Este lunes entra en vigor la nueva norma de calidad del pan, con la que se pretende dar más seguridad al consumidor sobre un producto cuyo consumo ha bajado un 50 % en los últimos 20 años.

La normativa actualiza la vigente, de 1984, y su primer efecto es que habrá más diversidad de panes por los que se paga el IVA superreducido (4 %), ya que amplía la definición de "pan común" e incluye productos elaborados con harinas distintas a la de trigo.

Se ha limitado la cantidad de sal que debe tener el pan común -1,31 gramos por cada 100-, lo que adelanta lo que será una obligación a partir de 2022.

El consumidor tendrá, además, más seguridad sobre lo que adquiere, y por ejemplo, para que un pan se pueda llamar integral, tiene que tener el 100 % de las harinas con las que se ha elaborado de variedad integrales; si es sólo un porcentaje, habrá que indicarlo.

En la misma línea, para poder denominarse "multicereal" o "de masa madre" tienen que cumplir estrictamente con los requisitos de una norma que fue publicada en el Boletín Oficial del Estado del pasado 11 de mayo, fecha desde la que los productores de pan, fundamentalmente los industriales, han trabajado para adaptarse.

Esta norma de calidad ha sufrido cambios sustanciales respecto a su primer borrador y no ha suscitado unanimidad en el sector del pan industrial, muchas de cuyas enseñas se han visto obligadas a reformular recetas o dejar de usar determinadas denominaciones comerciales.