La tasa que el nuevo Gobierno de Canarias quiere cobrar a quienes se alojen en establecimientos turísticos estará entre las más baratas de Europa. Y será también inferior a la que tienen que pagar los turistas que pernoctan en hoteles o apartamentos de las seis ciudades de Cataluña y Baleares en que la ecotasa lleva ya tiempo aplicándose. El tributo que propone Nueva Canarias (NC), que tiene el control de la Consejería de Hacienda y que de los partidos que integran el cuatripartito es el más firme defensor de la tasa turística, oscila entre los 0,5 y los 1,5 euros por cada día de alojamiento y en función del tipo y de la categoría del establecimiento. Unas tarifas que estarán, si el Ejecutivo que preside Ángel Víctor Torres cumple definitivamente su propósito, sensiblemente por debajo de las que han de abonarse para visitar Bruselas, Edimburgo, Palma de Mallorca, Berlín, Liubliana o Niza, por ejemplo. Actualmente hay 139 destinos a lo largo y ancho del Viejo Continente en los que aparece en la factura del hotel o del apartamento un cargo en concepto de ecotasa. El tributo que se pagaría en las Islas, de ponerse en práctica en los términos defendidos por NC en el Parlamento, estaría entre los 30 más baratos.

Aunque la tasa turística se enfrenta al rechazo de la patronal hotelera de la Comunidad Autónoma, lo cierto es que su implantación en el Archipiélago estaría muy lejos de ser una novedad. Los empresarios entienden que cobrar un extra a los turistas restará competitividad al sector, con lo que ello podría acarrearle al conjunto de la economía canaria, cuya salud y crecimiento dependen sobremanera de que le vaya bien al turismo. La idea que impera en la patronal es que Canarias no puede compararse con Cataluña o Baleares, los otros dos grandes destinos de España y en los que la ecotasa lleva años aplicándose sin que el número de viajeros o de pernoctaciones se haya visto afectado. ¿Por qué? Porque las dos regiones mediterráneas están mucho más cerca de la Europa continental y disfrutan de mayor conectividad. Si la floreciente competencia de países como Túnez, Turquía o Egipto ya está restando turistas a las Islas, el nuevo tributo agravaría aún más la situación y desviaría a más personas hacia otros destinos, teme el empresariado.

En el otro extremo hay quienes ven en la ecotasa un beneficio a medio y largo plazo incluso para la propia industria, al menos siempre que la recaudación revierta efectivamente en la mejora de las infraestructuras públicas, la promoción del turismo sostenible o el mantenimiento del paisaje agrario, que es la intención del Gobierno regional. En esta línea, el catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona, Antón Costas, afirmaba en una reciente entrevista con este diario que la tasa turística está plenamente asimilada por el visitante. Costas recuerda que el turismo genera una externalidad negativa en el medio, como la factoría que emite gases contaminantes y ha de hacerse cargo del coste, de modo que la solución "racional", también desde el punto de vista empresarial, "es incorporar esa externalidad al precio del servicio".

Sea como sea, lo cierto es que la ecotasa se ha abierto paso entre los principales destinos del continente. Hasta el punto de que cada vez son más los territorios y ciudades que cobran el tributo, lo que deja a Canarias cada vez más sola en el grupo de las regiones europeas eminentemente turísticas que aún no han apostado por esta posibilidad. La firma Liligo.com, que da nombre al motor de búsqueda de viajes y precios fundado por Findworks Technologies y filial de la cotizada eDreams Odigeo, acaba de publicar un estudio donde recopila los precios y características de la tasa turística en los 139 destinos europeos en que ya está en vigor. El análisis de la empresa pone de manifiesto, por un lado, que el tributo hace tiempo que dejó de ser novedoso y, por otro, que no es exclusivo de las grandes ciudades.

El Archipiélago sería o será el territorio 140 de Europa en implantar la ecotasa. Entre los 139 que ya la cobran figuran grandes capitales como Berlín, donde el visitante paga en concepto de tasa turística el equivalente a un 5% del precio de la habitación; Viena, donde el turista (cada uno de ellos, no la unidad familiar) tiene que abonar entre 0,15 céntimos y tres euros por cada noche alojado; Bruselas, que cobra 4,24 euros por persona y noche; Edimburgo, 2,6 euros también por persona y noche; París, donde oscila entre los 0,25 céntimos y los cinco euros; Roma, de cuatro a siete euros; o Atenas, donde hay que prepararse para pagar entre 0,5 y cuatro euros. Pero, además, en la lista aparecen también destinos no precisamente de masas, o al menos no tanto como los anteriores, que también se han lanzado a engordar la recaudación con la ecotasa.

Son los casos de Cluj-Napoca, en la región rumana de Transilvania y donde hay que pagar un euro; de la portuaria ciudad polaca de Gdansk (50 céntimos por persona y noche); de la fría capital ucraniana de Kiev (donde la ecotasa es el 1% del precio); o de la también rumana Timisoara, donde todo aquel turista que desee disfrutar de su arquitectura secesionista ha de abonar en concepto de tributo el 1% del precio del alojamiento por persona y noche.

El informe explica que en la mayoría de las ciudades se trata de una tasa fija por noche y persona, si bien hay otras urbes, como las mencionadas Berlín y Viena o la holandesa Ámsterdam, donde es un porcentaje del total de la factura del alojamiento. "Existen también modalidades intermedias en las que la tasa es un coste fijo que depende del precio de la pernoctación. Cabe destacar que muchas ciudades no cobran a los menores de 18 años o cuentan con una tasa reducida para ellos", ahonda el análisis.

En Canarias, según el modelo que NC defendió en el Parlamento en la anterior legislatura (rechazado por la mayoría de CC, PP y la Agrupación Socialista Gomera, con la que ahora comparte Gobierno), el turista pagará 1,5 euros por cada noche en hoteles de cinco estrellas o superior categoría o apartamentos de cinco estrellas; un euro si el hotel o el apartamento es de cuatro estrellas; y 50 céntimos en el resto de establecimientos. Eso sí, con un máximo de siete noches por persona, con lo que lo más que pagaría el visitante serían 10,5 euros, de las tarifas más económicas de Europa.