Neuchâtel es una pequeña ciudad suiza, situada a orillas del lago del mismo nombre y cercana a la frontera con Francia, en la que la vida transcurre con tranquilidad. En su economía, sustentada durante siglos en la agricultura, ha adquirido un peso cada vez mayor la industria. La multinacional tabaquera Philip Morris es la mayor empleadora de la zona, donde desarrolla una actividad que va más allá de la mera fabricación. En El Cubo, una moderna construcción en cuya fachada acristalada se reflejan el cielo y las aguas del lago, lo que impera es la ciencia. Un equipo de más de 400 investigadores -científicos e ingenieros- idea soluciones alternativas que reduzcan el riesgo mediante tecnologías que dan un nuevo significado a la palabra fumar, puesto que no es humo lo que emiten, sino vapor, y no sueltan ceniza, aunque sigan conteniendo tabaco o nicotina.

Esa misma fijación por la ciencia es la que Philip Morris Internacional (PMI) quiere que determine las decisiones que adopten las administraciones a la hora de regular estos productos. La multinacional estadounidense celebró el pasado jueves en Neuchâtel la jornada Technovation, en la que mostró a medios de comunicación de varios países los avances en la generación de productos de riesgo reducido -en especial el dispositivo de tabaco calentado- y expuso las bases de la campaña Unsmoke, con la que pretende erradicar del planeta el humo y los cigarrillos, un objetivo que puede parecer extraño tratándose de una empresa tabacalera.

"Las decisiones deben basarse en la ciencia, no en las percepciones", afirmó, durante su intervención en la jornada, el biólogo molecular español Ignacio González, que forma parte del plantel de investigadores de PMI. ¿Y qué es lo que dice la evidencia científica respecto al IQOS? Este producto no quema el tabaco, sino que lo calienta, partiendo del principio de que es la combustión, y no la nicotina, la que libera la mayor parte de las sustancias tóxicas. Los estudios llevados a cabo por la compañía avalan esta premisa y concluyen que el riesgo asociado a los componentes químicos dañinos desciende un 95%, un resultado similar al obtenido por la mayoría de verificaciones independientes realizadas. Eso no significa, advirtió González en reiteradas ocasiones, que el riesgo no exista -"la nicotina es adictiva", recordó el científico-, aunque sí convierte este producto en una alternativa para quienes no pueden o no quieren dejar de fumar.

La regulación, hasta el momento, es muy heterogénea. El paso más relevante se ha dado hace muy poco. El regulador estadounidense, la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos), ha autorizado IQOS en el país, asumiendo que los componentes tóxicos que lidera son significativamente más bajos que los del cigarrillo convencional y que puede convertirse en un instrumento útil para que los fumadores abandonen el cigarrillo. Además -en consonancia con el mensaje de PMI de que IQOS no está destinado a los no fumadores -, la agencia ve "probable" que sean "pocos" los usuarios que no fuman tabaco que opten por empezar a utilizarlo, "incluidos los jóvenes". Aun así, ha impuesto restricciones para evitar el acceso de la población juvenil.

La decisión de la FDA suma a EEUU a los cerca de cincuenta mercados de todo el mundo donde se comercializa el dispositivo de tabaco calentado y, según Philip Morris, ha sido la primera en establecer un marco regulatorio en el que prima "el enfoque basado en la ciencia". PMI celebra que ahora las cosas estén cambiando. La Unión Europea "está trabajando en este sentido", en tanto que países como Reino Unido, Italia o Rusia "están dando la bienvenida a estos productos". No obstante -como indicó el director global de Comunicación de la compañía, Tommaso Di Giovanni-, la mayoría de las regulaciones se definieron en los años 70 y 80, lo que explica que "no encajen en los productos que no queman el tabaco".

El afán de Philip Morris por desarrollar este tipo de productos la ha convertido en una empresa puntera de tecnología e I+D, algo de lo que dan testimonio algunos datos. Es la única tabacalera que se ha colocado entre las primeras cien solicitadoras de patentes de la Unión Europea (ocupa el puesto 58), ya se le han concedido más de 4.600 patentes y tiene pendientes aproximadamente 6.300 más y cuenta con 340 publicaciones en revistas científicas de revisión por pares. Todo ello ha sido producto de invertir 4.500 millones de dólares en investigación y desarrollo desde 2008.

Un 'viaje' accidentado que ha llegado a puerto

El camino para obtener un producto de tabaco calentado con las características necesarias de reducción del riesgo y atractivo para el fumador ha sido largo. "Ha sido un viaje bastante accidentado, pero cuanto más difícil es el reto mayor es el éxito", señaló Luca Rossi, director de Investigación de Producto de Philip Morris.

IQOS, cuya última versión es el IQOS 3, constituye la primera de las cuatro plataformas -así las denomina la compañía- con las que la Philip Morris ofrece alternativas de riesgo reducido frente al cigarrillo convencional. Sus antecedentes estuvieron en el mercado entre 1998 y 2006, sin que en este periodo obtuvieran "una aceptación total por parte del consumidor". Se trataba de aparatos grandes, pesados y con un dispositivo de calentamiento externo que los dotaba de escasa eficiencia energética.

Todo ello ha cambiado con IQOS, en el que se empezó a trabajar en 2003. Más pequeño y ligero, el producto estrella de esta gama de la tabacalera permite, destacó Rossi, una experiencia sensitiva "consistente", clave para que los fumadores que no quieren dejar de serlo dejen de lado el cigarrillo y opten por esta alternativa con la que se busca aminorar el daño.