"Pequeñas contribuciones hacen que las cosas cambien". Eduardo González, doctor en Ingeniería Química por la Universidad de La Laguna (ULL) y profesor en la escuela de Arquitectura Técnica de la institución, está convencido del papel que debe desempeñar la academia para responder a los problemas de la sociedad de la que forma parte. La dificultad de encontrar una salida a los residuos que se generan en el territorio insular es uno de los principales retos que afronta Tenerife y, en general, Canarias. Este investigador y el grupo que encabeza han desarrollado una de esas pequeñas aportaciones con la intención de solucionar una parte del problema: un tipo de hormigón que incluye un material procedente del reciclaje de frigoríficos que hasta ahora se acumulaba en los complejos ambientales y que, de esta manera, no terminará en ningún vertedero.

La espuma de poliuretano es un material que se encuentra en las neveras y que, una vez sometido a un proceso para convertirlo en pellets (pequeños gránulos en forma cilíndrica), ha sido incorporado a la fabricación de hormigones no estructurales, aquellos que no soportan las cargas del edificio pero pueden ser empleados como elementos del cerramiento de la vivienda (paredes exteriores y último techo). Su integración en la mezcla reduce el uso de picón, aumenta la superficie útil de la construcción al exigir un menor espesor de cerramiento y, sobre todo, mejora el aislamiento térmico del edificio.

Su contribución a la economía circular -al evitar que el residuo acabe en un vertedero- y ese avance en las condiciones de confort de la edificación son los principales valores de esta innovación. Eso sí, la producción de la espuma de poliuretano es limitada, por lo que González advierte de que nadie debe pensar en que el resultado de estas investigaciones pueda terminar, "ni mucho menos", con el problema de la escasez de áridos para la construcción en la Isla.

La patente -presentada por la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) de la ULL- es la última etapa de un camino que empezó en 2014 como parte de un proyecto del plan propio de investigación de la Universidad lagunera. Sus participantes entraron en contacto con la empresa Ewaste, que gestiona la primera planta de tratamiento de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos del Archipiélago, y que tenía acumulados y separados los pellets de poliuretano, a los que no había logrado encontrar salida.

Ahí empezaron los ensayos para incorporar el material al hormigón hasta dar con la mezcla que tuviera la resistencia necesaria. Este proceso terminó llevando a la conclusión de que era preferible una mezcla "intermedia", más "fácil de trabajar" y que garantizara, al mismo tiempo, la solidez suficiente, que aporta el picón, y un significativo incremento -hasta un 38%- de las propiedades del hormigón como aislante térmico, derivado de la introducción de los cilindros de poliuretano.

Las pruebas -que se desarrollan en colaboración con el Servicio de Laboratorios y Calidad de la Construcción del Gobierno de Canarias- han permitido contar con un primer prototipo de bloque que ha corroborado que el nuevo hormigón puede ser integrado en líneas de producción industrial de prefabricados. Ahora se centran en determinar su comportamiento acústico. La transmisión del sonido desde el exterior a un recinto de un edificio o entre dos recintos constituye un aspecto "mucho más complejo", indica González. "Necesitamos tiempo y ensayos, porque queremos una respuesta sólida que confirme nuestra hipótesis de manera contundente", añade el investigador. El método científico -explica- impone unos tiempos que en ocasiones resultan difíciles de entender por parte de la sociedad, pero que son irrenunciables para que el resultado final cuente con las necesarias garantías.

Con ese ritmo necesariamente pausado que exige el rigor, las pruebas continúan por buen camino. Si el resultado final es, como parece, satisfactorio, Canarias habrá dado un pequeño paso hacia ese objetivo de que las cosas cambien.

las claves

El material. La espuma de poliuretano es un material que se encuentra en los frigoríficos y al que no se le había encontrado salida para su reciclaje y reutilización. Tras extraerlo de los aparatos, es procesado para extraerle el gas y queda en forma de gránulos cilíndricos llamados pellets.

El prototipo. La inclusión de los pellets en el hormigón reduce el uso de picón y aumenta el aislamiento térmico de la vivienda. Los investigadores han obtenido un prototipo con una mezcla intermedia que ofrece suficiente resistencia.

Valor medioambiental. Los principales valores del nuevo hormigón están relacionados con sus ventajas medioambientales y capacidad de aislamiento térmico. La limitada producción de poliuretano no permite pensar que pueda ser una solución la escasez de áridos en la Isla.

Acústica. Las pruebas en laboratorio continúan. Ahora se centran en determinar la capacidad de aislamiento acústico del material.