El desarrollo económico de África en los últimos años no se ha traducido en una mejora de las condiciones en el continente. Así lo indican los datos del informe Dinámicas de desarrollo en África: crecimiento, empleo y desigualdades, creado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y presentado por Casa África ayer en la sede de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) en Madrid. A pesar de ser uno de las regiones con mayor crecimiento del producto interior bruto (PIB), un 4,7% anual, el continente africano no ha vivido los cambios necesarios para mejorar sus condiciones de desarrollo. Una situación que se ha mantenido desde 2000 hasta 2017. El crecimiento del PIB africano solo está por detrás del de Asia, pero los datos incluidos en el documento indican que esto no se ha traducido en mayor bienestar para los ciudadanos.

Hasta ahora la OCDE presentaba anualmente un informe en colaboración con el Banco Africano de Desarrollo, pero este es el primero que realiza con el apoyo de la Comisión de la Unión Africana. Convirtiéndose en el primer informe macroeconómico que avala la propia Unión.

La proporción de empleo vulnerable en África es del 66%, lo que supone que 282 millones de trabajadores vivan en esta situación. Esta es una de las razones por las que es necesario aplicar nuevas estrategias para lograr alcanzar las aspiraciones de la Agenda 2063 que la Unión Africana ha establecido hasta 2023 y en donde se han propuesto una serie de medidas para el desarrollo del continente. La desigualdad es otra de las cuestiones más preocupantes de la región y no existe paralelismo entre el crecimiento del PIB y los indicadores de bienestar. A pesar del crecimiento la pobreza extrema sigue afectando al 35% de la población, es decir, a 395 millones de personas. Uno de los aspectos que facilitarían acaban con la pobreza del continente es la reducción de las desigualdades. Si el indice de Gini africano fuera igual al de Asia, la tasa de crecimiento habría sacado de la pobreza a 130 millones de personas más.

Impulso de la productividad.- El informe destaca, además, la necesidad de que las empresas impulsen su productividad para poder sostener las transformaciones estructurales y el crecimiento a largo plazo, destacando que las empresas africanas sufren un atraso respecto a la vanguardia de productividad en muchos sectores que sí absorben mano de obra. El informe apunta que es necesario profundizar en la integración regional, ya que la demanda de este comercio va en aumento. El informe calcula que antes de 2030 la demanda de productos alimentarios se triplicará. El documento subraya que las políticas públicas son la clave para mejorar los resultados en todas las materias pendientes y destaca la importancia de acelerar la transformación estructural.

La amplitud del continente provoca que las dinámicas de crecimiento, empleo y las desigualdades varíen de una región a otra. El crecimiento económico ha sido mayor en el este del continente gracias a una economía más diversificada. Los países del norte se enfrentan a una gran desempleo estructural y en áfrica central la creación neta de empleos es negativa en el sector formal desde 2015. Los índices de pobreza extrema cayeron 23 puntos porcentuales en áfrica del este y 12 en áfrica del oeste entre 1990 y 2013. Por otro lado, África del Sur es la región más desigual, aquí se encuentran seis de los diez países más desiguales en cuanto a los ingresos.

A pesar de las variaciones que se producen en cada región, el informe enumera diez acciones políticas generales para alcanzar los objetivos de desarrollo de la Agenda 2063. Las recomendaciones se centran en tres pilares fundamentales: el desarrollo económico sostenible, el desarrollo social y el desarrollo institucional. Entre las acciones globales destaca fomentar el crecimiento verde, expandir la educación, movilizar recursos naturales y fortalecer los vínculos entre la economía rural y la urbana. Al tener que adaptar las estrategias de crecimiento a cada región según su contexto, el informe también dedica un apartado a diseñar cuestiones a medida para las distintas zonas.

En el caso de África central el informe resalta la importancia de facilitar las inversiones nacionales y regionales en infraestructuras, especialmente en electricidad y transporte, además de fortalecer la recaudación fiscal y las políticas redistributivas. Guinea Ecuatorial es el país con mayor crecimiento de la región. En África oriental el mayor trabajo está en estimular la inversión por medios de medidas estructurales e institucionales e impulsar la productividad agrícola. También sería conveniente simplificar la regulación empresarial. En el este del continente Etiopía es el país con mayor crecimiento.

En el norte del continente el desafío está en invertir en sectores estratégicos para crear empleos de calidad para jóvenes y aumentar la cooperación entre los gobiernos locales y el sector privado. Otra de las medidas señaladas por el informe es la promoción de la flexibilidad en el lugar de trabajo para estimular la participación de las mujeres y adaptar la educación las necesidades del mercado de trabajo. En el norte de África, Mauritania es el estado con una mayor mejora en sus índices de crecimiento.

En la parte más sur el trabajo está en estimular el comercio intrarregional y continuar con los esfuerzos de reducir la pobreza, sobre todo en las regiones rurales. Mozambique es el país más avanzado. En cuanto a África occidental, el informe apunta la importancia de fortalecer los vínculos entre las regionales rurales y urbanas e invertir en la educación universal e impulsar el sector privado nacional prestando respaldo a los conglomerados empresariales. Ghana es uno de los estados con mayor desarrollo.

La presentación del informe corrió a cargo de Mario Pezzini, director del Centro de Desarrollo de la OCDE. Posteriormente tuvo lugar un debate en el que participaron el director general para África del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, Raimundo Robredo, y el embajador de Guinea Bissau en España, Paulo de Silva. Manuel Escudero, Representante Permanente de España ante la OCDE, fue el encargado de presentar las conclusiones finales. El acto contó con la presencia de Marta Blanco, presidenta de CEOE Internacional, José Segura, director general de Casa África y Cristina Serrano, directora general de Relaciones Económicas Internacionales.