La plena recuperación de la economía canaria es un hecho. Pero también lo es que hay sensibles diferencias entre la economía del comienzo de la década y la actual. La cara la representan los beneficios empresariales y las rentas de la propiedad, mientras que la cruz la sufren los sueldos de los trabajadores. Los primeros ganan terreno a los segundos, o lo que es lo mismo: el valor o el peso de los salarios en el PIB regional se ha reducido notablemente, y, por el contrario, ha crecido sensiblemente el de las llamadas rentas del capital. Llama especialmente la atención que la remuneración global de los asalariados no solo se haya devaluado respecto de las cifras del inicio de la década, sino que, además, esta haya empeorado también en los últimos años, en los que el número de ocupados ha aumentado con fuerza tras el largo período de crisis económica.

En 2010, cuando aún faltaban más de cuatro años para que Canarias empezara a salir de la crisis, el Producto Interior Bruto (PIB) del Archipiélago ascendía a casi 41.249 millones de euros. Tras tocar fondo en 2013, con poco más de 39.550 millones, el PIB de la Comunidad Autónoma se disparó definitivamente en 2017 y 2018, cuando superó por primera vez en la historia los 44.000 y los 46.000 millones de euros respectivamente. Es decir, las Islas nunca antes habían producido bienes y servicios por tanto valor como en la actualidad. Sin embargo, una cosa es la renta total de un territorio (y el PIB es renta) y otra distinta cómo se distribuye esa renta. Y lo cierto es que en Canarias hay quien ha ganado más y quien ha ganado menos.

En los 41.248,7 millones del PIB de 2010, unos 20.227,5 millones de euros correspondían a los salarios de los isleños. Así pues, los sueldos de los trabajadores, incluido el montante de las cotizaciones sociales, representaban un 49% (exactamente un 49,03%) de la renta regional. Por su parte, el excedente de explotación bruto y la renta mixta bruta (fundamentalmente los beneficios de las empresas, las amortizaciones de maquinaria y otros factores de producción, los beneficios de los autónomos y las rentas de los propietarios de inmuebles) sumaban entonces poco más de 17.375,6 millones de euros. Un 42,12% del PIB. Superada la crisis y en tiempos ya de recuperación, las cosas han cambiado.

El Instituto Nacional de Estadística acaba de publicar el dato del PIB autonómico del año pasado y el desglose de los componentes del de 2017, que por su complejidad tarda más en salir a la luz. Y las cifras son reveladoras. De los 44.502,7 millones de euros que produjo la economía canaria en 2017, algo menos de 20.665,5 millones corresponden a los salarios y casi 19.706, a las rentas del capital. De modo que los sueldos han crecido desde 2010 un 2,16%, mientras que los beneficios empresariales y las rentas de los dueños de inmuebles lo han hecho un 13,4%, seis veces más. Esta es la razón de que el peso o valor de los salarios en el PIB haya pasado de aquel 49,03% al actual 46,4%, justamente en sentido contrario a las rentas del capital, que no solo no bajan, sino que pasan del 42,12 al 44,28%.

Casi 34.000 empleados menos a jornada completa

Canarias tiene más ocupados que nunca. Se han superado ya los 900.000 en determinados momentos y actualmente son 892.500, según los datos de la última Encuesta de población activa. 2007, el año que marcó el antes y el después de la crisis económica, comenzó con 2.400 trabajadores menos de los que hoy hay en el Archipiélago. Y, sin embargo, había entonces casi 34.000 empleados más a jornada completa, un total de 803.500 frente a los 769.800 de ahora, exactamente 33.700 más. En otras palabras: el récord de ocupados no se ha conseguido en el número de ocupados a jornada completa, algo en lo que tienen mucho que ver la crisis, la polémica reforma laboral que aprobaron en dos tiempos el PSOE y el PP y, en definitiva, los cambios que ha experimentado desde entonces el mercado del trabajo.

De hecho, la evolución de la jornada parcial en el empleo ha discurrido en sentido contrario. Antes de la recesión, en los inicios de 2007, solamente había 86.600 canarios trabajando a jornada parcial, mientras que ahora hay 122.600. Es más, llegaron a superar los 135.000 en 2016. El cada vez mayor peso de este tipo de contrato es una de las señales más evidentes de la precarización del mercado laboral. Por un lado hay quienes se acogen a la máxima de que es mejor un trabajo, aunque sea a jornada parcial, que ninguno; pero por otro están los que hacen hincapié en el hecho de que la mayoría de este tipo de empleado en realidad desea trabajar a jornada completa. Sea como sea, lo cierto es que las retribuciones de estos puestos son bajas y en casos hasta muy bajas, algo que también corroboran los números del PIB.

No en vano, el fuerte incremento de la cifra de ocupados apenas ha tenido impacto en el volumen de los salarios, que pierden peso en el Producto Interior Bruto de las Islas. Entre finales de 2010 y finales de 2017 el volumen de ocupados creció un 15% (de 758.100 a 871.800), pero el peso de los salarios en el PIB solo lo hizo un 2,16%, siete veces menos.