La energía fotovoltaica, estancada desde hace años en Canarias, está en condiciones de dar un salto si se materializa al menos una parte de los 96 proyectos que esperan por la preceptiva autorización administrativa del Gobierno regional. La potencia que suman entre todos ellos se acerca a los 330 megavatios (MW) -327,9, en concreto-, casi el doble de la que se encuentra instalada en la actualidad, unos 167 MW en 2018.

La gran mayoría de los proyectos de plantas solares fotovoltaicas pendientes de autorizar se encuentra en Gran Canaria: 81, con una potencia total de 237,8 MW. Otras ocho solicitudes corresponden a Fuerteventura, y aportarían 36,3 MW. Finalmente, en Tenerife hay siete proyectos en trámite, con una potencia de 53,8 MW. La instalación de esta nueva potencia renovable está condicionada al cumplimiento de los requisitos por parte de los promotores y a la posterior autorización administrativa.

El consejero de Economía e Industria del Gobierno regional, Pedro Ortega -cuyo departamento tramita las solicitudes-, confía en que la segunda convocatoria de subvenciones que el Ministerio de Transición Ecológica prevé sacar este año, y que debe incluir una parte de energía fotovoltaica, dé un impulso a esta fuente renovable. "Al sistema le vendría muy bien que se aumentara la cantidad de energía fotovoltaica", señaló Ortega a este periódico en una reciente entrevista.

Este nuevo cupo convocado por el Estado aportaría, según los cálculos del Ejecutivo regional, un 5% más de potencia sostenible instalada que, unido a la incluida en la convocatoria eólica actualmente en trámite, elevaría hasta el 30% el total de potencia renovable en el Archipiélago y acercaría el objetivo de llegar al 45% en el año 2025.

La fotovoltaica era mayoritaria en Canarias entre las energías limpias hasta hace solo tres años. La resolución del concurso eólico de 2007 y del cupo específico para las Islas lanzado por el Estado en 2016 ha puesto en cabeza a la procedente de aerogeneradores y, además, ha permitido que la potencia renovable instalada haya pasado del 10% al 20%.

La parálisis de la solar fotovoltaica parece estar tocando a su fin al calor del considerable descenso de los precios que ha experimentado esta tecnología y de la flexibilización del autoconsumo, cuyo último hito es el decreto aprobado este mismo mes por el Consejo de Ministros que facilita la instalación y establece una compensación por los excedentes de energía vertidos a la red.

"Hay que tener en cuenta que en Canarias era mucho más cara y que la ocupación del suelo era complicada", explica el consejero de Economía cuando se le pregunta por la nula evolución que ha registrado la fotovoltaica en los últimos años. Ortega destaca el papel de la Ley del Suelo de Canarias, aprobada en 2017, para que la Administración pueda dar vía libre a proyectos de renovables de interés estratégico al margen de lo que determine el planeamiento.

La expansión que vive la fotovoltaica también ha alcanzado al sector hotelero. Ashotel, la patronal turística de la provincia de Santa Cruz de Tenerife, anunció a comienzos de este mes que proyecta promover un parque solar del que se puedan abastecer los establecimientos alojativos. La cada vez más acentuada conciencia medioambiental de los potenciales turistas los disuade de efectuar grandes desplazamientos por sus efectos sobre la atmósfera. Crear una imagen de marca sostenible puede, según los empresarios, equilibrar la balanza y atraer a este visitante sensibilizado con el entorno.