Como toda disciplina académica tiende a evolucionar con los nuevos tiempos, con el auge de la tecnología los profesionales del Derecho tienen el reto de adaptarse a los cambios y renovar constantemente sus conocimientos para adaptarse a innovadoras prácticas jurídicas.

En este sentido, el marketing jurídico irrumpe la escena y modifica la estructura tradicional en todo bufete, puesto que los requerimientos del mercado generan la necesidad de que un profesional sea proactivo para ampliar su cartera de clientes potenciales.

Con la intención de innovar, los abogados deben apropiarse de la tecnología, a los fines de mantenerse y avanzar en la industria legal, en sintonía con los nuevos hábitos de los consumidores de Internet. Ante este panorama, es recomendable informarse sobre las tendencias que más prevalecen en el sector y apropiarse de ellas para no quedarse anclados en el pasado.

Alternativas digitales

A los fines de agilizar el procesamiento de documentos, se ha diseñado una serie de herramientas nuevas, como el software especial para asesores jurídicos, con la intención de que puedan agilizar el papeleo y gestionar su negocio sin contratiempos.

Adicionalmente, como toda empresa, los bufetes no deben quedar relegados a una práctica tradicional. Está demostrado que las firmas más prestigiosas han incrementado su presencia en la red, haciendo uso del marketing de contenidos para darse a conocer y atraer un mayor porcentaje de clientes.

Con relación al perfil profesional, los abogados han encontrado en Linkedin una excelente red social para ofertar sus servicios y proyectar su experiencia. Por otro lado, de acuerdo con las estadísticas, aparte de software especializados, muchos han comprendido la importancia de almacenar información confidencial en la nube, debido a que aporta más seguridad y privacidad.

Pilares esenciales de la profesión

Más allá de las tendencias digitales, hay una serie de pilares fundamentales de la profesión que únicamente se fortalecen con la práctica y con la experiencia, puesto que en la universidad no enseñan a ciencia cierta estrategias para mantenerse en el mercado laboral.

El primero se sustenta en afianzar las relaciones públicas, mientras se profundiza el conocimiento sobre otros idiomas y la cultura general sobre temas de interés internacional. El nivel que se tenga para desenvolverse en un entorno económico es determinante, aparte de la creatividad para el diseño de estrategias que permita la captación de nuevos clientes.

Anticiparse a los hechos y saber aprovechar las oportunidades es crucial, debido a que las personas buscan en un abogado a un profesional de confianza que les ayude a crecer y a blindar sus proyectos, ofreciendo soluciones para cada decisión, sin dar pasos en falso.

Conocimientos

El desarrollo e impulso de la carrera estará sujeto a la especialización, debido a que los clientes acuden a las grandes empresas en busca de los mejores expertos que cuenten con la pericia necesaria en determinada área, bien sea en Derecho Mercantil, Laboral o Procesal Penal.

Quienes trabajen en una compañía privada, deben desenvolverse de tal manera que les permita captar la mayor cantidad de clientes, ya que de ello depende que obtengan una mayor remuneración y una promoción en su puesto de trabajo.

De igual modo, la globalización hace que las empresas busquen asesores legales dispuestos a internacionalizar sus servicios, ampliando su radio de acción a otros países para conformar bufetes globales, aptos para sostener alianzas exclusivas con otros despachos.

Habilidades

Tratando de reforzar ese vínculo con los clientes, es necesario que un abogado refleje la calidad en sus servicios, por ello, resulta oportuno emplear técnicas de inteligencia emocional y de comunicación efectiva, destinadas a incrementar el nivel de empatía y la tolerancia a la frustración.

El valor agregado que le otorgue a la resolución de cada caso convertirá a un abogado en un aliado esencial de los negocios, al ser eficiente, estratégico, organizado, astuto y aportar diversas soluciones para que el cliente esté satisfecho.

Con los conocimientos necesarios en estos ámbitos, un buen profesional sabrá cómo sacarle el máximo provecho a su aprendizaje, ganando prestigio y reconocimiento por encima de la competencia para proyectar su marca personal y crear su propio emporio jurídico.