El estudio El stock de capital en España y sus comunidades autónomas constata que la crisis económica no solo ha reducido la inversión pública en el país, sino que además la ha reorientado hacia actividades que antes no tenían tanto peso. "Invertimos ahora menos que en el pasado, pero también lo hacemos de forma diferente, y ambos cambios nos acercan a las pautas de los países más avanzados", concluyen los autores del trabajo de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE).

Así, las viviendas y el resto de las construcciones suponían antes de la recesión las dos terceras partes de la inversión total española, mientras que ahora no llegan a la mitad. Por contra, activos "más productivos" -maquinaria, tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y equipos de transporte- se han incrementado en cerca de veinte puntos porcentuales, en tanto que también han ganado peso en la inversión global los activos inmateriales (software e I+D, sobre todo), pese a que los niveles de inversión sean, en términos absolutos, menores que en el periodo anterior.

Según BBVA e IVIE, este cambio de perfil inversor preludia crecimientos futuros en la industria y los servicios privados en detrimento de la construcción y los servicios públicos.

La caída de la inversión durante la crisis ha hecho estragos en las infraestructuras públicas españolas y ha elevado su edad media, de tal manera que el 24% de ellas tiene más de veinte años de antigüedad. Canarias es una de las regiones más afectadas por esta situación. Prácticamente tres de cada diez infraestructuras -el 28%- supera las dos décadas de vida, según el estudio El stock de capital en España y sus comunidades autónomas, elaborado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE).

Solo tres regiones, todas ellas en el norte del país, tienen un parque de infraestructuras públicas más envejecido que el del Archipiélago. Se trata de Navarra, donde un 32% tiene más de veinte años de antigüedad, La Rioja, en la que la proporción se sitúa en el 31%, y el País Vasco, que acumula un 29% de infraestructuras con más de dos decenios de vida.

El análisis del BBVA y el IVIE muestra cómo el esfuerzo inversor de las administraciones se ha ralentizado o detenido durante la última década hasta hacer retroceder el stock de capital en servicios públicos y profundizar en el envejecimiento de las infraestructuras. El comportamiento "procíclico" de la inversión -intensa en fases expansivas y casi nula en las de crisis- explica que, en el conjunto del país, el volumen de infraestructuras con más de veinte años haya pasado del 14% del total en 2007 al citado 24% en 2016, producto del declive inversor que siguió a la llegada de las dificultades económicas. El desplome -que siguió a un periodo de auge iniciado en 1995- ha sido tan estrepitoso que la recuperación posterior no ha conseguido hacer despegar la inversión, que en 2017 todavía se encontraba en niveles muy inferiores -un 74% por debajo- a los que se registraban antes de la crisis. El esfuerzo inversor en relación al producto interior bruto (PIB) se sitúa en el 21%, cuando diez años antes era del 31%.

La afección de la falta de actuaciones de reposición sobre la edad media de las infraestructuras es evidente. La proporción de las que tienen más de dos decenios de antigüedad se ha elevado entre 2007 y 2015 en todas las comunidades y ciudades autónomas con una sola excepción -La Rioja, donde ha disminuido muy ligeramente-, con incrementos que van desde los 6,07 puntos de Cataluña a los 12,71 de Cantabria. Canarias, por su parte, no solo integra el grupo de las regiones con la dotación más envejecida, sino también el de aquellas en que más ha crecido, 11,69 puntos porcentuales, al pasar del 16,31 que registraba en los momentos inmediatamente anteriores al 28% de 2015, último año del que ofrece datos el estudio.

Las infraestructuras públicas más envejecidas en el Archipiélago son las viarias y las hidráulicas. En el primer aspecto, Canarias ocupa el segundo lugar del país en proporción de infraestructuras de carreteras con más de veinte años -el 35% del total, 19 puntos más que en 2007-, solo por detrás de Navarra. Respecto a las hidráulicas, el 34% que tiene más de dos décadas supone la cifra más elevada del país y supera en cerca de diez puntos la que se daba antes de que explotara la crisis. Estos dos tipos de infraestructuras han sido las más perjudicadas por la paralización e incumplimientos de los convenios entre el Estado y la Comunidad Autónoma y, de hecho, siguen siendo objeto de fricciones entre el Gobierno canario y Ejecutivo central, que aún no ha pagado la deuda del acuerdo de carreteras -reconocida por los tribunales- ni ha firmado el primer convenio de obras hidráulicas, sino solo el protocolo previo.

Canarias tiene, además, el cuarto porcentaje más elevado de infraestructuras portuarias con más de veinte años, el 26%, superior en algo más de cinco puntos al de 2007. En las aeroportuarias ostenta una posición similar, la quinta del país, con más de un 16% por encima de las dos décadas de vida, casi cinco puntos más que antes de la crisis. Finalmente, en lo que se refiere a las infraestructuras urbanas de las corporaciones locales -unas de las que han envejecido en mayor medida desde 2007 en el conjunto de España-, el 22% que contabilizan las Islas representa la novena proporción más alta del mapa autonómico español.

La inversión baja pero también cambia