El paso de la crisis y la evolución demográfica han generado significativos cambios en la sociedad y la economía del Archipiélago y en la estructura de sus hogares. La última edición de la Encuesta de Ingresos y Condiciones de Vida de Canarias, elaborada por el Instituto Canario de Estadística (Istac) y referida al año 2018, muestra cómo los núcleos familiares de las Islas dependen en mucha mayor medida que antes de las transferencias sociales -prestaciones por desempleo, pensiones o ayudas, entre otras- y menos de los ingresos por trabajo.

Así, más de tres de cada diez hogares, el 35%, tienen como principal ingreso esas transferencias, una proporción que en 2007 era solo del 25%, mientras que los que dependen sobre todo del empleo y las propiedades han pasado del 75% al 65%. Esta realidad varía de forma considerable entre unas islas y otras. Las que registran un porcentaje más abultado de la población cuyo sustento está ligado de forma muy mayoritaria a las prestaciones son El Hierro y La Palma, donde casi un 40% de los hogares se encuentran en esta situación. A continuación figuran La Gomera, con un 37,5%, y Gran Canaria, con un 37,1%. Tenerife ocupa un lugar intermedio -33,5%-, en tanto que las islas más orientales arrojan los datos más bajos de hogares con ingresos procedentes de transferencias sociales -31,6% en Lanzarote y 26,4% en Fuerteventura-, nada de extrañar si se tiene en cuenta que son los territorios con una población menos envejecida y los que, hasta el deterioro que presentan desde hace unos meses, han experimentado un mejor comportamiento del mercado laboral durante la recuperación.

La brecha no es solo entre islas, sino también entre comarcas, y separa con claridad el norte del sur. Mientras que la zona septentrional de Tenerife exhibe un registro cercano al 40%, el sur apenas llega al 28%. La diferencia se da también en Gran Canaria, aunque es mucho menos llamativa: un 39,2% de dependencia de prestaciones en el norte y un 35,2% en el sur.

Pese a que Canarias ya ha recuperado -y superado- las cifras de ocupados que tenía antes de que estallara la crisis, no ha conseguido rebajar al mismo ritmo el volumen de parados, que sigue siendo superior en más de 40.000 personas al que había a finales de 2007. Esta resistencia del desempleo a reducirse, junto a la tendencia al envejecimiento de la población, parecen explicar que, pese a que datos como los ingresos disponibles por persona han mejorado, se incremente la proporción de hogares que dependen sobre todo de prestaciones sociales.

El nivel de ingreso disponible en los hogares se ha elevado de forma progresiva durante los años de la recuperación económica: alcanza los 1.907 euros mensuales y ya sobrepasa el que se daba en 2013 (1.619 euros), aunque sigue siendo inferior al que se registraba en los momentos en que la crisis todavía se larvaba (1.950). En el mismo periodo, en cambio, ha subido el ingreso disponible per cápita, de 670 a 753 euros.

La variación que ha experimentado la estructura familiar en estos once años es coherente con este dato. Los hogares son más pequeños que en 2007, con lo que su menor nivel de ingresos total se reparte entre menos miembros. Las parejas con hijos continúan siendo las mayoritarias, pero han perdido peso en relación al total, al pasar del 44% en 2007 al 36% en 2018. Por contra, los hogares compuestos por una sola persona ya son el 24%, frente al 19% del periodo precrisis, y se sitúan como el segundo tipo de familia más habitual. También crece la relevancia de las parejas sin hijos, que eran algo menos del 18% en 2007 y en la última encuesta ascienden al 22% del total.

El importe del ingreso social sube un 38%

Tanto el ingreso medio por trabajo como el derivado de las transferencias sociales han crecido en Canarias en el periodo transcurrido entre 2007 y 2018, aunque el segundo lo ha hecho con mayor fuerza.

Así, los ingresos por trabajo han pasado de 1.128 euros per cápita en los momentos previos al estallido de la crisis económica a 1.187 el año pasado, un incremento de algo más del 5%, según la Encuesta de Ingresos y Condiciones de Vida de los Hogares Canarios realizada por el Istac en ambas fechas (y también en 2004 y 2013, pero no en 2010, cuando el estudio no se elaboró por razones presupuestarias). Por su parte, los ingresos por transferencias sociales -prestaciones de desempleo, supervivencia, jubilación, protección a la familia, prestaciones por invalidez o minusvalía, becas de estudio, ayudas sociales, entre otras- se han elevado desde los 574 euros por persona de media en el año 2007 a 768 en 2018, lo que supone una subida cercana al 38%.

Las áreas metropolitanas de Tenerife (1.311 euros por persona) y Gran Canaria (1.245) presentan los valores más altos en lo que a los ingresos salariales se refiere, junto a la isla de La Palma (1.271), mientras que El Hierro registra el importe más reducido (1.053). No obstante, el mayor incremento ha tenido lugar en La Gomera (19,5% más) y La Palma (21,7%). La única isla que registra una cantidad más baja que en 2007 es Fuerteventura, donde los ingresos por trabajo han disminuido un 5,6%.

Las islas donde se producen los ingresos por prestaciones sociales más altos son Lanzarote (906 euros) y Fuerteventura (799), en tanto que el más reducido se da en La Gomera (661). En cuanto a la evolución durante la última década, los crecimientos más cuantiosos los han experimentado El Hierro, con un 53,4% más, y Lanzarote, con un 45,9%.