre el superávit ignoran un argumento mucho más importante: qué vamos a hacer con el endeudamiento estatal. Pero en cualquier caso, creo que se podría llegar a un acuerdo que permitiese a las comunidades que cumplen los objetivos de déficit utilizar parte de su superávit. ¿Por qué? Porque el Fondo de Liquidez Autonómica funciona de una manera que siempre he criticado, funciona como un desincentivo. Es decir, si tú incumples, te rescatan; y si cumples, no puedes invertir en tu comunidad.

Se le bloquea a Canarias el superávit mientras se permiten los dispendios de la Generalitat.

Hay que escuchar a las comunidades que lo han hecho bien, pero eso no debe hacer olvidar lo más relevante. Imaginemos que una región tiene superávit pero el Estado entra en una crisis de deuda, pues resulta que la crisis la tendrá también la región. Defiendo que haya un diálogo para que se cambie la estructura del Fondo de Liquidez Autonómica. Que deje de ser un incentivo que se utiliza por parte de algunas comunidades autónomas desde el punto de vista de a mí qué más me da, yo incumplo, y cuanto más saco del Estado, menos problemas tengo.

Lacalle estará en septiembre en Tenerife invitado por JH Asesores Financieros y Bancarios

El profesor de Economía Daniel Lacalle, autor de varios títulos divulgativos, columnista y colaborador de distintos medios de comunicación y popular por sus apariciones televisivas, estará en septiembre en Tenerife invitado por el despacho JH Asesores Financieros y Bancarios, que dirige Jorge Hodgson. Lacalle será conferenciante en el foro JH Talks, una iniciativa propia de JH Asesores Financieros y Bancarios que ya ha traído a Canarias a personalidades como Emilio Duró y Gonzalo Bernardos.