Marta Álvarez Guil (Madrid, 1966), la mayor de las hijas del fallecido presidente de El Corte Inglés, Isidoro Álvarez (Grado, Asturias, 1935; Madrid, 2014), asumió ayer la presidencia de la compañía de grandes almacenes tras lograr el respaldo del consejo de administración. La designación, por unanimidad de los consejeros, es ya efectiva aunque deberá ser ratificada el 25 de agosto por la junta general de accionistas. Marta Álvarez sustituye al directivo de la empresa Jesús Nuño de la Rosa Coloma, quien fue nombrado presidente hace poco más de un año para relevar a su vez a Dimas Gimeno Álvarez, miembro de la dinastía fundadora del negocio y sobrino de Isidoro Álvarez, a quien sucedió al frente del grupo en septiembre de 2014. La salida de Gimeno se produjo tras tensos enfrentamientos con sus primas. Las hermanas Álvarez Guil (Marta y Cristina) son titulares de forma indirecta (a través de la sociedad de cartera IASA) del 15,3% de El Corte Inglés, aunque, en tanto que hegemónicas en IASA tienen conferida la representación del 22,18% que IASA posee de El Corte Inglés. Esto las convierte en las mayores accionistas individuales de la empresa, sólo por detrás de la Fundación Ramón Areces (37,39%).

Marta y Cristina se incorporaron a los órganos del grupo a partir de 2015, meses después del fallecimiento de Isidoro Álvarez, su padre adoptivo. Marta, licenciada en Derecho y casada con Juan Claudio Abelló Gamazo (hijo del financiero Juan Abelló), fue candidata a la presidencia hace un año, pero entonces no se generó el clima necesario y se optó por la solución alternativa de un alto ejecutivo de la compañía, a quien la empresa definió entonces como la persona adecuada para "afrontar los retos de futuro" y que generaba menos tensión en el seno de la empresa tras una etapa marca por la inestabilidad que provocó la guerra familiar entre las hermanas Álvarez y el resto de los familiares de Isidoro. El enfrentamiento llegó a tal punto que María Antonia Álvarez Álvarez, madre de Dimas Gimeno, interpuso una demanda, archivada en junio, que venía a ensombrecer el procedimiento de adopción de Marta y Cristina porque se formalizó cuando ellas ya tenían más de 40 años.