La economía canaria se comportará este año peor que en los cuatro anteriores ejercicios pero será capaz de seguir creciendo. Y crecerá con el empleo en los actuales niveles. Ni se crearán ni se destruirán puestos de trabajo. A finales de año, el mercado laboral estará en cifras prácticamente idénticas a las del cierre de 2018. Es decir, "no se creará empleo neto", tal como avisó ayer la patronal en la presentación de su informe de perspectivas al término del primer trimestre del año.

La CEOE-Tenerife calcula que el Producto Interior Bruto (PIB) se incrementará en 2019 un 1,2%, de modo que mantiene la previsión de los últimos meses. El actual ejercicio será así el sexto consecutivo de crecimiento económico, aunque también será el de menor crecimiento desde 2014. Ese año, cuando las empresas y los hogares comenzaron a vislumbrar una luz al final del largo túnel de la crisis, el PIB aumentó por primera vez desde 2011 un leve 0,7%. Una subida que se consolidó en el período 2015-2018. La economía regional creció en cada uno de esos cuatro ejercicios un mínimo del 3,3% e incluso se llegó a superar el 4% en 2017. Este año, sin embargo, la desaceleración es evidente. "El coche sigue moviéndose, pero si hasta ahora circulaba a 120 kilómetros por hora, en estos momentos lo hace a 90, y hay que tratar de que no acabe yendo a solo 30 o 40", explicó el presidente de la patronal tinerfeña, José Carlos Francisco.

No obstante, la preocupación en la patronal no está tanto en la actual desaceleración de la economía como en que se sea capaz de actuar para que la situación no empeore. Los datos del informe que elabora la consultoría Corporación 5 y esponsoriza la entidad financiera Cajamar son el resultado de la atonía de la economía europea y también, puntualizó Francisco, de una incertidumbre política que se alarga más de lo deseado. El representante de los empresarios recordó que a la inestabilidad política nacional, con un Gobierno en minoría y ahora también en funciones, se suma la doble cita electoral y, por tanto, las dudas de los potenciales inversores sobre el color político del próximo Ejecutivo, lo que marcará su hoja de ruta económica. "Ya no se trata solo de lo que se hace, sino de lo que se dice que se va a hacer", ahondó Francisco, que puso como ejemplos de la mayor incertidumbre que genera la cita con las urnas los anuncios "de que se quiere reformar la reforma laboral" y de subidas de impuestos. "Todo contribuye a un clima en el que no creemos que España crezca más de un 1,8% ni que Canarias lo haga más allá de ese 1,2%", enfatizó.

En este contexto, ni el turismo ni el comercio están en condiciones de tirar aún con más fuerza de la economía del Archipiélago. El turismo, principal motor de las Islas, da trabajo a 100.000 personas más que en los años de crisis, pero está experimentando caídas del número de visitantes extranjeros y del volumen de pernoctaciones que no son preocupantes por los ejercicios de récords acumulados pero que sí evidencian que el sector no puede ir a más. Y el comercio también parece haber alcanzado su tope, ya que "ni aporta ni destruye", expuso José Carlos Francisco. La industria, por su parte, no tiene el suficiente peso como para exigirle que tome el relevo, de modo que a la patronal le queda confiar en que la construcción contribuya cada vez más. Pero el ladrillo viene de la depresión en que lo sumió la crisis, con lo que la mejora todavía no da para compensar el parón del resto de sectores.

Todo lo anterior está detrás de la ralentización del ritmo de creación de empleo, un ritmo que se detendrá totalmente este año. En consecuencia, el PIB se incrementará pero no la cifra de ocupados. La razón de esta aparente paradoja está en uno de los datos más positivos a los que agarrarse en la actual coyuntura: el de la productividad. La economía logrará generar más renta (prestar más servicios y producir más mercancías) con la misma mano de obra. La productividad mejorará así alrededor de un 1,2%, el mismo porcentaje en que lo hará la economía, dado que el empleo se mantiene. La patronal apuntó que una de las causas de ese estancamiento (en el primer trimestre del año se destruyeron 800 puestos de trabajo privados en términos interanuales por primera vez desde 2013) es la subida "unilateral" del salario mínimo.

Francisco insistió también en el proceso de empobrecimiento relativo que las Islas vienen sufriendo desde 2010. Desde entonces, la riqueza media (el PIB per cápita) se aleja cada vez más de la cifra nacional, hasta el punto de que el Archipiélago es la única autonomía que aún no ha recuperado los niveles de riqueza de 2007, el año en que estalló la crisis. "Esta es la asignatura pendiente", recalcó el presidente de la patronal, que dijo que el "gran reto" de los próximos años es lograr que el PIB per cápita vuelva a acercarse a la media estatal: "Ese debe volver a ser el principal objetivo".