El Pergamino de Clío
La cicuta
La muerte por cicuta era agonizante, pero los griegos la denominaban «la muerte dulce»

La cicuta / El Día
La cicuta es una hierba muy parecida al perejil y es una de las plantas más venenosas que se pueden encontrar entre la flora ibérica. Tiene un olor muy desagradable, como a huevo podrido y se puede encontrar en jardines urbanos, también en cunetas, caminos o parques. Suele encontrarse en lugares que presentan un clima templado y existen dos variedades, la Cicuta maculatum y la Cicuta viriosa.
Como suele ocurrir en herbología, el uso de cualquier planta en pequeñas cantidades, por venenosa que sea, puede servir como remedio para alguna dolencia. Sin embargo, si se emplea en grandes dosis resulta mortal. Los griegos supieron moderar su efecto hasta poder aplicarla con fines medicinales. Usaban las semillas de la cicuta trituradas y dejaban secar el producto al sol para luego utilizarlo como ungüento para eliminar afecciones cutáneas como los herpes.
La muerte por cicuta era agonizante, pero los griegos la denominaban «la muerte dulce», por eso actualmente los historiadores creen que es posible que, aunque el principio activo del veneno fuese la cicuta, el brebaje también podría haber contenido algún narcótico, posiblemente opio. El veneno provoca un dolor de cabeza intenso, náuseas, mareos y diarrea. El cuerpo se va paralizando lentamente y se pierde la visión. La muerte se produce por un paro respiratorio después de tres o cuatro agonizantes horas.
La primera referencia escrita que se ha encontrado de la cicuta aparece en la comedia de Aristófanes Las ranas (405 a.C.). En ella, Dionisio pregunta cuáles son las vías para alcanzar el Hades y Heracles propone la cicuta.
Plinio y Dioscórides hablaron en el siglo I a.C. de la cicuta como Koneion. Según Dioscórides «la cicuta engendra vahídos de cabeza, y de tal suerte ofusca la vista que no ve nada el paciente. Le sobrevienen zollipos, se le turba el sentido, se le hielan las partes extremas y finalmente se le ataba el anhélito y así viene a ahogarse pasmado». También dijo que «La hierba y la cabellera, majadas, en forma de cataplasma sobre los testículos son beneficiosas para los que tienen poluciones nocturnas. Aplicadas como emplasto relajan el miembro viril y extinguen la leche. Impiden que crezcan los pechos de las doncellas y debilitan los testículos de los niños».
El venenoso brebaje se conoció como «veneno de Estado”. Durante el régimen de los Treinta Tiranos, ejecutaron con cicuta a Terámenes, un miembro del gobierno que se atrevió a retar al líder Critias.
El caso más conocido de muerte por cicuta en la Antigüedad es el del filósofo Sócrates (470 a. C.-399 a. C.). Los atenienses le juzgaron por impiedad. El texto de la acusación decía: «Presenta denuncia bajo juramento Meleto, hijo de Meleto, del demo de Pitto, acusando a Sócrates, hijo de Sofronisco, del demo de Alópece: Sócrates comete el delito de no reconocer a los dioses en que cree la ciudad, e introduce nuevas divinidades. También delinque corrompiendo a los jóvenes. Pena solicitada: la muerte».
El delito de impiedad (asébeia) se había introducido durante la guerra del Peloponeso. El acusador, Meleteo, actuaba en nombre de Licón y Ánito, políticos demócratas de Atenas. La ejecución de los condenados a muerte solía ser inmediata, pero en el caso de Sócrates se demoró un mes ya que el juicio había coincidido con las fiestas Delias en honor a Apolo. Durante este tiempo, los amigos del filósofo pudieron visitarle. Entre ellos se encontraba Jenofonte y Platón quienes le propusieron fugarse aprovechando las fiestas, pero Sócrates no quería que se pudiese pensar que sus acusadores tenían razón, así que terminó bebiéndose la cicuta.
Suscríbete para seguir leyendo
- El millón del Euromillones cae en Tenerife
- Nace un colectivo ante el enfado vecinal con el servicio de guaguas en La Laguna
- Cierra el restaurante Bollullo Beach tras años de lucha con la administración
- El Gobierno disuelve la Cofradía de San Andrés por falta de pescadores
- Grave un joven tras salirse de la carretera en el sur de Tenerife
- Guerra contra el transporte irregular en el aeropuerto Tenerife Sur: Granadilla refuerza los controles en la terminal
- Rosa Dávila: “Dejar de circular a ciegas por la TF-1 y la TF-5 es una prioridad”
- Un turista británico abre un debate social sobre el coste de vida en Canarias: ¿paraíso low-cost o espejismo turístico?